La vida de los periodistas y trabajadores humanitarios, en riesgo en Somalia

7/01/2009 | Crónicas y reportajes

Un trabajador del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha sido asesinado por hombres armados sin identificar en el Sur de Somalia, el día 6 de enero. El somalí, de 44 años, Ibrahim Hussein Duale, fue asesinado de un disparo mientras supervisaba un programa de alimentación en una escuela, en un pueblo de la región de Gedo.
Este asesinato destaca la atmósfera de peligrosidad a la que se enfrentan los periodistas y los trabajadores humanitarios en el país del cuerno de África.

Dos periodistas europeos fueron puestos en libertad, después de haber permanecido secuestrados durante 40 días. El periodista británico, Colin Freeman, de 39 años, y el fotógrafo español, José Cedón, de 34, fueron entregados por sus secuestradores a los ancianos locales y llevados a Kenia en avión, el pasado día 4 de enero.

El menos afortunado Hassan Mayow Hassan, un periodista somalí que trabajaba para Radio Shabelle, en el distrito de Afgoye, de la región de Shabelle, recibió un disparo mortal el día 1 de enero de 2009, mientras investigaba para informar sobre enfrentamientos armados en la región.
Él es al menos el décimo periodista somalí asesinado desde febrero de 2007. Algunos de ellos fueron objeto de asesinatos deliberados. Otros resultaron muertos durante enfrentamientos entre las tropas del Gobierno Federal de Transición y sus aliados etíopes contra las milicias armadas de la oposición.

Los periodistas somalíes no sólo arriesgan sus vidas para publicar la información tan necesitada en una situación tan volátil como la del país. En los últimos dos años, también se han enfrentado a amenazas de muerte por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno y de los grupos armados; arrestos arbitrarios y detenciones; palizas; secuestros; el cierre de emisoras de radio y otros centros de medios de comunicación y otras restricciones de sus actividades y cobertura.

En un informe publicado en 2008, Amnistía Internacional describía estos ataques contra los periodistas como acciones deliberadas que llevan a cabo todas las partes en el conflicto de Somalia, para silenciarles. A pesar de todo, el trabajo de los periodistas somalíes es vital, ya que son los únicos que informan sobre la violencia diaria que afecta a la población, en un conflicto que se ha vuelto demasiado peligroso para poder ser observado seriamente a nivel internacional.

Los periodistas somalíes siguen soportando la responsabilidad de ser testigos de una guerra despiadada en la que han muerto, desde que comenzó a principios de 2007, más de 16.000 civiles y por la que al menos 870.000 personas se han visto desplazadas, además de haber creado una crisis humanitaria, con casi tres millones y medio de somalíes dependiendo de la ayuda de emergencia de las agencias humanitarias, para sobrevivir.

La situación de los derechos humanos en Somalia, ya maltrecha por el conflicto y la ausencia de un gobierno efectivo desde 1991, se ha deteriorado gravemente los últimos dos años. A finales de 2006, las tropas de Etiopía entraron en el país para apoyar al Gobierno Federal de Transición de Somalia, nombrado en 2004, y expulsado por la Unión de los Tribunales Islámicos de la capital, Mogadiscio, y alrededores, desde junio de 2006, donde los islamistas se habían hecho con el control efectivo.

En respuesta, las milicias de la Unión de Tribunales Islámicos y otros grupos armados lanzaron una ofensiva insurgente contra el gobierno de Somalia y sus aliados etíopes. Todas las partes del conflicto son responsables de los ataques indiscriminados u objetivos contra la población civil.

En esta tendencia alarmante, los asesinatos y las amenazas se han ampliado a más sectores, además de los periodistas, con trabajadores humanitarios y de derechos humanos, convertidos cada vez más en objeto de ataques. Amnistía Internacional ha investigado 46 casos de asesinatos de trabajadores humanitarios y miembros de organizaciones de la sociedad civil de Somalia, la mayoría de los cuales fueron víctimas de asesinatos organizados. Estos ataques han servido para silenciar informaciones sobre abusos de los derechos humanos y para limitar seriamente la afluencia de ayuda a la desesperada población.

Conscientes de su importante papel, como testigos de la difícil situación de la población, los periodistas se manifestaron el pasado 28 de diciembre de 2008, en Mogadiscio, para pedir a las diferentes partes que se enfrentan en este conflicto que respeten ,os derechos de los trabajadores de los medios de comunicación.

Mientras Somalia entra en un periodo cada vez más incierto de transición política, con la retirada de las tropas etíopes y la dimisión del Presidente del Gobierno de Transición, Amnistía Internacional ha pedido a todas las partes del conflicto que detengan los ataques y amenazas contra los civiles, incluidos los periodistas, los activistas de la sociedad civil y los trabajadores humanitarios.

(Shabelle News, Somalia, 07-01-09)

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