Un viaje a la región del Volta (2), Por Bartolomé Burgos

8/10/2008 | Bitácora africana

…Bueno, os sigo relatando de forma sucinta la visita a la región del Volta. Durante el viaje fuimos a visitar al jefe de esa zona. Nos recibió en el patio de su casa, en donde habían preparado sillas para todos. El jefe estaba allí acompañado de sus consejeros y de una mujer joven, a quien nos presentaron como “la reina madre”. En realidad no era la madre del jefe, que era mucho mayor que ella, sino una figura simbólica. La reina madre pertenece a un linaje determinado. Toda la ceremonia fue muy formal. El jefe no habla nunca, excepto unas palabras de bienvenida hacia el final del encuentro. Toda la conversación se realiza a través de intermediarios. La ceremonia comenzó con unas libaciones de ginebra a los antepasados. El mayor de los señores que estaba sentado junto al jefe, todos vestidos en atuendos tradicionales, recito una letanía de antepasados ilustres y que durante sus vidas habían sido bienhechores del pueblo; de vez en cuando derramaba unas gotas de ginebra en el suelo, hubiera podido utilizar cualquier otra bebida. Después de los antepasados ofreció un poco de bebida a cada uno de los miembros más representativos de nuestra comitiva, y cada uno derramaba unas gotas en el suelo, para los antepasados, y luego bebía. Después siguieron las presentaciones y un intercambio de buenos deseos, etc. La reunión terminó con una oración por la tierra y por sus gentes. Más tarde me enteré de que el jefe era católico.

De la casa del jefe nos fuimos a un campo de fútbol donde un equipo de nuestros estudiantes jugó contra un equipo local. Como no llevaban la indumentaria adecuada, algunos jugaron descalzos, lo cual no les impidió jugar bien. Los locales se quitaron las camisas para que se pudieran distinguir claramente porque había camisas de todos los colores. Nuestro equipo ganó por uno a cero y estaban muy contentos.

La casa en donde nos hospedábamos estaba a unos tres o cuatro kilómetros de la frontera del Togo. Un día me fui andando casi hasta la frontera. El terreno es de colinas y valles. En los valles la gente ha limpiado la selva para hacer plantaciones pero los árboles grandes no los tocan. Son árboles esbeltos y altísimos, algunos ya muy gruesos. Por lo visto esos árboles están controlados por el gobierno y los van cortando para madera. Con frecuencia se ven en las carreteras camiones enormes con tres o cuatro troncos de árboles enormes. Un camión pesado no puede acarrear más de tres o cuatro. Si los valles están cultivados las colinas son selva espesa. Incluso en los valles, tan pronto como dejan de cortar la hierba unos matorrales espesos lo invaden todo. Es casi imposible atravesar un campo a menos de seguir una senda. Un día subimos a la montaña más alta de Ghana. En realidad no es muy alta ya que solo mide unos 800 metros, pero es muy escarpada.

Hace poco pasé buna parte del día en Kumasi. Suelo ir de compras de vez en cuando, cada mes más o menos. Voy con mi agio Peter, el chofer, y hago las compras que necesito. Luego vamos a comer a un restaurantillo muy sencillo pero en donde sirven el mejor pollo a la brasa de toda la ciudad. Paseamos por los mercadillos, unas calles muy estrechas y pintorescas con tiendas de todo tipo, normalmente de objetos baratillos Made in China.

Autor

  • Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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