Llegó de luto riguroso como marcaba el protocolo. Se excusó con la UNED por no poder participar en la conferencia previamente acordada pues le esperaba el funeral de estado de Adolfo Suarez. Teodoro Obiang, dictador de Guinea Ecuatorial, no iba a dejar pasar la oportunidad de robarle protagonismo al recientemente fallecido expresidente español. No se lo iba a poner fácil el arzobispo de Madrid, Rouca Varela, sin embargo.
Obiang hizo lo que todo autócrata haría. Asistió como único Jefe de Estado a la ceremonia acompañado de su mujer y fue acomodado en primera fila. Si hubiera que buscar algún responsable habría que mirar a los organismos competentes de esta, nuestra democracia, que permite la visita de un dictador.
La bienvenida debe acompañarse con los datos de distintas organizaciones que velan por los derechos humanos en Guinea Ecuatorial. Un país donde casi el 80% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza a pesar de que el PIB del país es superior a naciones como Italia o Arabia Saudita. El mercado petrolífero se controla por una minoría asociada al dictador y donde parece ser que España tiene puestas sus miras.
La asistencia de Obiang a la Catedral de la Almudena no es la única deferencia que ha tenido el gobierno español con el autócrata de Guinea Ecuatorial a quien saludo en el artículo publicado en GuinGuinBali, Bienvenido dictador Obiang
Original en : Caminos Estrechos