La evolución de la televisión y el concepto del tiempo en familia en el África urbana

28/11/2016 | Crónicas y reportajes

El tiempo pasado en familia estaba limitado a las tardes y las noches, pero formaba una parte importante de nuestras vidas. En muchos hogares africanos, era el único momento que las familias pasaban tiempo unos con otros. A veces hablaban de cómo había sido su día, otras, simplemente se sentaban en silencio y miraban lo que ponían en la televisión. En mi casa, mi hermana y yo mirábamos la televisión con nuestros padres, más que nada porque no teníamos elección. Sólo había una televisión en casa.

La última vez que me senté con toda mi familia en la misma habitación fue en 2004. Era jueves. No recuerdo qué mes era, pero recuerdo que estábamos viendo un episodio de Super Story de Wale Adenuga. En pocas semanas, me enviaban al internado. Los recuerdos de ese día siguen flotando en mi cabeza, como piezas de un rompecabezas que bailan en una cámara con gravedad cero. Recuerdo que estaba sentada en el suelo de nuestra sala de estar, mirando las imágenes en movimiento de Wale Adenuga en la pantalla, pero eso es todo lo que puedo recordar, no mucho más.

Tiempo en familia en una cultura colectivista

La mayoría de las culturas africanas son de naturaleza colectivista. Subrayan la importancia de la comunidad y la interdependencia. En las culturas colectivistas, el negocio de una persona es asunto de todos, se anima a las personas a poner las necesidades de la sociedad por encima de las suyas, y la familia y la comunidad son elementos vitales. Se hace más hincapié en la familia, en las culturas colectivistas, que en las culturas individualistas (como en Occidente). Y lo que es vital para la familia y para la construcción de una familia es «tiempo que se pasa en familia».

En mi familia, pasamos gran parte de nuestro tiempo juntos frente a la televisión, viendo Super Story, las noticias de la NTA, o lo que los dioses de la televisión tuvieron a bien que darnos en ese momento.

Con los años, sin embargo, no puedo dejar de notar cómo nuestro tiempo en familia ha pasado de frecuente a ocasional y de ocasional a inexistente ya que la televisión ha pasado de «una pantalla» a «muchas pantallas», primero con el PC y ahora con móvil. La evolución de la televisión trajo la disolución de nuestro tiempo en familia y el asentamiento de una cultura del individualismo, al menos con nosotros, los niños. Tal vez no haya relación directa, pero las líneas paralelas están demasiado cerca como para ignorarlas.
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TV y cultura

En diciembre de 1996, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), proclamó el día 21 de noviembre como Día Mundial de la Televisión. Según la ONU, esta decisión se tomó «como reconocimiento del creciente impacto que tiene la televisión en la toma de decisiones, al alertar, a la atención mundial, de los conflictos y las amenazas a la paz y a la seguridad y su papel potencial en agudizar el enfoque en otras cuestiones importantes, como las cuestiones económicas y sociales». Más que una herramienta para influir en la toma de decisiones o alertar a la atención mundial de los conflictos, la televisión es una herramienta vital para la formación de culturas. Para muchos, es la ventana a través de la cual ven y entienden el mundo. Es una plataforma para las transacciones culturales, donde las personas «compran» y «venden» abstracciones culturales. La ONU se dio cuenta de ello y dedicó un día entero a la celebración del impacto de este medio de comunicación. No es, sin embargo, un secreto oculto que Occidente ha tenido ventaja en el uso de este medio, para influir en el mundo y sus muchas diferentes culturas, desde sus programas de televisión a sus diferentes innovaciones tecnológicas; Desde programas en CNN y HBO hasta la llegada de programas de televisión “a la carta” y la capacidad de diferentes personas para usar la misma cuenta de Netflix en diferentes dispositivos al mismo tiempo.

Tengo una teoría. Mi teoría es que la disolución gradual del tiempo que se pasaba en familia a las prácticas culturales individualistas es un fenómeno generalizado en las zonas urbanas de África. Cuando la gente tenía sólo un televisor en casa, a menudo tenían tiempo para pasarlo en familia juntos por las noches, pero como el concepto de televisión se ha fragmentado pasando de una pantalla de plasma a los ordenadores portátiles y a los teléfonos móviles, el tiempo que se pasaba en familia se ha convertido en una cosa del pasado, reflejando la desviación de la cultura africana del colectivismo a una cultura, más occidental, del individualismo.

Sólo hace falta pedir a un joven “urbanita” africano que se describa a sí mismo, lo más probable es que use palabras relacionadas con la unicidad, la independencia y la autosuficiencia. Años atrás, esto habría sido totalmente improbable, ya que las culturas colectivistas africanas se describen a sí mismas siempre con respecto a sus roles en sus grupos (un buen hijo, un buen marido, etc.). Estos son los efectos de la adhesión de África al individualismo de Occidente. A riesgo de parecer homogéneo, supongo que las sociedades menos influenciadas por la tecnología (quizás las sociedades rurales) siguen funcionando en principios colectivistas.

No estoy diciendo que exista una relación causal entre la fragmentación causada por la televisión y la disolución del tiempo en familia; lo que estoy diciendo es que hay una posible relación. Pero, por supuesto, esto es una teoría, y podría estar equivocado.

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