Hace 60 años Ghana y Malasia eran ’gemelas’. después, el país asiático dejó a su «hermano» africano muy atrás. ¿Qué ocurrió?

25/01/2017 | Crónicas y reportajes

Hace una semana, Nana Akufo-Addo se convirtió en el nuevo presidente de Ghana, tras derrotar al actual titular, John Mahama, en las elecciones de diciembre. Akufo-Addo ha convertido reparar el panorama económico del país africano en su principal objetivo.

Durante la campaña, el Nuevo Partido Patriótico (NPP), liderado por Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, prometió que su gobierno construiría una fábrica en cada uno de los 216 distritos de Ghana como parte de los planes para industrializar y transformar la economía.

Es muy posible que Akufo-Addo, en efecto, mejore significativamente la economía de Ghana, aunque ciertamente no construirá una fábrica en cada uno de los 216 distritos del país.

Cuando Ghana consiguió su independencia hace 60 años, parecía que no tendría que hacer demasiado esfuerzo para ponerse al día. Sin embargo, no fue el caso. ¿Qué ocurrió? Nikita Singla explica los caminos divergentes de desarrollo económico adoptados por Ghana y Malasia, dos países que solían compartir numerosas similitudes estructurales:

Nos podríamos haber referid a Malasia y Ghana como gemelos idénticos hace apenas cinco décadas. Hoy en día, sin embargo, una simple comparación entre los dos sorprendería a cualquiera.

Tanto Malasia como Ghana se independizaron de Gran Bretaña en 1957 y se mantuvieron hombro con hombro en lo relativo a su situación económica y recursos humanos y naturales.

Y hoy, aunque no se debe tomar al pie de la letra, ciertas fuentes que si Malasia fuera nuestro hogar en lugar de Ghana, usaríamos 18 veces más electricidad, viviríamos nueve años más, ganaríamos cinco veces más, seríamos 72% menos propensos a estar desempleados, y podríamos consumir 7.5 veces más aceite, entre muchos otros privilegios.

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La gran pregunta es ¿a qué se deben estas diferencias?

Cuando ambas eran colonias británicas, Malasia y Ghana tenían un sistema político similar al británico. No obstante, poco después de obtener la independencia, los sistemas políticos y económicos de ambos países experimentaron un cambio considerable.

Al principio, el PIB de Ghana era ligeramente superior al de Malasia y Malasia estaba muy marcada por tensiones étnicas internas. Se esperaba que Ghana tuviera un mejor despegue, pero algo cambió en el camino.

Las tendencias del crecimiento del PIB muestran el panorama económico muy claramente. Las tasas de crecimiento han sido muy positivas para Malasia, con algunas recaídas como la crisis financiera asiática de 1999 y la recesión económica mundial de 2001.

Una Ghana errática

Por otra parte, las tasas de crecimiento en Ghana han sido mucho más erráticas: mientras que el PIB per cápita de Malasia fue sólo 1,3 veces mayor que el de Ghana en 1960, fue siete veces mayor en 2015. La proporción de la agricultura en el PIB cayó del 44% en 1960 al 8% en 2015 para Malasia, pero se situó en el 21% para Ghana. Parte de la culpa de que los caminos económicos de ambos países sean tan divergentes puede atribuirse a los diferentes niveles de industrialización.

Además de la actual estructura económica, el economista malayo Zainal Yusof observa que las exportaciones de materias primas siguen dominando las exportaciones ghanesas.

El oro es uno de los productos cuya exportación genera mayores ingresos, representando alrededor del 23% de la cuota de exportación en 2014, seguido por el cacao y la madera.

Ghana fue el mayor productor de cacao en la década de los 60, pero la producción cayó en los 90, se recuperó en de 1990 y cayó de nuevo a mediados de 2000. Por lo tanto, cualquier volatilidad en las exportación de materias primas es perjudicial para las perspectivas de crecimiento económico a largo plazo de Ghana.

Académicos como Rabelani Dagada, un economista del desarrollo residente en el sudeste asiático, ha llamado la atención sobre la prudencia que Kuala Lumpur ha tenido a la hora de llevar a cabo su planificación fiscal y económica, mientras que es muy crítico con la parálisis de las política de desarrollos de Accra.

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Las similares visiones políticas de aquel entonces

En la etapa de la independencia, Ghana y Malasia no sólo compartieron similitudes estructurales, sino que sus respectivos líderes también compartieron visiones casi idénticas. En el período inmediatamente posterior a la colonización, el Doctor Ghanés, Kwame Nkrumah de Ghana y el primer ministro de Malasia, Tunku Abdul Rahman, desarrollaron su visión 2020, cuyo objetivo era construir economías sólidas y de clase mundial.

Pero a lo largo de la línea, según el economista malayo Zainal Yusof , la inestabilidad política se hizo más pronunciada en Ghana. Entre 1957 y 1981, hubo nueve cambios de gobierno y cuatro golpes militares en Ghana. Malasia era relativamente estable políticamente hablando y el gobierno de coalición de aquella época continúa estando hoy en el poder, después de más de 50 años.

El periodista Maxwell Akalaare escribió en el periódico Ghana Graphic: «En los siguientes golpes de estado, se vendieron y confiscaron varias empresas, los empresarios acusados y encerrados o asesinados y la economía maltratada … Mientras eso sucedía, los malayos apoyaban, aunque de mala gana, a un líder para alcanzar su visión 2020”. El panorama económico actual en Ghana es testimonio de ese falso comienzo político.

Mientras en 2014 el porcentaje relativo a la producción en el PIB en la economía ghanesa, basada principalmente en la agricultura, se situó en un mero 5% , Malasia logró diversificar su economía. Actualmente, el sector manufacturero representa más del 82% de las exportaciones totales. El aceite de palma, ajeno a la economía malaya hasta que lo importó la primera cosecha desde Ghana, se ha convertido su gallina de los huevos de oro.

La diversificación funciona para Malasia

Sólo el aceite de palma aportó 12.400 millones de dólares en divisas en 2014 y Malasia representó el 35 % del total de sus exportaciones mundiales. Por el contrario, en Ghana, las cosechas están descuidadas; la mayor parte de la ha sido explotada despiadadamente por jóvenes desempleados que buscan dinero para ganarse la vida.

Mientras la falta de habilidades continuaba siendo un gran desafío para Ghana, Malasia promovió su economía del conocimiento centrándose en la introducción de tecnología en la política industrial y las tecnologías de la información y la comunicación en la educación.

Además, el bloque económico estable de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) ha otorgado a Malasia una ventaja geográfica en términos de atraer inversión extranjera directa para aumentar las capacidades necesarias en la agricultura y la industria. No obstante, los flujos hacia Ghana se han visto limitados por el riesgo político asociado a la subregión de África Occidental.
Hoy, por irónico que parezca, el progreso de Malasia habla en nombre de los líderes presentes y pasados de Ghana. El periodista Maxwell Akalaare, del diario Graphic, señala que, mientras Ghana trata de ponerse al día, tal vez con la diversificación de la economía, el crecimiento impulsado por las exportaciones, la inversión en recursos humanos y la buena gobernanza, «debemos recordar que el desarrollo económico requiere que el gobierno piense en el electorado y la economía, no en las próximas elecciones. La población se da cuenta de que la construcción de la nación es una responsabilidad compartida, no es sólo terreno del gobierno».

Aunque el sueño de Ghana de alcanzar el milagro de Malasia podría perfectamente ser un sueño cumplido en el futuro, queda una única pregunta; si ese futuro es cercano o está aún demasiado lejos.

Artículo de Nikita Singla para Rogue Chiefs

[Traducción de Clara Esteban García]

[Fundación Sur]

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