Ecoturismo en Costa de Marfil, sinergia entre desarrollo sostenible y económico

15/10/2014 | Crónicas y reportajes

Jonas Sanhin Touan tiene grandes sueños. Mientras está sentado bajo un toldo, acoge, con una comida, a los raros turistas que llegan a Gouléako, una de las varias aldeas cercanas a la entrada del Parque Nacional de Tai en Costa de Marfil

Tiene la esperanza de recaudar suficiente dinero como para construir un hotel en las tres hectáreas de terreno que compró. «Aquí estará el restaurante», declara este hombre al que todo el mundo llama Aimee, mostrando lo que todavía es un arbusto.

El Parque Nacional de Tai es una de las últimas selvas tropicales intactas de África Occidental. Su superficie cubre alrededor de 3.300 kilómetros cuadrados, es la selva tropical más grande de la región y es también Patrimonio de la Humanidad para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Situado en el suroeste de Costa de Marfil, este parque se encuentra cerca de la frontera con Liberia y es accesible solamente después de un viaje de siete horas en coche, por una carretera llena de baches, desde Abiyán, la capital económica del país

La ausencia de transporte público “fiable” y los conflictos violentos esporádicos son otras de las amenazas para el sueño de Touan.

Para llegar a esta región desde Abiyán, hay que atravesar varias reservas forestales, el 80% de las cuales ya han sido sacrificadas, según el gobierno. En lugar de las exuberantes selvas tropicales que cubrían la región, encontramos ahora áreas cuidadosamente sembradas con cacao, café, caucho y aceite de palma.

Pero el ecoturismo podría ser la solución para una comunidad en busca de un futuro mejor y más sostenible. Desde enero de 2014, cientos de turistas han participado en un viaje organizado por la Fundación para los chimpancés salvajes (WCF) y la Corporación de Desarrollo Forestal (SODEFOR) de Costa de Marfil. Sin embargo, este tipo de turismo todavía está en sus inicios y el número de turistas es aún muy modesto.

«Por supuesto que llevará su tiempo. Pero la zona es preciosa. El ecoturismo traerá el dinero que tan desesperadamente se necesita». Actualmente, el 80% de los habitantes del pueblo se ganan la vida gracias al cacao.

La población de chimpancés ha disminuido en un 80% en las últimas dos décadas, según el Fondo Mundial para la Naturaleza. Otras cuatro especies de estas selvas también están en la lista roja de especies amenazadas: el hipopótamo pigmeo, los monos colobo verde oliva, los leopardos y los antílopes africanos.

Los cazadores furtivos son en parte responsables de estas desapariciones, pero la destrucción de la selva sigue siendo la principal causa de esta disminución.

Christophe Boesch, profesor de primatología y Director del Fondo de Operaciones para el África Occidental (WCF), ve la migración actual de la población de las regiones del norte de Costa de Marfil y de los países vecinos como Burkina Faso y Malí país como un resultado directo del calentamiento global. «El África Occidental se ha enfrentado a cambios climáticos dramáticos en los últimos 50/60 años. La región de Sahel se ha convertido en un desierto. Esto ha creado una explosión demográfica dramática en Costa de Marfil”

Este flujo de trabajadores ha hecho de Costa de Marfil el mayor productor de cacao del mundo, pero a expensas de las selvas y bosques del país.

En Gouléako, los aldeanos celebran una ceremonia tradicional para media docena de turistas, sentados en los sofás, mientras degustan el vino de palma.

Estos turistas pronto serán trasladados al hotel ecológico administrado por SODEFOR en Djouroutou, un pueblo cercano. Más tarde, se les llevará por los caminos fangosos del Parque Nacional de Tai para ver chimpancés o dar un paseo por río Cavally, que separa Liberia y Costa de Marfil.

SODEFOR y WCF esperan que al fortalecer el ecoturismo, los habitantes locales aprecien el valor económico de sus bosques y de sus muchas especies únicas.

Emmanuelle Normand, Director nacional de la WCF, declaro que esperan enseñar a la población local más que a los turistas, el valor añadido de los bosques.

Emmanuel, el jefe adjunto de Gouléako, recuerda los días en que era todavía un niño y los elefantes cruzaban los campos de arroz y los chimpancés salían del bosque para jugar en los árboles del cacao. «Antes vivíamos con la fauna que nos rodea. Hoy en día, hay que ir lejos, a lo profundo del bosque, para poder ver esto”. Si bien es cierto que la mayoría de los aldeanos viven del cacao, también sabe que la única manera de mantener los bosques, como eran en su infancia, es conseguir que cada vez más gente esté interesada en este proyecto.

«Los productores de cacao llevan una vida muy difícil. El ecoturismo es una oportunidad para un futuro mejor”

[Fuente: info-afrique.com-Fundación Sur]

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