A la caza de un colchón, por María Rodríguez

17/06/2014 | Bitácora africana

Ya me habían conseguido un lugar para quedarme. Una habitación de alquiler en un piso compartido con tres personas, cooperantes. Dos de ellos llevan aquí ya cuatro meses y la otra persona tres. Y como parece ser que es la norma por estas tierras africanas, el piso lo alquilaron totalmente vacío. Y cuando se dice totalmente vacío la expresión incluye también electrodomésticos e incluso los fogones para cocinar. Así que cuando llegué yo no tenía colchón por lo que, para mi, sin ningunas ganas de dormir en el suelo, conseguir uno se convirtió en la empresa principal de mi primera tarde en Kolda, una pequeña ciudad al sur de Senegal, en la región de la Casamance, y donde estaré en torno a un mes.

Junto con una de mis nuevas compañeras fuimos a una de las tiendas de colchones cercanas a la casa. Algo más de 100.000 francos CFA nos pidieron (152,43 euros). Igual en España os parece un buen precio (o igual no), pero la media de gasto en un colchón individual de espuma aquí es de unos 15.000 (22,86 euros) -25.000 francos CFA (38,10 euros) según la calidad del colchón, de lo duro o lo blando que sea.

Con este señor preferimos no discutir por el precio ya que su cantidad inicial era demasiado elevada para la cantidad máxima que yo pretendía gastar: 20.000 francos CFA (30,48 euros), así que fuimos a otra tienda. En esta tienda había una señora, no sé si sería libanesa, pero está claro que era toubab (blanca). Regateamos el precio de un colchón pero no conseguíamos el precio de 20.000 francos CFA así que, después de unos largos 15-20 minutos, le dijimos que miraríamos en otros sitios y que reflexionaría sobre el precio.

Nos quedaba otra opción y fuimos a esa otra tienda. Le dijimos al señor que allí trabajaba (también toubab también posible libanés) lo que estábamos buscando. Nos dijo que no podía bajar el precio a más de 25.000 francos CFA y además, que también tenía más tiendas en esa calle así que posiblemente la señora de la tienda anterior formara parte de su empresa. Después de explicarnos por qué no podía vendérnoslo por 20.000 FCFA (una explicación con sentido y que, si estuviera aquí por más de un mes, pagaría tranquila) la conversación transcurrió más o menos de esta manera, pero en francés:

-¿Y si te lo compro y luego te lo revendo a la mitad de precio?-, le dije

-Eso no es posible, un colchón de esta calidad no lo puedo vender de segunda mano-, contentó el señor posible libanés, toubab seguro, negando con la cabeza. Algo que bueno, será política de empresa, pero el mismo en su tienda tenía colchones de segunda mano, eso sí, de menos grosor y menor calidad que el que yo insistía en conseguir por 20.000 francos CFA.

-Tan sólo lo voy a utilizar un mes, va a estar como nuevo cuando te lo traiga-, le expliqué.

No sé si intercambiamos algunas palabras más o la chica que me acompañaba añadió alguna que otra frase, pero el señor se quedó pensando y dijo:

-Llévatelo

-Pero, ¿por cuánto?

-Te lo presto. Si es por un mes o por dos o por tres. Luego lo puedo utilizar para hacer sofás. -Y nos dirigió al lugar donde tenía uno mostrándonos, apoyando con fuerza sus brazos, la firmeza del mismo. Un sofá que, si es cierto lo que dice, había fabricado él.

Mi compañera y yo nos quedamos alucinadas.

-¿Dónde está el truco? – preguntó mi compañera

-No hay truco- y pidió al chico que trabajaba con él que enrollara el colchón y lo sujetara con unas cuerdas para que lo lleváramos a casa.

-Siempre hay truco. No es lo normal y tú no ganas nada con esto- insistió mi compañera

-Está bien así- dijo el hombre- los españoles sois buenos clientes míos.

Le preguntamos si necesitaba una pequeña fianza o mi nombre y dijo que no. Y así, con las caras desencajadas y sin pagar nos fuimos con un colchón nuevo y confortable de una tienda de colchones.

Más tarde pensé que si igual se me había caído un billete al suelo, no me había dado cuenta y este señor intentaba hacerse marketing al tiempo que sí que obtenía una ganancia, pero tenía todo mi dinero conmigo. Así que aún no sé dónde está el truco de regalar un colchón, prestarlo sin fianza y sin dar datos.

Esa es la historia de mi bienvenida a Kolda y de como conseguí el colchón para dormir plácidamente mi primera noche en esta pequeña ciudad de la verde Casamance.

Original en : Cuentos para Julia

Autor

  • Rodríguez González, María

    "María Rodríguez nació en 1989 en Baza (Granada). Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Málaga y realizó el Master en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos en la Universidad Autónoma de Madrid. En noviembre de 2014 se marchó a Burkina Faso para comenzar a hacer periodismo freelance y desde entonces recorre los países de África occidental para intentar comprender y acercar esta parte del continente. Autora del blog Cuentos para Julia, donde escribe sobre África, sus experiencias y reflexiones, colabora con varios medios de comunicación como El Mundo, Mundo Negro y El Comercio (Perú), entre otros"

Más artículos de Rodríguez González, María