REGENERACIÓN CÍVICO-ÉTICA EN ÁFRICA Y EN EUROPA

26/05/2015 | Editorial

Concluidas las elecciones municipales y autonómicas, llegan los análisis y los pactos.

Constatamos una cierta regeneración democrática y religiosa, tanto en Europa, como en África y en otros continentes del globo.

Regeneración democrática:

? Elecciones presidenciales tendrán lugar en 20 países africanos durante 2015.
? Elecciones autonómicas y generales en varios países europeos en 2015.
? Elecciones andaluzas, municipales y autonómicas, las catalanas y finalmente las generales en España durante 2015
? Aparición de nuevos partidos políticos configurando un nuevo mapa político.

Al mismo tiempo, notamos una clara pérdida de credibilidad en la clase política. (El 75% de los españoles piensan que la situación política general de España es mala, según el CIS del 11.2.2015)
Según el filósofo José Antonio Marina: “se ha perdido la excelencia y ejemplaridad pública, aunque se llamen excelentísimos”.
Los nuevos partidos no parecen crear suficiente confianza por el esquema maniqueo que emplean, echando la culpa de todo a los demás, y buscando sobre todo el poder y el bien del partido.

Regeneración religiosa:

Dos tercios de la población mundial se declaran creyentes practicantes, según “La WIN/Gallup Internacional Association”. Seis de cada diez personas (63%) pertenecen a grupos religiosos, mientras que dos de diez (22&) se consideran no-religiosos, y uno de diez (11%) se dice ateo convencido.

En cuanto a países: Tailandia es el país más religioso (94%), seguido de Armenia, Bangladesh, Georgia, Marruecos con el 93%. Reino Unido: 30%. EE.UU. con 56% y Rusia con el 70%. Por el contrario, China se presenta con dos tercios de ateos. Japón con el 31% de ateos. En Francia: 40% religiosos, 35% no religiosos y 18% ateos, semejante a España.

El Cristianismo es la primera fuerza espiritual del globo, con un tercio de la población mundial. El Islam supone la segunda religión, con su mayor presencia en Indonesia, Pakistán, India y Bangladés.
Con una juventud que se declara a nivel global más creyente, podemos augurar que el número de personas creyentes seguirá aumentando.

Al mismo tiempo, constatamos que el número de creyentes, no significa siempre más justicia y menos corrupción, más armonía y menos violencia, más solidaridad y menos pobreza, etc.
Los países con más cristianos o musulmanes han sufrido y siguen padeciendo genocidios étnicos, corrupción endémica, acumulación de capital de minorías y empobrecimiento de la mayoría, abusos de derechos humanos, tráfico de personas, racismo, etc.
Esta débil transformación en la calidad de vida de los pueblos, con gran número de creyentes, delata la superficialidad de su fe y por tanto su escasa contribución para construir una sociedad más justa y pacífica.

¿Será esta cierta regeneración cívico-ética en África y en Europa, suficiente para despertemos a una nueva visión de los demás, a un comportamiento social más responsable y aun compromiso más ejemplar al servicio del Bien Común?´

A juzgar por la evidencia de los comportamientos y de los hechos que tienen lugar actualmente, podemos tener serias dudas.

Requisitos mínimos para una autentica transformación social:

Me permito presentar tres medios que considero indispensables:

1. Una transformación personal por valores humanos y universales.(Ética)

2. Una educación integral de toda la persona y de toda sociedad.(Educación)

3. Un compromiso político y económico por el desarrollo integral del ser humano y de la sociedad, en actitud de servicio, no de poder o lucro.(Servicio al Bien Común)

En un proyecto tan ambicioso de regeneración o transformación personal y social, no existen ni atajos, ni salidas fáciles o individualistas. Tampoco es cuestión de “derechas o izquierdas”, ni de partidos políticos o sindicatos pues todos viven del mismo sistema capitalista.

Como afirma el Papa Francisco: “Tanto los que hablan de privatización como los que defienden la nacionalización buscan todos lo mismo: el poder y vivir del presupuesto, por encima del servicio al Bien Común”.

Nuestra educación y nuestro proyecto social por una sociedad más justa y solidaria debe ser inspirado por una ETICA humana y universal, basada en el respeto de los Derechos Humanos, y en la dignidad de cada ser humano.

Esta Ética humana puede ser profundamente inspirada y enriquecida por una Fe auténtica en el Dios Padre de todos, que lleva necesariamente a un compromiso de servicio a los demás, y particularmente a las personas más marginadas.

Es evidente que solo la democracia o el capital o la técnica, aunque fundamentales para todo desarrollo de una sociedad, no pueden por si mismos transformar ni la persona ni la sociedad para trabajar realmente por el Bien Común.

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