LOS INMIGRANTES AFRICANOS NOS INTERPELAN

27/10/2014 | Editorial

El trato que otorgamos a los inmigrantes africanos se ha convertido en el signo de nuestro grado de Humanidad o de deshumanización.

Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, acaba de publicar una carta fuerte el 19.10.2014.

Dice entre otras cosas:

“El egoísmo, la arrogancia, la crueldad, han transformado nuestras fronteras en vallas con cuchillas, en barreras que se pretende infranqueables para los empobrecidos de la tierra, en cementerio de vidas jóvenes y de esperanzas legitimas…

El pasado día 15, agentes de orden público agreden a un emigrante, a golpes lo dejan inconsciente y en ese estado, lo mueven al territorio marroquí.

La evidencia del daño injustamente causado, de la violencia gratuita ejercida, de trato humillante dispensado, exige que denunciemos este atropello de la dignidad humana”.

Lo que más me indigna es la indiferencia de la sociedad española, europea y mundial, ante un drama humano que todos estamos provocando.

En primer lugar, a través de nuestros gobernantes, hacemos su vida imposible en sus propios países de origen, por la expropiación de sus tierras y recursos naturales.

En segundo lugar, con nuestra politica económica, les obligamos también a emigrar por el empobrecimiento causado y por la violencia que les imponemos para la explotación de sus bienes.

Y tercero, los países europeos y poderes financieros globales no se interesan en absoluto por colaborar para el desarrollo de los pueblos africanos.

Y por fin, cuando llegan a nuestras puertas, buscando un trabajo y vida digna, los recibimos con vallas y devoluciones en caliente, que podrán declarar “legales” pero nunca podrán ser éticas, justas o humanas.

Esta crueldad institucionalizada, no nos pasa de largo, nos está deshumanizando y esclavizando a todos.

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