El sueño de Moïse Katumbi, devolverle a la RD Congo su honor perdido

23/09/2016 | Entrevistas

En todo el mundo se le ve como el “Self Made Man” congoleño. Su discurso no es violento. Es joven, muy apuesto, pero esto no es suficiente para evitar la violencia gratuita contra el pueblo. Moïse Katumbi es casi un hombre aparte en el complejo y controvertido mundo de su país, la República Democrática del Congo. En este país donde, una vez más, una manifestación contra el mutismo del partido en el poder respecto al calendario electoral ha sacado a miles de personas a las calles, seguido de una matanza perpetrada por los llamados agentes de la ley, en un ejercicio de donde el más fuerte, siempre gana. Pobre Congo. El país es ahora uno de los más poblados del continente pero a razón de estos asesinatos, ejecuciones y encarcelamientos, es probable que pronto vea su población reducida considerablemente ante el próximo genocidio si no intervienen eficazmente el ejército y la policía para proteger a las personas en primer lugar. En esta entrevista, casi sentimental, Moisés Katumbi, en calidad de candidato a la presidencia y líder del G7, habla sobre todas estas cuestiones y nos aclara muchas otras de gran interés sobre la situación de la RD hoy en día.
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Sr. Katumbi, el lunes 19 de septiembre muchos congoleños se lanzaron a las calles para protestar contra el retraso en la organización de las elecciones presidenciales en la RDC. Las protestas se vieron empañadas por violentos enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas del orden en Kinshasa, con un saldo de 17 muertos, entre ellos tres policías. ¿Cómo reacciona Ud. ante esta violencia?

MK: la violencia y la represión son obra del régimen y fueron totalmente desproporcionados. Lo condeno enérgicamente ya que decenas de congoleños han perdido la vida. Que sus almas descansen en paz. Lo que sucedió en Kinshasa no puede quedar impune. Nadie puede hacer la vista gorda por ejemplo a la agresión atroz que sufrió Fayulu Martin, un miembro de la oposición que siempre ha defendido la Constitución de manera pacífica.

Estos abusos se producen después de la apertura, el 1 de septiembre, del «diálogo político nacional» propuesto por el presidente saliente Joseph Kabila y que reúne a la mayoría presidencial, parte de la oposición y sociedad civil. El objetivo es impulsar el proceso electoral parece estar en un punto muerto. ¿Cuáles son las razones para su negativa a unirse a este diálogo?

MK: hablamos de un diálogo político, pero en realidad es un monólogo de Kabila, que ahora está muy solo. Esta iniciativa habría tenido sentido si todas las partes implicadas se hubieran adscrito. Es sorprendente porque la inclusividad está prevista en la resolución 2277 de la ONU, que es un documento que el facilitador de la Unión Africana (UA), Edem Kodjo, dijo querer respetar al pie de la letra. Por desgracia, la situación no ha cambiado en la dirección correcta. Aun así, estábamos abiertos al diálogo, pero con condiciones. Para algunos de nosotros, era imposible iniciar conversaciones con el régimen de Kabila sin la liberación de los presos políticos, el fin de las persecuciones judiciales de la oposición y los representantes de los movimientos ciudadanos, sin un compromiso claro Kabila de respetar la Constitución y, por tanto, renunciar a su segundo y último mandato, el próximo 19 de diciembre y sin un diálogo sobre las masacres de Beni, al este del país. Ninguna de nuestras peticiones fue atendida.

Pero entre finales de agosto y principios de septiembre, no se puede negar que Kabila hizo liberar a algunos líderes de los movimientos civiles de Lucha y de Filimbi. ¿No ve Ud. esto como un signo de apertura?

MK: cierto. El gesto es apreciable, pero hoy lloramos a nuestros muertos. Hay que recordar también que se trata de libertad condicional y que no se han formulado cargos. Es una forma del régimen de practicar el chantaje contra los jóvenes manifestantes congoleños y evitar la reivindicación de sus derechos. Peor aún, el día que Kabila liberó a 8 personas, hizo encarcelar a 118, todos ellos presos políticos. En lugar de encarcelar a los ciudadanos que protestaban pacíficamente contra la violación de la Constitución, Kabila debería encarcelar a los rebeldes del M-23, un movimiento armado que ha matado a miles de congoleños en el este del país y a los que ha concedido la amnistía. Hay una cosa que su régimen práctica muy bien: la represión de los manifestantes. 17 murieron esta semana, otros 400 jóvenes congoleños lo hicieron en enero. Entre todo esto, se olvida de poner fin a las matanzas de Beni. Debería solicitar la creación de un tribunal penal internacional similar al que se creó en Arusha, Tanzania, después del genocidio en Ruanda. ¿Tiene alguna idea de lo que está pasando allí? Hombres, mujeres y niños mueren en condiciones atroces. Se trata de una carnicería que se está llevando a cabo bajo los ojos de toda la comunidad internacional, pero nadie lo ve. Es muy grave.
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La Iglesia Católica ha decidido retirarse del diálogo. ¿Qué opina?

MK: después de los actos violentos del 19 de septiembre, era inevitable. Ya había amenazado con retirarse porque no estaba de acuerdo en participar en un monólogo cuyo único objetivo es violar la Constitución. Y es por eso que exigimos la aplicación del artículo 64 de la Constitución.

¿Qué dice ese artículo?

MK: todos los congoleños tienen el derecho de impedir que un individuo o un grupo de individuos tomen el poder por la fuerza o bien ejerzan el poder violando las disposiciones de la Constitución. En otras palabras, los congoleños tienen el derecho de obligar a Kabila a dejar el poder el 19 de diciembre.

¿Qué espera Ud. hoy en día de Kabila?

MK: Kabila debe entrar en razón y salir por la puerta grande, porque hay que saber retirarse a tiempo. Hay vida después de la presidencia. Será apreciado. Hoy en día, el Presidente tiene dos opciones: o bien entra en la historia dejando el poder en los plazos constitucionales, o bien acabará como el ex presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré.

¿Qué está haciendo la comunidad internacional, en particular la Unión Africana?

MK: la Unión Africana debe ayudarnos porque nadie puede violar la Constitución. Apreciamos lo que ha hecho hasta ahora, pero debe hacer cumplir la Constitución y adoptar sanciones contra aquellos que la violan. Las sanciones son una forma efectiva de disuadir a los hombres del régimen congoleño de violar los derechos humanos. Le pido también a la Unión Europea que imponga sanciones siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos.

¿Cómo es posible que una persona como Kalev Monod, jefe de los servicios de seguridad de la RDC, pueda circular libremente sin que nadie en la comunidad internacional le pida cuentas por las graves violaciones que ha cometido?

MK: eso, de verdad, no es serio.

En mayo pasado se vio obligado a huir del país. Hoy en día dice estar listo para volver. ¿No teme por su vida?

MK: las amenazas siempre están presentes. En la RD Congo, fui condenado a tres años de prisión sin haber podido ser defendido por mis abogados. Dicen que me arrestarán a mi vuelta, pero, de todos modos, tengo la intención de volver.

¿Cuándo?

MK: todavía es demasiado pronto. En la RD Congo un rival temido por el régimen sabe que debe tener en cuenta varios riesgos, entre ellos la prisión, el envenenamiento y que puede terminar en el cementerio.

¿Por qué volver entonces?

MK: por el sufrimiento del pueblo congoleño. Yo podría quedarme tranquilamente en Europa con mi familia, pero ese no es mi deseo. Tengo un sueño: devolver a la RD Congo su honor perdido.

Sud Quotidien (Senegal), L’Autre Quotidien (Benín), Les Echos (Malí) Mutations (Camerún), Le Confident (RCA), Le Nouveau Républicain (Níger)

Fundación Sur

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