El Presidente Zuma y la Corte Constitucional: La cuestión nacional (Capítulo II)

21/04/2016 | Opinión

Thabo Mbeki, el anterior presidente a Zuma, fue quien dirigió el discurso y la agenda política durante su mandato. Después de su destitución, la política entró en un interregno en el que el discurso político se basaba en cuestiones personales de Jacob Zuma o en las nefastas consecuencias de la marcha de Mbeki. Y en medio de este interregno, surgió una nueva figura de referencia, Julius Malema.

Economic_Freedom_Fighters.pngMalema ha labrado el camino para poner la emancipación de la economía del pueblo negro en la agenda política y popular. Él ha sido quien ha hecho entender al pueblo que son víctimas de una marginalización institucionalizada, sistémica, generalizada e invisibilizada. Malema no ha levantado al pueblo en contra de las instituciones sino que le ha otorgado el conocimiento necesario para indignarse con legitimidad. Esta concienciación pública ha puesto en primera línea de la política una cuestión que ya se ha convertido en “la cuestión nacional”, ¿Qué debería hacer el pueblo negro con la desigualdad heredada por la historia de la colonización?

La política de crecimiento, empleo y redistribución (GEAR) que desarrolló Mbeki ha sido duramente criticada por agravar el desempleo estructural en el país. La idea del expresidente era diversificar la economía y abrirse a otros sectores. La estrategia fue acelerar el declive de la industria subiendo los precios de los productos e incentivando a las empresas a llevar el empleo fabril a otros países. Y como la teoría económica clásica defiende, los desempleados de las fábricas serían reabsorbidos por otros sectores que mejorarían. Pero lejos de lo que se esperaba, tal reabsorción no se ha producido y los efectos colaterales de esto han sido devastadores. Miles de familias se han quedado sin los ingresos necesarios para obtener los alimentos básicos.

Otra de las nefastas consecuencias de la GEAR ha sido que el ANC se ha visto obligado a pagar la deuda internacional del apartheid a costa del hambre de millones de surafricanos.

Mbeki ha sido duramente criticado por llevar a cabo esta y otras políticas similares propias del sistema de Bretton Woods. Las consecuencias de las decisiones que tomó el expresidente son una Sudáfrica desempleada, molesta y enfadada. Una Sudáfrica que necesita una respuesta a la cuestión nacional, ¿Qué debería hacer el pueblo negro con la desigualdad heredada por la historia de la colonización?

Uno de los grupos que presionan en la toma de decisiones políticas es el South Africa Democratic Teachers Union (SADTU). Debido a su presión, han frustrado la reforma educativa de nuestro país olvidando que la educación es un factor más que determinante en el fenómeno de la desigualdad. La no reforma ha contribuido a la proliferación de escuelas e institutos privados. Y como quienes se pueden permitir la educación privada no les interesa de modo alguno si el gobierno modifica o no el sistema educativo, éste se ve apartado en la cuestión educativa abriendo el camino al capital privado y reforzando la desigualdad entre la población.

Pero no es por SADTU que la cuestión nacional nunca haya sido planteada, ya que es el propio monopolio blanco quién impide al pueblo negro emanciparse total y definitivamente.

Adam Habib en su libro Africa’s Suspended Revolution: Hopes and Prospects intenta explicar la postura de Mbeki respecto a la hegemonía blanca con una teoría que yo llamaré “participar para subvertir”. Es decir, según el autor, Mbeki pretendía subvertir el orden de Bretton Woods desde dentro.

Andile Mngxitana escribía recientemente en una columna del Sunday Independent sobre el discurso de Zuma en lo que él mismo llama “desarrollar el poder de forma paralela”. Básicamente, Mngxitana comenta que Zuma está desarrollando su poder no sólo en las estructuras estatales sino en otras estructuras un tanto más oscuras para la acumulación y el enriquecimiento personal. Para ser más claros, llamaré a esta teoría de Mngxitana como la teoría “de quien monta un tenderete en medio de un centro comercial”.

Zuma ha tratado de alejarse lo máximo posible del establishment de Bretton Woods en favor de la relación con el Este y el Centro de África. El hecho de pertenecer a los países BRICS y la enemistad con Nigeria, lo demuestran.

Pero yo creo que la teoría que más se adhiere a las estrategias de Zuma es aquella que defiende que Zuma ha intentado alejarse de Occidente y subvertir el monopolio blanco del capital mientras que a la vez, se aseguraba el enriquecimiento personal por vías, digamos, de dudosa ética.

Los esfuerzos de Zuma no han sido suficientes para subvertir el monopolio blanco en Sudáfrica. La última vez que nuestro país intentó alejarse de la hegemonía de Occidente, fue en 1960 cuando formalmente se rompió con el dominio colonial y se proclamó la República de Sudáfrica. La diferencia entre ahora y antes, es que la hegemonía está instaurada en el país de manera que no podemos usar la simple estrategia de alejarnos de ella porque vivimos con y en ella. A su vez, pero, también es cierto que a diferencia de la explotación colonial, si la economía del país se resiente, el capital blanco es el primero en notarlo y sufre igual que el resto de surafricanos la inflación y deflación de la economía.

Es necesario darnos cuenta de que si el debate público está centrado en los asuntos personales del presidente Zuma, nos alejamos de nuestra cuestión nacional. Zuma es un obstáculo para nuestra cuestión nacional. Es ahora, cuando el hundimiento de Zuma es más profundo que nunca, cuando deberíamos centrar la atención y tratar de buscar una respuesta como pueblo a ¿qué debería hacer el pueblo negro con la desigualdad heredada por la historia de la colonización?

Melo Magolego

Thought Leader

*Académico en la Mandela Rhodes Foundation y en el California Institute of Technology. Tiene un Máster en Ingeniería y se le ha otorgado una beca Fulbright.

[Traducción, Tiziana Parra]

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