Denuncias de deficencias en las maternidades públicas ugandesas

27/06/2014 | Crónicas y reportajes

Pacientes embarazadas con discapacidad denuncian partos con deficiencias en los centros sanitarios públicos debido al maltrato de las enfermeras y a las camas, puertas y rampas, que no cumplen con sus necesidades.

Después de nueve meses de embarazo, Imelda Twikirize, una mujer discapacitada, no veía el momento de dar a luz a su primer hijo. Ingresó en la sala de partos del Mulago National Referral Hospital en Kampala, la capital de Uganda, en junio de 2013, para traer al mundo a su bebé.

Twikirize declara que la crueldad de los enfermeros hacia ella durante el parto fue impactante.

«La enfermera que supuestamente debía ayudarme me gritaba y utilizaba un lenguaje despectivo», comenta. «Decía que no debía mostrar mi dolor porque yo acepté quedarme embarazada sabiendo que tenía una discapacidad».

Un ataque de polio durante su infancia dejó las dos piernas de Twikirize paralizadas. Twikirize, en silla de ruedas, declara que todas las camas de la sala de partos eran demasiado altas para ella.
Una enfermera gritó a Twikirize que subiera ella misma a su cama, preguntándole cómo se las arregló para subirse a una cama y quedarse embarazada si no era capaz de subirse a una cama de hospital, denuncia la víctima.

«La cama estaba elevada. Mi hermana pequeña tuvo que subirme; me sentí mal», dice.

En el parto de Twikirize, la enfermera supervisora del turno entró y ordenó a las enfermeras que la estaban atendiendo que la llevaran a un quirófano. Las enfermeras le habían preparado para un parto vaginal, pero la supervisora dijo que las demás enfermeras deberían saber que era necesaria una operación de cesárea debido a su discapacidad.

Twikirize, ahora madre orgullosa de una niña de diez meses, es una de las muchas mujeres discapacitadas que se han visto obligadas a enfrentarse a las difíciles condiciones de dar a luz en un hospital público en Uganda.

Las mujeres discapacitadas que esperan un bebé en Uganda declaran que les resulta complicado acceder al sistema de sanidad público del país debido a la actitud negativa de las enfermeras hacia ellas y a la ausencia de rampas, puertas y camas diseñadas para satisfacer sus necesidades. Los hospitales privados ofrecen mejores instalaciones y servicios, pero es sabido que muchas mujeres discapacitadas no pueden permitirse parir en estos hospitales. Este mes, el Gobierno empezará a construir un hospital de mujeres con instalaciones diseñadas para satisfacer las necesidades especiales de las mujeres embarazadas con discapacidad.

De media, 80 mujeres dan a luz cada día en el Mulago National Referral Hospital, el hospital público más grande de Uganda, según Sarah Sewanyana, una enfermera supervisora que trabaja en la sala de partos del hospital. Cada día, al menos una mujer discapacitada da a luz en el hospital.

A nivel nacional, el año pasado se dieron 363.500 partos en los hospitales públicos y privados y centros de salud comunitarios, según el informe anual sobre el comportamiento del sector sanitario (Annual Health Sector Performance Report, 2012-2013). El informe no incluye los partos de mujeres con discapacidad.
Según Sewanyana, el Mulago Hospital ofrece sillas de ruedas a las madres discapacitadas durante su estancia. Asimismo, utiliza ambulancias para trasladar a las mujeres embarazadas de un área de la zona de partos a la otra.

No obstante, Sewanyana reconoce que las instalaciones de la sección de maternidad del hospital se realizaron para las pacientes generales y no cumplen los requisitos para satisfacer las necesidades de grupos especiales, como personas con discapacidad.

El hospital no cuenta con rampas para facilitar el movimiento de mujeres embarazadas en sillas de ruedas, dice Sewanyana. Los ascensores del hospital están a menudo congestionados y a veces no funcionan. Las mujeres que necesitan sillas de ruedas tienen que reptar para llegar hasta el cuarto de baño porque los umbrales de las puertas son demasiado estrechos.
Los baños no están en condiciones higiénicas y no son lo suficientemente grandes para madres con discapacidad que pueden necesitar acceder a ellos en silla de ruedas, cuyos tamaños a veces son considerables, añade Sewanyana.
Además, las camas son demasiado altas para las madres con discapacidad.
«En el Mulago Hospital y otras instalaciones sanitarias públicas tenemos camas normales, por lo que las mujeres discapacitadas tiene que escalar o necesitan la ayuda de otra persona, normalmente un familiar, para subir a la cama».

El personal sanitario del hospital no está preparado para comunicarse con madres sordas o mudas, añade.

«Tenemos problemas de comunicación», dice. «Dependemos de los familiares o asistentes para comunicarnos».

Además, admite que parte del personal del hospital tienen una actitud negativa frente a las madres discapacitadas. Utilizan lenguaje poco correcto y evitan atenderles. Sin embargo, considera que este es un problema de personalidad y asegura que no todos los trabajadores sanitarios son así. Algunos son amables y serviciales con todos los pacientes.

Algunas mujeres también se quejan de maltrato por discapacidades menores en los hospitales públicos.

Aidah Nakyanzi, de 25 años, dio a luz en el centro de salud público Makindye Health Centre 3 en Kampala en marzo de 2013. Se le realizó una cesárea ya que mide menos de 1,5 metros y tiene una deformación en la espalda. No conoce cuál es su enfermedad.
Según la afectada, el personal sanitario del centro prestó más atención a las madres que no sufrían ninguna discapacidad.

«Las matronas evitaban trabajar conmigo. Me miraban como si fuera una persona problemática», denuncia.

Las camas eran demasiado altas y no aptas para personas discapacitadas. Un familiar tuvo que ayudarla a subirse a la cama.

Apophia Agiresaasi

Fuente: Global Press Journal.

Fundación Sur

[Traducción, Arantza Cortázar Pérez de Lazárraga]

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