Enfado generalizado por las tropas ruandesas en el Congo R.D.

23/01/2009 | Crónicas y reportajes

La decisión del presidente Joseph Kabila, de permitir a las tropas ruandesas entrar en el este de la República Democrática del Congo, para participar en unas operaciones militares conjuntas, con el propósito de deshacerse de las milicias armadas que operan en la región ha desatado el enfado y la aprensión por todo el país.

La decisión indignó al portavoz de la cámara baja, Vital Kamerhe, quien dijo que el presidente no había informado al Parlamento de la “grave” decisión de permitir a las tropas asociadas a antiguas atrocidades, volver a entrar en el país.

Kamerhe añadió que estaba preocupado por la el estado de ánimo de la población congoleña, que acaba de salir de una época traumática a manos de los ruandeses”, quienes por dos veces han invadido el país vecino, mucho más grande, en los años 90, para respaldar a los rebeldes locales.

“Es muy difícil comprender las razones exactas de Kabila, pero lo que sí es seguro es que está asumiendo un enorme riesgo político”, señaló un diplomático en Kinshasa.

Las operaciones conjuntas se planearon evidentemente para erradicar a la milicia hutu ruandesa que ha sido el centro de la inestabilidad en la región durante la última década, las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda, FDLR.

Es la segunda vez en pocos meses que Kabila, cuyo ejército ha sido incapaz de hacer frente a los asaltos de los rebeldes en el este del Congo R. D. en octubre, ha recurrido a la violencia de los estados vecinos para expulsar a los grupos armados que se refugian en la región.

En diciembre, sus fuerzas, junto con las de Uganda y Sudán, lanzaron una ofensiva contra los escondites del Ejército de Liberación del Señor, LRA ugandés, en el extremo norte, permitiendo la entrada de miles de soldados ugandeses en la provincia oriental.

Ahora, tan sólo dos días después de la operación con Ruanda, la ONU, los grupos de Ayuda y los civiles, han expresado su preocupación sobre el giro que podría tomar la situación para empeorar, apuntando que las represalias contra el LRA, que según la ONU han resultado con la muerte de cientos de civiles desarmados y desprotegidos, de la zona.

“Si los ruandeses se quedan más de 15 días, o si se producen masacres de civiles, será catastrófico para Kabila”, señala el diplomático, añadiendo que el presidente necesita poner en marcha una campaña de información para calmar la preocupación pública. “No va a hacérselo tragar así como así, y ya está”, asegura.

Tratar con Ruanda es peligroso por varias razones.

Kigali ha apoyado las tres rebeliones que se han producido en su gigante país vecino, desde 1996, la primera de las cuales derrocó al dictador Mobutu Sese Seko.

La memoria todavía está reciente en el este del Congo, por las atrocidades cometidas, relacionadas con las fuerzas ruandesas, étnicamente diferente a la población local.

Pero la decisión todavía puede ser considerada un golpe maestro de Kabila, que llegó al poder en las elecciones de 2006.

El acuerdo alcanzado en diciembre, efectivamente garantiza la asistencia mutua para deshacerse de los peligrosos y perniciosos grupos rebeldes de uno y otro, cuya presencia en el este del Congo, rico en minerales, ha hecho inútiles los esfuerzos internacionales para alcanzar la paz durante años.

A cambio de su cooperación en la misión de erradicar al FDLR, Kinshasa ha obtenido el apoyo de Kigali para el desmantelamiento del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, CNDP, movimiento liderado por Laurent Nkunda, un tutsi cercano al régimen de Kigali.

“La rapidez del giro en las alianzas es impresionante”, asegura el diplomático.

Una fuente de la ONU asegura que el principal objetivo de Kabila es “la eliminación de Nkunda y volver a controlar su cuartel general, Rutshuru.
Una vez que la operación militar esté terminada, según esta fuente, el gobierno podrá crear una nueva entidad administrativa para los de etnia ruandesa, tanto hutus como tutsis, que vivan en el Congo R.D.

La zona buffer resultante dará a Kigali un grado de seguridad sin precedentes, por su frontera oeste, así como impulsará la producción de la rica provincia en recursos minerales.

La fuente de la ONU está de acuerdo con que Kabila está asumiendo un gran riesgo, “necesita la cabeza de Laurent Nkunda para apaciguar a la opinión pública, y que la bandera congoleña hondee en Rutshuru, en lugar de la bandera del CNDP”.

(News 24, Suráfrica, 23-01-09)

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