La tradición es el desafío clave para las feministas africanas en el siglo 21

8/02/2016 | Opinión

En la década de los 60, un grupo político-militar y anti colonialista en Angola, el MPLA (Movimiento Popular para la Liberación de Angola), comenzó una intensiva campaña de guerra de guerrillas contra los portugueses.

El MPLA era un ejército compuesto por hombres y mujeres. Y con ambos géneros luchando juntos, los embarazos no deseados eran inevitables. Así que para evitarlos, las guerrilleras comenzaron a usar métodos anticonceptivos. En ese momento, la píldora anticonceptiva estaba revolucionando la vida de las mujeres a nivel global pero para los luchadores por la libertad de Angola, para quienes un embarazo era una molestia, sus ventajas eran especialmente prácticas.

Y sin embargo, a pesar de que el embarazo de las mujeres soldados era una desventaja en una lucha que requería de todos los recursos posibles, los hombres del MPLA se opusieron a la píldora, alegando que era antagónica con las tradiciones africanas.

La historia se repitió en todas las guerras de independencia. De Mozambique a Guinea a Argelia, como si luchar contra los colonizadores no fuera suficiente, las combatientes se tuvieron que enfrentar a la oposición de sus compañeros de guerrilla de sexo masculino que, bajo la “excusa” de la tradición, alegaron que las mujeres no deberían formar parte de la lucha.

Hubo una fuerte oposición a nuestra participación en la lucha porque eso estaba en contra de nuestra tradición. Empezamos una campaña para explicar por qué teníamos que luchar también. Nosotras, como mujeres, estábamos aún más oprimidas que los hombres y por lo tanto teníamos el derecho, así como la voluntad y la fuerza para luchar. Insistimos en nuestro entrenamiento militar y finalmente nos concedieron las armas.

En el África del siglo 21, la tradición sigue siendo el revolver patriarcal con el que los derechos de la mujer son abatidos. Tanto si se trata del derecho a la anticoncepción, el aborto o las relaciones del mismo sexo, oímos el mismo mantra una y otra vez, «no es tradición africana».

Así que vamos a preguntar, entonces, ¿qué es exactamente la tradición africana? ¿Es tradición africana negar a las mujeres iguales derechos sobre la tierra, las herencias, los divorcios, la adopción de decisiones y las propiedades? ¿Es tradición africana prohibir a las mujeres africanas tener control sobre su propio cuerpo? ¿Es tradición africana mutilar niñas? ¿Es tradición obligar a las mujeres a aceptar la poligamia, o el pago de un precio por la novia? ¿Es tradición africana matar a las mujeres acusadas de ser brujas o utilizar determinada ropa? Vergonzosamente, sí, la respuesta es sí.mujeres_soldado.jpg

Para ser claros, la tradición en sí misma no es un problema. La tradición es simplemente una forma de actividad humana a través de la cual grupos de personas, familias, instituciones, grupos étnicos, países, etc. encuentran sentido al hecho de estar juntos. Para un continente que ha sido colonizado por árabes y europeos, la tradición es una importante herramienta para el orgullo cultural, para insistir en nuestra singularidad, en el conocimiento espiritual, la memoria cultural y preservar nuestra dignidad.

Por otra parte, el continente africano es el hogar de algunas de las tradiciones con más encanto de la tierra, tales como la veneración a los antepasados, los griots, festivales, bailes de máscaras, rituales, la danza… lo que sea. Es también tradición africana mostrar respeto por el poder femenino, honorar la reprocidad entre ambos sexos. De hecho, en ningún otro continente han disfrutado las mujeres históricamente de tanto poder como en África.

Pero mientras que es comprensible que los africanos celebran sus tradiciones en general, en los momentos en los que la tradición infringe los derechos de la mujer, el reto clave del siglo 21 para las feministas africanas es evitar el sacrificio de los derechos de la mujer en nombre de la tradición.

La dificultad de esta tarea no puede ser subestimada. Pero la buena noticia es que “la tradición es como un músculo, para desarrollarse debe ser entrenado”. El desafío feminista es hacer que los músculos «tradicionales» que golpean los derechos de las mujeres se queden flácidos.

Para lograrlo, tendremos que entrenar los músculos que hasta ahora han estado desentrenados. Es decir, tenemos que crear nuevas tradiciones y muchas mujeres ya lo están haciendo. Están creando nuevas tradiciones de matrimonio, fundando pueblos matriarcales, re imaginando el arte tradicional, reinterpretando la mitología y están prohibiendo el matrimonio infantil.

Están afianzando nuevas tradiciones según la más antigua de las tradiciones femeninas: el feminismo. Porque ninguna otra herramienta ha demostrado ser tan eficaz para el feminismo como las tradiciones que oprimen a las mujeres.

msafropolitan.com

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