Un vistazo al laberinto burundés

22/01/2016 | Opinión

Según varios medios de comunicación, algunos diplomáticos de la ONU, que sostienen la rebelión burundesa, “¡temen que, si la crisis sale fuera de control, Ruanda se sienta tentada a intervenir, con el riesgo de desencadenar un conflicto regional!”. Por eso proponen que toda resolución o recomendación del Consejo de Seguridad de la ONU tiene que implicar necesariamente a Ruanda,

Burundi-2.jpgConviene recordar que el Consejo de Seguridad había adoptado por unanimidad, en noviembre de 2015, una resolución condenando la violencia en Burundi, y pidiendo a la ONU que refuerce su presencia en el país, si la situación se llega a agravar. En el Consejo de Seguridad, Rusia, China, Egipto, Angola y Venezuela defienden que el Presidente NKURUNZIZA ha sido elegido legalmente y democráticamente. Se oponen legítimamente al plan de desestabilización de Burundi con el fin de acapararse las riquezas naturales de este país, algunas de las cuales ya están siendo explotadas por los rusos. Para estos países, “les corresponde a los burundeses mismos” organizar un diálogo, y “el Consejo de Seguridad no empujará al gobierno burundés a compartir el poder”, ha afirmado el representante permanente adjunto ruso Peter Iliichev. Hay que notar que el ideal democrático, avanzado por los países que sostienen a la rebelión burundesa, no convence a nadie, en la medida en que esos estados sostienen al mismo tiempo al dictador ugandés Yoweri MUSEVENI, que ha cambiado la constitución de su país, y que se prepara para su séptimo mandato, lo mismo que el presidente ruandés Paul KAGAME, que acaba de hacer cambiar la constitución para reinar como presidente vitalicio, mientras que el presidente burundés no ha cambiado la constitución de su país, y está dispuesto a dejar el poder a partir de 2020, al final de su segundo mandato por sufragio universal.

Según fuentes creíbles, la misión del Consejo de Seguridad enviada a Burundi del 21 al 22 de enero 2016 debería obligar al gobierno burundés a aceptar un mínimo, que incluye:

– El envío de una comisión internacional de investigación sobre las violaciones de Derechos Humanos de las que se le acusa al gobierno, sobre todo las ejecuciones extra-judiciales, las violaciones colectivas y la existencia de fosas comunes;

– El despliegue de una fuerza de la UNIÓN AFRICANA (UA), como previsto, incluso una fuerza reducida, que tendría también como misión “vigilar” la frontera entre Ruanda y Burundi para la seguridad del último.

Este mandato, que intentan imponer los Estados Unidos de América a través de su embajadora Samantha Power, muestra una vez más, si fuese necesario, que la “comunidad internacional” no se preocupa por la situación de la seguridad en Burundi y en la región, sino que más bien se preocupa de proteger y de legitimar las violaciones del derecho internacional, cometidas por un régimen guerrero, dictatorial y expansionista instalado en Ruanda des 1994.

En efecto, Burundi no ha cesado de gritar para denunciar los actos de desestabilización venidos de Ruanda presentando pruebas irrefutables del reclutamiento, armamento y entrenamiento de los rebeldes burundeses por Ruanda. Burundi ha pedido, sin éxito, que estas actividades sean condenadas. Ha enviado sus quejas a la CIGRL (Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos), a la Unión Africana (UA) y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero ninguna de estas instituciones se ha atrevido a pedir el envío de una comisión internacional de investigación a la región para verificar los hechos, por la sencilla razón de que Ruanda se oponía.
Paul Kagame ha tratado con desprecio la decisión de la CIGRL de enviar a Ruanda una misión militar de verificación. Y he aquí que, sobre la base de informaciones falsas, presentadas por aquellos mismos que siembran la inseguridad en Burundi, y transmitidas a sus protectores occidentales, que las publican a través de los grandes medios favorables a sus objetivos (falsos testimonios, videos tomados hace años en otros países y presentados como muestras de lo que está sucediendo actualmente en Burundi…), los Estados Unidos exigen la puesta en marcha, “sin condiciones”, de una comisión internacional para investigar sobre las acusaciones, que pesan sobre el gobierno burundés.

Con toda lógica, puesto que la amenaza militar contra Burundi proviene de Ruanda, y que los escuadrones de la muerte, que matan a los ciudadanos burundeses para tener de que acusar al gobierno en vista del envío de la MAPROBU (Misión Africana de Prevención y de Protección en Burundi), un verdadero “caballo de Troya de la rebelión burundesa y una verdadera cabeza de puente sostenida por Ruanda”, tropas militares deberían ser enviadas en primer lugar a Ruanda para neutralizar la amenaza y permitir el retorno de los refugiados, que podrían participar en el diálogo nacional en curso.

Por eso, no se puede comprender el empeño de esta “comunidad internacional en querer, a todo precio, desplegar una fuerza de cinco mil hombres, bajo pretexto de que cuatro barrios de la capital Bujumbura son esporádicamente sacudidos por actividades terroristas”. Si no se trata de una agenda oculta, sería necesario, en primer lugar, identificar los causantes de estos actos y condenarlos; dar, si es necesario, los medios a las fuerza s de seguridad de Burundi para controlarlos antes de considerar el despliegue de una fuerza extranjera.

Pero, como todas las tentativas de operaciones militares por la rebelión contra Burundi han fracasado gracias a la composición multiétnica equilibrada de su ejército, los patronos occidentales de la desestabilización de Burundi necesitan la MAPROBU para poner lazos al régimen y para cazarlo militarmente, gracias al apoyo que se daría sobre el terreno a la rebelión.

En fin, el argumento conclusivo, que quieren presentar estos comandatarios a la Unión Africana (UA) para invadir “legalmente” Burundi sería que, si la situación continuase agravándose, Ruanda podría intervenir militarmente, lo que podría abrasar a toda la región. Por sorprendente que pueda parecer, esta “comunidad internacional” conoce muy bien quien constituye la mayor amenaza para la paz internacional en la región, y lo designa muy claramente: Ruanda. Se supone que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas vela por la paz del mundo, en vez de servir a un país, que es potencialmente perjudicial, y que se propone abiertamente invadir Burundi, y así incendiar toda la región. Bien curiosamente, ciertos miembros del Consejo de Seguridad centran su debate sobre la actual y sobre la futura víctima de Ruanda, imponiéndole de renunciar a su dignidad y a una parte de su soberanía para calmar a la “beligerante” Ruanda.

¡Es el mundo al revés! También, tengamos en cuenta que toda resolución o recomendación, que el Consejo de Seguridad de la ONU tomará sobre la situación en Burundi tendría que implicar necesariamente a Ruanda.

Innocent Twagiramungu

Fuente: Burundi-24. Com

[Traducción, Jesús Zubiría]

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