Un informe afirma que cada año salen de África más de 20.000 millones de dólares

13/10/2008 | Crónicas y reportajes

Un nuevo informe asegura que el capital que sale del África Subsahariana cada año asciende a la increíble cantidad de 607.000 millones entre 1970 y 2004, y que esta fuga de capital continua en nuestros días hasta alcanzar una cifra que oscila entre los 20.000 y los 28.000 millones anuales.

Este informe publicado por James Boyce y Léonce Ndikumana de la universidad de Massachusetts, estima que el capital fugado desde los 40 países subsaharianos entre 1970 y 2004, es de 607.000 millones de dólares, incluyendo aquí los pagos de intereses, comparado con un total de 227.000 millones de la deuda externa de esos países, en 2004. En otras palabras, el África subsahariana es un acreedor neto del resto del mundo en el sentido de que los activos externos, como se muestra en el balance de fuga de capital, exceden los pasivos externos, como se puede ver en el balance de deuda externa.

“La diferencia es que, mientras los activos están en manos privadas, los pasivos, o las deudas, son la deuda pública de los gobiernos”, afirma el informe. “La verdadera contrapartida de muchos activos del los balances de los bancos acreedores son depósitos privados en muchos de los mismos bancos de individuos pertenecientes a la élite política y económica de África”.

Si las cifras publicadas son exactas, esto significaría que el capital fugado anualmente es aproximadamente la misma cantidad que toda la ayuda enviada a la región y que hacerse cargo de la crisis en realidad duplicaría la ayuda al desarrollo a África.

Otro informe, “puesta al día sobre la corrupción”, de Raymond Baker, John Christensen y Nicholas Shaxson, menciona algunos ex presidentes entre estas elites involucradas. “Hay dos jurisdicciones que absorben felizmente la riqueza desfalcada en estos regímenes y que merecen ser remarcadas: son Suiza y Reino Unido”.

El informe sobre la corrupción afirma que las autoridades suizas y del reino Unido, particularmente las de la Ciudad de Londres, han hecho muy poco para ayudar a las investigaciones sobre la fuga de capital, y en algunos casos las han dificultado deliberadamente.

También señala que el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional clasifica a los países de África como la principal localización de la corrupción, pero ignora la infraestructura global de secreto financiero internacional que ha ayudado a sangrar billones de dólares en dinero generado de manera ilícita, no sólo a África, sino también a Oriente Medio, Latinoamérica y Rusia, hacia los centros financieros de los países más ricos del mundo”.

Pero con la crisis financiera que domina los titulares de todo el mundo, los expertos predicen que las cosas deben y van a cambiar, dándole a la policía mayores poderes para que pueda cruzar las fronteras en su trabajo de perseguir la fuga ilegal de capital.

La iniciativa del Banco Mundial para la Recuperación de Activos Robados calcula que calcula que cada año cruzan las fronteras ganancias por actividades criminales, corrupción y evasión de impuestos, entre 1 y 1.6 billones de dólares, la mitad de lo cual proviene de las economías de transición o desarrollo del este de Europa.

Los movimientos de tales enormes cantidades de capital están entorpeciendo gravemente la capacidad de todos los países para la tan necesitada recaudación de impuestos, con unas pérdidas para los gobiernos de todo el mundo estimadas en al menos 250.000 millones de dólares anuales.

El informe sobre corrupción asegura que el mundo ha sido demasiado lento en darse cuenta de la importancia del problema de la corrupción en los países en desarrollo y que el Banco Mundial y los gobiernos del mundo “todavía no han aceptado las implicaciones totales y muy inconvenientes de este cambio de pensamiento”.

“La tarea no es sólo reconocer la importancia de “la parte que da” en la corrupción, involucrando tanto a los que pagan sobornos como a los que los aceptan, sino también en ampliar nuestra conciencia de manera espectacular en cuanto a lo que ha supuesto la implicación de “la parte que da” en un mundo globalizado, que cambia tan rápidamente.

“Sólo después de que nuestra comprensión se haya puesto al día con la realidad seremos capaces de ofrecer respuestas adecuadas a las cuestiones que durante tanto tiempo han desconcertado a los economistas: ¿por qué fluye tanto dinero de los países pobres hacia los ricos, cuando, por razones tanto éticas como racionales, debería fluir en el otro sentido?”.

“Ahora sabemos más o menos cómo los familiares y socios del antiguo presidente Moi (de Kenia) desviaron cientos de millones de dólares a sus bolsillos mediante una red de compañías tapadera, fondos secretos y otras estructuras evasivas”, señala el informe.

(East African, Kenia, 12-10-08)

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