El Dr. Denis Mukwege que creó en 1999 en Panzi, República Democrática del Congo (RDC), un hospital para atender a mujeres maltratadas y violadas, recibió este lunes en Bruselas, el primer premio de la «Fundación para la Igualdad de Oportunidades en África» de Mohamed Bouamatou.
Transcripción competa de su discurso
«La Fundación para la Igualdad de Oportunidades en África» creada por el mauritano, Mohamed Bouamatou, en Bruselas representa una movilización muy útil para la recuperación de nuestro continente. Hay que luchar contra las heridas endémicas de África: la pobreza, la migración, la corrupción y promover una verdadera democracia.
La corrupción, la espoliación, la pobreza
Nuestros amigos europeos que han tratado de vincular la ayuda financiera para el progreso en materia de derechos humanos y políticos han tenido, por desgracia, resultados muy dispares. Algunos países africanos están haciéndolo bien, pero la negativa a alternancia política está causando demasiada sangre. Con demasiada frecuencia, la corrupción, la espoliación, la pobreza y el genocidio minan nuestras sociedades.
Pero la solución definitiva a estos problemas sólo puede venir de los propios africanos. Tenemos que volver a aprender la cultura de la solidaridad, la interdependencia y el apoyo mutuo. En este sentido, hay que felicitar a Mohamed Bouamatou por la clínica oftalmológica que creó hace unos años en Mauritania. El éxito de esta formidable institución, 5.000 cataratas operadas cada año, así como los ataques sufridos me recuerdan mucho a la aventura de nuestro Hospital en Panzi en la RDC.
Leyes, no mesías
No necesitamos mesías, sino instituciones y leyes fuertes que se apliquen a todos. Nuestro principal recurso son nuestras hijas y nuestros hijos, endurecidos por años de sufrimiento y de los que muchos han tenido que estudiar a la luz de una farola. Debemos liberar esa energía.
Rindamos un tributo a estas mujeres africanas, que salen temprano, por la mañana para el mercado y regresan tarde por la noche, para hacer las tareas domésticas. Y que el deshonor y el olvido estén reservados para aquellos que no son capaces de dejar el poder.
No existe el fatalismo africano. Nuestro destino está en nuestras manos.
mondafrique.com
