Gambia?, no thanks, por Rafael Muñoz Abad

29/01/2016 | Bitácora africana

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¿Imaginan un país en el que su presidente fuera un negro analfabeto y gordo que afirma curar el sida con sus manos? Bienvenidos a Gambia. La [mal] llamada sonrisa de Africa es la apendicitis no operada del esperpéntico intestino colonial. Una angosta franja pantanosa encajada en Senegal donde se habla un inglés artificial y sin recursos
algunos más allá del cacahuete y un turismo embrionario. La verdad, me gustaría encontrar a alguien que haya repetido viaje y me lo explique.

Yahya Jammeh accedió al poder al mejor estilo africano, bajo un golpe de estado en 1994. Su “reinado” es un ejemplo de corrupción, brutalidad y surrealismo. Un digno sucesor de Amín. Entre sus hazañas figuran haber sacado al país de la Commonwealth, amenazar con empalar homosexuales o la más reciente de este orangután vestido de
santero, proclamar a Gambia como el segundo estado islámico de Africa y amenazar con obligar a las funcionarias a vestir un velo. Algo que contrasta en una sociedad donde hay matrimonios aceptados entre la mayoría musulmana y los que profesan elcristianismo.

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Declarar a Gambia como un estado islámico es una acción desesperada para intentar atraer inversiones de las petromonarquías del Golfo Pérsico. Pero, ¿cómo se lo tomarán en Dubái o Qatar al saber los atracones de jalufo que se dan los gambianos, las juergas de cerveza Julbrew que los guiris se corren en Serekunda, o el buen nombre que el país tiene entre los amantes del turismo sexual? Por no citar los vuelos de Monarch repletos de cincuentonas rollizas en busca de tarzanes de chocolate…

Este es un poco el paraíso que alguna aerolínea canaria promociona como si se tratase del Kruger Park o fueras a vivir una experiencia en plan Memorias de Africa.Aun así, seamos justos, pues su población, que apenas llega a los dos millones y vive enel umbral de la miseria, es quien realmente sufre esta simiocracia de represión.

Respecto a las posibles conexiones con el crimen organizado y el integrismo, es cierto que hay rastros que nos conducen a Nigeria y sus señores del contrabando; lo cualme hace recordar lo útil que le es al narcotráfico la discreta costa gambiana para ladroga que cruza el atlántico rumbo a…Canarias.

CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL

@Springbok1973

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

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