Botsuana: ¿La nueva democracia de África?

23/12/2008 | Opinión

La situación difícil que viven los bosquimanos en Botsuana está bien documentada. Movido por la desesperación, el grupo vulnerable ha recurrido al Papa Benedicto XVI para que los apoye en su lucha por volver a su tierra, después de que el Vaticano estableciera relaciones diplomáticas con Botsuana a principios de noviembre.

“Le rogamos al Papa que nos ayude y rece para que el Gobierno cambie su actitud hacia nosotros y respete nuestros derechos como pueblo indígena de esta tierra”, dijo un portavoz de los bosquimanos esta semana.

A pesar de que el Tribunal Supremo de Botsuana en 2006, defendió el derecho de los bosquimanos a vivir en su reserva, el nuevo Gobierno del general Ian Seretse Khama continúa violando sus derechos. Le ha concedido permiso a la empresa Gem Diamonds para que extraiga diamantes en la tierra de los bosquimanos.

Ni a un solo bosquimano se le ha concedido permiso para cazar desde la sentencia del Tribunal Supremo, lo que impide que el Gobierno pueda conceder ningún tipo de permiso. No se le ha permitido a ningún bosquimano que acceda al agua de su tierra. La caza y el agua de los pozos son la base de la subsistencia de los bosquimanos. Ahora, la vida es extremadamente difícil para ellos.

Que los bosquimanos hayan recurrido al Papa no ha sido una coincidencia. El 1 de julio el Papa expresó su solidaridad y apoyo a los pueblos indígenas de Raposa-Serra do Sol en Brasil, cuando se reunió con ellos en el Vaticano y declaró “Haremos todo lo posible para ayudar a proteger vuestra tierra”.

Estos pueblos autóctonos tienen derecho a su tierra. Tienen una relación histórica y emocional con ella. Su identidad lingüística, cultura y social se basa en su tierra. De hecho, su existencia se expresa a través de las tierras de las que se han visto expulsados.

Las actividades de expansión y colonización del gobierno de Botsuana amenazan al grupo hoy en día.

Este es el caso de los indios de Raposa-Serra do Sol; de los Dongria Kondh que viven en Niyamgiri Hills en Orissa, la India; los indios del Norte de América; los maorís de Nueva Zelanda; los aborígenes de Australia, los masai y ogiek de Kenya, los innu de Canadá… la lista es interminable, pero la situación deplorable es la misma.

Estos grupos tienen en común una característica, sus gobiernos son supuestamente democráticos. Australia, Canadá, Nueva Zelanda, EEUU, y la India se consideran democracias prósperas. Botsuana y Kenya se consideran paradigmas de democracia en el continente africano.

La mayoría de estos países comparten un punto en común interesante: controlan las grandes empresas mineras y conglomerados.

Grandes proyectos mineros de estas regiones tienen lugar en zonas rurales, donde coexisten con comunidades indígenas, y avanzan a medida que estas comunidades se empobrecen más y más.

La India, Canadá y Australia han desplazado grupos significativos de pueblos indígenas de sus tierras para establecer zonas para la extracción de uranio y otras extracciones mineras y no los han compensado debidamente.

En los lugares en los que los indígenas han permanecido, las consecuencias han sido nefastas. Los ejemplos son claros: se opusieron a la extracción de uranio en Meghalaya (la India) y miembros de un equipo especial de la policía de Meghalaya mataron a cinco militantes del Hynniewtrep National Liberation Council (HNLC) el año pasado. En EEUU, el House Committee se enfrentó con agencias federales a las que acusaron de incompetentes a la hora de ocuparse del caos resultante de la extracción de uranio en la tierra de los navajos. Un estudio reveló que el índice de cáncer se duplicó entre los aborígenes que vivían cerca de una mina en Australia.

Los bosquimanos de Botsuana

En cuanto a Botsuana, no está de más hacer hincapié en la situación difícil de los bosquimanos.

Un estudio reciente de la situación que viven los bosquimanos modernos reveló datos muy preocupantes. El 90% se ha visto obligado a abandonar su estilo de vida tradicionalmente de cazador-recolector para mezclarse con la vida urbana.

El gobierno de Botsuana y los intereses de De Beers/ Anglo American han sido los responsables que han apartado (colonizado) a los bosquimanos que, según los antropólogos, etnólogos y paleontólogos han poblado el sur de África desde hace al menos 40.000 años.

Esta es la situación difícil de pueblos indígenas, que son minorías en sus países.

Khama, Conservation Internacional y SADC

El presidente de Botsuana, Ian Khama, rechazó participar recientemente en una cumbre de la Comunidad de Desarrollo de África Austral que buscaba analizar los problemas en Zimbabwe y la República Democrática del Congo.

Se aventuraron muchas razones para este rechazo. Ahora ha salido a la luz que estaba en EEUU, en una reunión con Conservation International, en el momento en el que la cumbre estaba teniendo lugar en Suráfrica.

Se ha informado de que el presidente Khama ya tenía un previo acuerdo para acudir al encuentro de EEUU y no podía sustituirlo por un encuentro sobre la situación crítica de la región.

Conservation International es una ONG y ha habido preocupación en Botsuana acerca de si es legal que el presidente Khama sea parte del órgano de administración de una ONG cuando ostenta el cargo de Jefe de Estado.

Pero eso no es lo importante. Lo importante es que el presidente Khama ha sido el responsable de la situación inadmisible que viven los bosquimanos. De hecho, Khama y su predecesor, Festus Mogae, han sido presidentes durante la “colonización” de las tierras de los bosquimanos y se les ha recompensado por ello.

El antiguo presidente, Festus Mogae, ha recibido recientemente un premio de “liderazgo ejemplar”, el premio Mo Ibrahim del “buen gobierno”.

Concederle un premio de liderazgo ejemplar en África a Mogae fue un giro inesperado que dejó atónitos a los bosquimanos. Declararon “Creemos que no debe recibir este premio por cómo nos trató mientras fue presidente de Botsuana. Nos echó de nuestra tierra ancestral, lo que ha afectado muchísimo nuestras vidas. Nos vimos abocados a la pobreza, el SIDA y el alcoholismo”.

Survival International declaró por escrito que “el gobierno de Festus Mogae expulsó a los bosquimanos de su tierra ancestral de la Central Kalahari Game Reserve en 2002 y les prohibió cazar y recolectar.

“Los cazadores bosquimanos fueron arrestados y torturados; se arrestaron y se disparó a los que protestaron de manera pacífica y al menos una mujer murió de inanición cuando el gobierno de Mogae cerró los límites de la reserva”.

El premio Mo Ibrahim ofrece 5 millones de dólares durante 10 años y después, 200.000 dólares al año vitalicios. Sería interesante apuntar que uno de los miembros del jurado fue el antiguo secretario de la ONU, Koffi Annan, a quien se le ha vedado la entrada en Zimbabwe.

¿Acaso un buen gobierno no requiere respeto hacia todas las personas, especialmente las minorías? Mogae acabó con décadas de respeto hacia los derechos de los bosquimanos y se burla del premio Mo Ibrahim.

El presidente Khama, que es miembro del órgano de administración de Conservation International (el único Jefe de Estado) se burla de esta ONG al negar los derechos de los bosquimanos.

Conservation International dice de su misión: “Creemos que el patrimonio natural de la Tierra debe mantenerse si queremos que las generaciones futuras prosperen espiritual, cultural y económicamente. Nuestra misión es conservar el patrimonio viviente de la Tierra (la biodiversidad global) y demostrar que las sociedades humanas pueden vivir en armonía con la naturaleza”

Irónicamente, el patrimonio natural de los bosquimanos no se mantiene; los bosquimanos no “prosperan espiritual, cultural y económicamente” hoy en día y no “viven en armonía con la naturaleza” en Botsuana.

La ironía de “las democracias”

Esta es la ironía de las democracias: son inseparables de los intereses de las grandes empresas. Se ha informado de que Richard Branson (y grandes empresas) apoyan y financian a los “Elders”. Richard Branson es la personificación de las grandes empresas y tiene intereses importantes en la región. Los conglomerados mineros como Anglo American, etc. financian proyectos para la democracia y los gobiernos que se llevan bien con las grandes empresas ascienden en la lista del “índice democrático” cada año.

Kenya, con su horrible historial de violencia, se considera una democracia próspera. No se tiene en cuenta el Estado fallido, con toda la ayuda que precisa.

Botsuana, con su horrible actitud de neocolonialismo hacia un legado de 4000 años de los bosquimanos, se considera una democracia próspera. Es el único país que todavía da palizas judiciales a los criminales condenados, incluso mujeres. Si eso no es tortura, ¿qué lo es?

Las democracias modernas rechazan el castigo corporal. Entonces, ¿por qué se le premia a este país que lleva a cabo una práctica tan arcaica?

En Botsuana, todavía se les da palizas incluso las mujeres. La frase en Setswana que dice “Ya mosimane ke e nkgwe” significa que el castigo corporal era tradicionalmente sólo para hombres.

Democracia en África

El futuro de la democracia en África no se ve amenazado por la incapacidad del continente de desarrollar sistemas sociales y políticos que funcionen. Ni siquiera se ve amenazado por la intransigencia del liderazgo de hoy en día, por sí solo. La democracia se ve amenazada por los intereses empresariales que no son africanos (enormes intereses), responsables de la expulsión de nuestros pueblos de su tierra ; y la manipulación de los sistemas sociopolíticos y económicos para que se amolden a sus intereses, la creación de nuevos mercados para la venta en masa de productos occidentales y por la explotación de nuestros vastos recursos.

La situación difícil de todos los pueblos indígenas se puede relacionar con los intereses de algunas grandes empresas, una extraña coincidencia.

Las actuales sanciones impuestas a Zimbabwe están destinadas a hombres de negocios con importantes intereses en grandes empresas y en la extracción minera y empresas relacionadas con la extracción minera. No es una coincidencia.

Se han añadido a la lista de sanciones de EEUU magnates de las empresas mineras. John Bredenkamp (quien, según EEUU, estaba ligado al tráfico de armas y a la extracción de diamantes) y Muller Conrad “Billy” Rautenbach (de quien se dijo que estaba relacionado con proyectos mineros que “enriquecían al gobierno”).

Las empresas que la administración Bush designó no incluyen a Anglo American, profundamente relacionada con los acuerdos mineros en el país. Seguramente Anglo American estará apoyando al régimen. Esta exclusión tampoco es una coincidencia.

A menos que las democracias africanas se conviertan en verdaderas democracias, nunca lograremos librarnos de la complicada red creada por los intereses de las grandes empresas.

La realidad actual es que las grandes empresas y los gobiernos occidentales están tan entrelazados que la diferencia entre ellos es casi inexistente.

Al menos por ahora, esperemos, Botsuana no se utilizará como trampolín para la recolonización de África por parte de las grandes empresas. Pagar cantidades ingentes de dinero a presidentes, que son elegidos por el pueblo, acaba con la voluntad de “gobernar al pueblo, con el pueblo”. Los presidentes se convertirían en directores de empresas que gobernarían por y para los negocios, e ignorarían la situación difícil que vivan sus ciudadanos, especialmente esos pueblos indígenas que tienen un inalienable derecho a su tierra.

Comentario enviado a Talk Zimbabwe el 28 de noviembre de 2008

Traducido por Laura Betancort, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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