Riesgo de guerra civil en la región del norte de Malí.

23/09/2014 | Crónicas y reportajes

Hace unos días, el Movimiento de Liberación Nacional de Azawad (1) (MLNA) organizó marchas en diferentes municipios para apoyar las reivindicaciones de independencia de sus representantes en Argel. En Ménaka, (municipio de la región de Gao) se han vendido por 5000 francos CFA etiquetas adhesivas para que los motoristas coloquen en sus parabrisas con la leyenda “Estado de Azawad” y de este modo puedan circular. El pasado sábado 13 de septiembre, durante la manifestaciónen Kidal, el MLNA exigió que los comerciantes songhais cerraran sus tiendas y se unieran a ellos. Tuvo lugar una avalancha.

Un vehículo que transportaba mujeres y niños songhais fue volcado. Hubo un muerto y varios heridos. El lunes 14, en Ménaka, se pusieron en circulación unos “documentos nacionales de identidad Azawad” con la intención probable de cazar a los que no pudieran presentarlos.
Todo esto lo sabe la gente, y están extremadamente preocupados. Es por eso que aquí, las poblaciones están expectantes en relación a las negociaciones de Argel.

Está claro que la situación en el norte de Malí es desesperada. Si los acuerdos firmados no son satisfactorios, el riesgo de guerra civil es inevitable. Es necesario que todos aquéllos que ostentan el poder en Malí lo comprendan. Si nunca hubo en esta región ningún otro Estado, las comunidades ampliamente mayoritarias en la región septentrional del país, no aceptarán que se formen otro en el territorio. El secretario general de la plataforma de órganos ejecutivos de Gao advirtió incluso que si estos acuerdos resultan ineficaces habrá que esperar entonces, “¡una segregación territorial en el Sahel!”.

Aunque el Estado está totalmente ausente en los tres municipios nómadas de la región de Gao, sin embargo la administración civil funciona correctamente. Sus ayuntamientos que se había puesto en ruta de forma progresiva en 2013, ya no funcionan desde los enfrentamientos de Kidal, el 21 de mayo. Ya sea porque los funcionarios huyeron, o porque no quieren volver a sus puestos. En cualquier caso temen a las “nuevas autoridades” que les administra.

Por ejemplo, en Djebok, está el MLNA. En Tilemsi, está el Alto Consejo por la Unidad de Azawad, (más conocido por su acrónimo en francés HCUA, Haut Conseil pour l´Unité de l´Azawad). En las siete comunidades del Círculo de Ménéka, las entradas, las salidas, y la administración están controladas por el MLNA. Muchas de las numerosas escuelas de las comunidades nómadas nunca volvieron a funcionar. Hay niños que no han tenido clases desde hará 3 años. Podemos preguntarnos qué es lo que los grupos armados quieren al impedir la escolarización de los niños malienses. Desde el 21 de mayo, el MLNA se extiende disimuladamente fuera de la región de Kidal, hasta las comunidades próximas a Gao. La gente dice que, si no existieran estos enfrentamientos, no permanecerían allí, pero perdieron la confianza en el ejército maliense, en la MINUSMA (2) y en la Operación gala Serval (3), porque todo ha sucedido estando ellos sobre el terreno sin poder evitarlo. También dudan de la eficacia de los diferentes altos el fuego que pudieran pactarse, ya que los firmantes podrían no respetarlos. Las poblaciones han tomado conciencia de que lo que haría falta es que ellas mismas se encargaran de su seguridad. Todas las comunidades que no son parte del MLNA se han reunido para debatir este extremo y concluyeron que la primera etapa era conseguir su propia cohesión social y formar una alianza intercomunitaria, es decir entre árabes, maures, peuls, songhais y tuaregs, pero también entre las comunidades sedentarias y las nómadas. Por lo tanto han decidido defenderse conjuntamente de cara a la amenaza que representa el MNLA. Son comunidades que están bien armadas.

Desde el lanzamiento de la Operación Serval, se invoca la necesidad de reparar a los que fueron víctimas en los enfrentamientos desde enero de 2012. Nada se ha hecho al respecto aún. Pero, la gente es paciente. Gracias a los números encuentros celebrados tanto en Gao como en Ansongo, comprendieron las cuáles eran las prioridades. Algunos de los que cometieron crímenes han vuelto a la ciudad. La gente se los ha vuelto a encontrar por la calle. En estos encuentros ha quedado dicho que las sanciones penales y el perdón vendrán, pero todo llegará a su debido tiempo. Cuando se ha esperado mucho, se puede esperar aún un poco más. Nadie olvida. La paz definitiva no será construida más que desde la justicia, pero lo primero que hay que hacer es llegar al umbral de la paz. Las poblaciones también esperan la llegada de la paz para exigir que se les explique porqué sucedieron ciertas cosas y porqué se dejaron de hacer otras. ¿Por qué el 1 de junio de 2013, pudieron ser expulsados los ciudadanos negros de Kidal? ¿Por qué y cómo tuvieron lugar los enfrentamientos de los días 17 y 21 de mayo de 2014 en Kidal? La gente quiere saber, pero el conocimiento de estas circunstancias habrá de venir después de la paz.

La MINUSMA y la Operación Serval son muy criticadas. Las poblaciones no han apreciado ningún impacto positivo de las mismas sobre el terreno, a pesar de la abundancia de material con el que cuenta. No comprenden la razón de porqué se hacen o dejan determinadas cosas. Haría falta que esta fuerza onusiana explicara a la gente las razones de las actividades que lleva a cabo. Aunque algunos reconocían que la Operación francesa Serval y la posterior Operación Barkhane que sucedió a aquélla, podrían contener el regreso de los grupos armados a la ciudad, todo el mundo ha constatado que ambas operaciones han favorecido a los independentistas en detrimento de la población. Por ejemplo, el jueves 11 de septiembre, los árabes conducían enfermos desde sus pueblos hasta el hospital en Gao. Elementos de la Operación de Barkhane les cortaron el paso para interpelarles y se los llevaron, dejando a los enfermos en el camino. El ejército maliense fue quién hubo de conducir a los enfermos a Bourem para curarles.

La gente se plantea preguntas y no comprende la actitud de los soldados franceses, que por extensión, es la de Francia. La población no duda en acercarse a sus campamentos para preguntarles abiertamente la razón de tal actitud. Aquí, la gente sabe que la reocupación armada de las regiones del norte es un hecho. Lo están constatando.

En la prensa se habla mucho de la sociedad civil cuando hablan de los integrantes de las marchas. Una expresión que induce a los lectores al error, ya que estas gentes no representan a las comunidades y por lo tanto no puede hablar en su nombre, puesto que no son delegados de sus asociaciones.

Una prueba de ello lo que encontramos en el hecho de que Modibo Keïta, el alto representante del jefe de Estado para el diálogo inclusivo inter-maliense, ante la vuelta a las negociaciones, escribiera al gobernador de Gao para decirle que había que enviar dos representantes de las comunidades, que deberían ser elegidos, mediante un acuerdo, entre las mujeres, las autoridades tradicionales, los notables, los morabitos y los jóvenes, y que debían ser imperativamente designadas entre aquéllos que permanecieron en el lugar durante la ocupación. La concertación tuvo lugar en casa del gobernador, entre los delegados llegados de Ansongo, Bourem, del Cículo de Ménaka y de Gao.

Fueron elegidos un joven y un grupo de dirigentes consuetudinarios. Antes de marcharse, el joven se reunió con todas las organizaciones juveniles aquí. Les presentó la hoja de ruta y recopiló todas sus proposiciones para llevar la voz de los jóvenes de Gao a Argel. Las mujeres apoyaban a estos representantes. Es importante señalar que todos ellos permanecerán en Argel mientras que duren los debates, al contrario que la denominada “sociedad civil” que ya debió marcharse los negociaciones para volver a Bamako.

Por otra parte, en los límites con la región de Tombuctú hasta la frontera con Níger, todas las comunidades hicieron una colecta para dar su apoyo, igualmente, a los grupos armados no separatistas que iban a negociar a Argel, porque les inspiraban confianza. Las poblaciones mantienen la esperanza de que las negociaciones desemboquen en un acuerdo que traiga estabilidad, pero tienen miedo de que sólo sea un acuerdo más, que como los precedentes, de 1991, 1992 y 2006, no traerá una paz definitiva.

Está claro que la situación actual en el norte de Malí es desesperada. Si los acuerdos que se suscriban en Argel no resultaran satisfactorios, el riesgo de guerra civil sería inevitable, por una segregación territorial en el Sahel, que es lo único que espera el terrorismo internacional.

Françoise Wasservogel.

Zénith Balé

(1) Territorio del norte de Malí que aglutina las regiones de Tombuctú, Kidal, una parte de la región de Mopti y Gao, su capital. El MLNA formado por independentistas tuareg proclamó su independencia de forma unilateral en 2012, bajo la denominación de Estado Independiente de Azawad. Éste último vocablo en lengua bereber, quiere decir, “tierra de la trashumancia”.

(2) Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí, cuya misión es apoyar el proceso político en Malí y lograr su estabilización, establecida por el Consejo de Seguridad en 2013.

(3) Se trata de una operación militar francesa auspiciada por la ONU, en apoyo del gobierno maliense en el norte del país con el fin de obstaculizar la acción del MLNA. Esta operación ha sido reemplazada en julio de 2014 por la Operación Barkhane.

Fuente malijet.com Fundación Sur

Traducción y Notas de Antonio Vázquez

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