La mafia invencible de Somalia

12/12/2008 | Opinión

Mientras los líderes mundiales intensifican sedientos sus esfuerzos para ocuparse de la crisis económica temerosos de la recesión global que podría llevar a los días más oscuros de la gran depresión, Somalia lucha por conseguir su foco de atención en los medios de comunicación internacionales, con los matones imbatibles de la nación secuestrando barcos de todo el mundo, uno tras otro, escribe Faysal Abdikarim.

En este mundo hipócrita y dividido por intereses, los conflictos sólo logran atraer la atención global cuando cruzan sus límites y se convierten en crisis internacionales.

Hoy, la piratería de Somalia amenaza al mundo, rivales y aliados se unen para poner en marcha acciones conjuntas porque los intereses mutuos se ven amenazados. La OTAN, Rusia, la Unión Europea y algunos países asiáticos están preparados para combatir la piratería en las costas de Somalia. Pero para la arruinada Somalia, la piratería no es más que una pequeña parte de la tragedia humana que predomina en los titulares de todo el mundo desde hace dos décadas.

El reciente secuestro de un súper tanque petrolero de Arabia Saudita ha demostrado la fuerza de los piratas somalíes, y sus difíciles consecuencias para el comercio internacional, suponiendo la situación más dura a la que jamás se haya enfrentado el mundo.

Aunque se ha vertido mucha más tinta sobre este asunto, la mayor parte en los últimos meses, los analistas internacionales y grupos de expertos todavía no lo comprenden, quienes infundadamente asocian el crimen con los insurgentes islamistas o lo relacionan con la rivalidad entre clanes por la supremacía.

De lo que puede que el mundo no se dé cuenta es de que la piratería se ha desarrollado a partir de una medida de represalia a un negocio próspero y lucrativo en la Somalia de hoy en día.

Después de que el gobierno central se desmoronase, en 1991, Somalia se ha convertido en una fuente de todo tipo de actividades ilegales, como la pesca, el vertedero de basura preferido para los peligrosos desechos industriales y para la importación/distribución nacional o de los países vecinos de productos caducados. Los pescadores de Somalia se llevan quejando mucho tiempo de los efectos de los desechos vertidos en sus costas y de los competidores ilegales con la industria de la pesca de su país, que utilizan equipamientos que perjudican el delicado ecosistema de la región. Pero el mundo ha ignorado esto y no se ha ocupado de su difícil situación, y cuando su se derrumbó única fuente de ingresos, entonces ellos recurrieron a la violencia de los secuestros modernos de hoy en día, originalmente dirigida a los barcos pesqueros, pidiendo rescates.

Esta rebelde acción de combatir ha continuado hasta evolucionar a tener como objetivos a todos los barcos que iban a Somalia, incluyendo los barcos comerciales, y los que llevaban ayuda alimentaria a Somalia.
Se han pagado un montón de rescates a los piratas por parte de las compañías propietarias de esos barcos y por los países para liberar a sus ciudadanos. Cada rescate pagado a los piratas les ha animado más a seguir con este negocio ilícito y les ha permitido alcanzar una sofisticación permitiéndoles la posesión de diferentes clases de armas y equipos.

Expandieron sus operaciones al golfo de Adén, secuestrando incluso los barcos de ayuda humanitaria dirigidos a Somalia, asolada por la pobreza, obligando al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, WFP, a pedir protección naval internacional para su servicio. En respuesta, los miembros de la OTAN se ofrecieron para escoltar los barcos del WFP, hasta su destino, y en ocasiones llegaron a intercambiar fuego armado con los piratas.

Los piratas no encajaron un gran golpe hasta este año, tras el dramático ataque de comandos franceses a un grupo de piratas, poco después de haber recibido pago del rescate por la liberación de los rehenes, que eran franceses. Seis de los piratas fueron llevados a la base militar francesa que hay en el vecino Yibuti y después a Francia, donde se enfrentaron a un juicio que hizo surgir dudas sobre su legalidad.

Las fuerzas navales occidentales han estado patrullando las costas somalíes durante años, pero no podían aplacar la piratería, porque su misión no era contra la piratería sino detener a los terroristas de Oriente Medio para que no entrasen en el cuerno de África.

Si los piratas fueran considerados tan peligrosos como AlQaeda o otros islamistas, los misiles crucero de Occidente ya les hubiera hecho saltar por los aires, pero todos ellos eran considerados acciones clandestinas y desorganizadas llevadas a cabo por los bandidos locales. Esto siempre ha sido in terrible error, por parte de los países occidentales. No prestan atención a los peligros potenciales de cualquier actividad rudimentaria en su infancia. No se ocupan de ellos y dejan que se les vaya fuera de control hasta que controlarlo se convierte en una difícil tarea. Esto es exactamente lo que pasó con respecto a los piratas somalíes.

Los piratas tienen dos fuertes en Somalia, Harardhere, un distrito en la región de Mudug en el centro de Somalia, controlado por las milicias tribales y el distrito de Eyl de la región de Nugal de la región semiautónoma de Puntland.

La administración de Puntland fue formada en 1998 por el actual presidente del gobierno Federal de Transición, TFG de Somalia, Abdullahi Yusuf, después del fracaso de la conferencia somalí en El Cairo.

En sus primeros días, la administración dio licencias a algunas compañías pesqueras a cambio de un poco de dinero que era desviado a las cuentas personales. Privatizó la protección marítima para proteger de la piratería a los barcos pesqueros de sus aliados. Las compañías de protección marina reclutaron e instruyeron a milicias somalíes, para evitar mejor la piratería en sus aguas, pero esa iniciativa no duró mucho.

El conflicto en el sur de Somalia, que se intensificó tras la intervención de Etiopía, ha paralizado la administración de Puntland, ya que la región estaba bajo total control de Abdullahi Yusuf y gran parte de su riqueza se había perdido por haber sido la región que más fondos donó al Gobierno Interino en sus comienzos. Debido a los gastos en el TFG y la ostentación del alto nivel de corrupción de sus líderes, Puntland se quedó sin fondos y no pudo pagar a su seguridad privada no contratar a otros, creándose un imprevisto vacío de seguridad que amenaza su propia existencia. Como resultado, sus fuerzas armadas y los jóvenes en paro se unieron a los piratas desesperado, en busca de una manera de sobrevivir.

Más evidentemente, tanto la penuria económica en el país en general como el conflicto entre los insurgentes islamistas y el gobierno interino han contribuido a un reforzamiento de la piratería en Somalia. Pero lo sorprendente es que el mundo sólo ve la piratería como una incidencia no consecuente, aunque la realidad es que es el resultado final de lo que ha estado germinando durante años. En la actualidad, ninguna autoridad está considerando abordar estos problemas subyacentes.

En Harardhere, una diminuta ciudad regida por las milicias, los piratas siguen siendo los jefes más poderosos, a los que nadie se atreve a oponerse, excepto los insurgentes islamistas, que no tienen control directo sobre la región, pero que recientemente han avanzado hacia ella para combatir a los piratas y pedirles que liberen el tanque petrolero de Arabia Saudita o se enfrentarán con las armas a ellos.

Como su castigo mínimo es el capital, muchos creen que sólo los islamistas pueden combatir y apresar a los piratas. Pero hay que responder a la pregunta de por qué los islamistas se han presentado para ofrecer su ayuda sólo cuando se secuestró un barco de Arabia Saudita. Algunos en el país dicen que querían tener su parte de cada pago de rescate. Otros dicen que es porque el barco es propiedad de un estado islamista, mientras que otros, entre los que me incluyo, creen que los islamistas quieren distanciarse de la actividad criminal, ya que se ha dado por supuesto que la piratería está relacionada con ellos. Así, esto es una forma de desmentir esas historias de manera práctica.

Si el mundo quiere sinceramente deshacerse de la piratería del siglo XXI, sus esfuerzos deben enfocarse a estabilizar Somalia. Hemos estado proponiendo esta iniciativa desde hace mucho tiempo y un informe reciente, publicado en el Reino Unido, ha reafirmado que es necesaria una solución de esta clase, pero el mundo ignora los hechos hasta que los conflictos están fuera de control por razones desconocidas.

Terminemos con las políticas en interés propio y protejamos de las amenazas, de manera colectiva, el orden mundial, el comercio y la seguridad.

Faysal Abdikarim

* Es escritor es un periodista somalí y puede contactarse con él en:
journo20@gmail.com

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