Necesitamos que Museveni no tenga miedo al cambio», declara el Obispo Zac Niringiye

3/03/2014 | Crónicas y reportajes

El ex Obispo auxiliar anglicano de la diócesis de Kampala defiende que si el Presidente Museveni se presenta a las elecciones, esto será siempre un obstáculo para que se celebren de manera justa y libre.

Kampala

Una imagen, según un viejo dicho, vale más que mil palabras. Ese cliché puede describir muy bien la situación del Obispo Zac Niringiye cuando le encarcelaron en la comisaría en febrero de 2013.
Las televisiones locales transmitieron imágenes del clérigo en las que caminaba descalzo, después de que un agente de policía le hubiera quitado los zapatos, y en las que se le obligaba a entrar en una celda abarrotada, lúgubre y oscura. Según la policía, el delito de Niringiye había sido distribuir folletos para denunciar la corrupción en Wandegeya, un conocido foco de tensión por su proximidad a la agitada Universidad de Makerere.

Había formado parte de la campaña anticorrupción liderada por la sociedad civil, que recibió el nombre de Lunes Negro, donde los ugandeses se reunían todos los lunes con vestimentas negras en señal de luto por el robo avaricioso del dinero de los contribuyentes. La celda, de aproximadamente 10 por 12 pies de tamaño, concentraba a más de 30 prisioneros, según el Obispo. «Nos turnábamos para sentarnos en las mantas. Prácticamente no podía ir al baño», recuerda el Obispo Niringiye acerca de las nueve horas que pasó entre barrotes.

Como ya es habitual, cada vez que una figura carismática expresa sus preocupaciones en relación con los asuntos del gobierno, la policía desata toda su fuerza contra ella. Puede ser que, al hacer al Obispo pasar por esta prueba de fuego, el gobierno estuviera advirtiendo sobre las consecuencias de sus actos.

El efecto contrario

Pero si la prepotencia de la policía pretendía acobardarle, el plan surtió el efecto contrario. «Dejó claro por qué esta campaña (Lunes Negro) debe continuar. Esto me ha hecho más valiente. No tengo miedo a ser arrestado. No me importa que me arresten por hacer lo correcto».

A pesar de que la corrupción ha sido el flagelo de Uganda durante mucho tiempo con el liderazgo del Presidente Museveni, la corrupción dentro de los organismos públicos ha llegado a su máximo histórico, según varios informes de agencias que investigan la corrupción.
Como las personalidades públicas no corruptas se quedan en un segundo plano, probablemente por miedo a las consecuencias, y dejan el gobierno exclusivamente a los políticos, un clérigo que por fin aparece para condenar el vicio ha sido recibido con los brazos abiertos.

La Iglesia ha sido muy criticada por haber adoptado una posición indiferente y pasiva en relación con los asuntos del gobierno. En muy pocas ocasiones, los obispos de la Iglesia anglicana han denunciado los excesos del régimen en el poder. Las críticas atribuyen este silencio a los múltiples regalos que, a menudo, reciben del Presidente Museveni.

El presidente, que es también anglicano, lidera una trama en la que los obispos jubilados y otros líderes religiosos reciben una serie de regalos de despedida en forma de coches o de más de 100 millones de chelines en efectivo. El Obispo Zac no se beneficiaba de dicha trama.

Durante los agitados días del Presidente Idi Amin en la década de 1970, el Arzobispo de la Iglesia de Uganda murió denunciando la brutalidad con la que el régimen trataba a sus ciudadanos. Otros clérigos, como el obispo Festo Kivengere, fueron atacados y tuvieron que huir del país por expresar su opinión.

En Sudáfrica, el arzobispo emérito Desmond Tutu estuvo al frente de la lucha anti-apartheid y más tarde dirigió los esfuerzos de paz y reconciliación, lo que le llevó a ser respetado mundialmente.
En Uganda, un país predominantemente cristiano donde aproximadamente el 86% de los 34 millones de ugandeses profesan al cristianismo, el mensaje de un clérigo puede llegar muy lejos. Por ello, no se puede subestimar el papel del clero en la configuración del rumbo político del país.

Lanzamiento de la Campaña

Durante el miércoles de ceniza del año pasado, el Obispo Niringiye lanzó la campaña «No comeremos hasta que nuestros estudiantes lo hagan». Bajo esa cruzada, los activistas presionaban al gobierno para que proporcionara ese almuerzo tan necesario para los niños en las escuelas primarias públicas.

La campaña se encuentra ahora en su segundo año, gracias al papel del Obispo. Esta forma parte de un esfuerzo mayor que aboga por mejorar los salarios de los maestros. Durante la entrevista, el obispo come cacahuetes tostados con una taza de café.

En varias ocasiones, un irritado Museveni ha insistido en que los líderes religiosos deben dejar la política a los políticos, aconsejando que ajusten sus sermones estrictamente a las escrituras bíblicas. Pero sus afirmaciones sobre que los líderes religiosos no se involucren en la política son rechazadas por clérigos nombrados directamente por él, afines al partido gobernante, como es el caso del Primer Ministro del Condado de Dodoth, el reverendo P. Simon Lokodo, elegido ministro de Ética en 2011. El sacerdote fue posteriormente apartado del sacerdocio, y se le prohibió celebrar misa en la Iglesia Católica.
El partido gobernante hizo uso de todos los recursos posibles para asegurarse de que el reverendo Peter Bakaluba conservara su escaño en el Municipio de Mukono, incluso cuando los tribunales anularon su victoria por razones de privación del derecho de voto. Finalmente, tras perder el escaño, se conformó con un puesto en el Sur de Mukono en el Movimiento Nacional de Resistencia (NRM, por sus siglas en inglés). «Espero que Dios esté en esto. Espero que esté interesado en los asuntos humanos. La política nos concierne a todos», dice el Obispo Niringiye.

El Obispo Niringiye suele ser el blanco de las críticas del presidente, quien a menudo le acusa de no ser honrado y utilizar su posición en los proyectos controvertidos de la ley de petróleo que el Parlamento aprobó el año pasado con mucha polémica. «Niringiye tiene 65 años, por lo que era suficientemente mayor cuando Idi Amin aterrorizaba a los ugandeses. ¿Qué hizo él entonces? Ahora está luchando por algo que ni él sabe», publicó The observer citando a un agitado Museveni en octubre del año pasado.

«Tiene que haber algo mal con su sistema de información», responde el Obispo Niringiye riéndose a carcajadas. «Debería haber comprobado que tengo 59 años y cumplo 60 el año que viene. [En el tiempo de Amin] yo era un ciudadano fiel; un estudiante, un fiel cristiano en Ntare y, más tarde, en la Universidad de Makerere me involucré en lo que estaba destinado a hacer en aquel momento».

El Obispo Zac, como se le conoce cariñosamente, es amable y simpático. Pero tras esa afabilidad se esconde un hombre decidido y elocuente que solía ser el Obispo Auxiliar de la Diócesis de Kampala en la Iglesia de Uganda.

Cómoda posición

«No se puede conseguir una sociedad justa a menos que haya un buen gobierno. Una sociedad justa conecta con un buen gobierno», cuenta mientras explica por qué se retiró de la «cómoda posición», que su situación en el clero le ofrecía para luchar por la sociedad civil del mundo. «Quería estar en un ambiente en el que me pudiera relacionar con los ciudadanos, ya que son solo ellos los que pueden cambiar la forma en la que son gobernados. Si no participa el pueblo, la sociedad civil por sí sola no sirve para nada».

«El plan del régimen actual era conseguir que los ciudadanos adoptaran una posición de subordinación», explica el Obispo Niringiye, quien solía celebrar misa en la Catedral de Todos los Santos. El largo recorrido del Obispo Zac como clérigo le ha llevado a países devastados por la guerra, alrededor de la Región de los Grandes Lagos; a la inestable región de Darfur en Sudán; a Ruanda, donde se vio envuelto por el genocidio de 1994; y a la República Democrática del Congo, donde siguen habiendo muchos muertos. La agitación que ha vivido ha influenciado su visión sobre la vida.

Actualmente se dice que el obispo podría ser una figura clave en la campaña electoral del 2016. El haber trabajado con jóvenes, que forman un bloque electoral importante en Uganda, durante la mayor parte de su carrera, probablemente atraería a este sector clave de votantes.

Pero, ¿acaso se presentaría a las elecciones?

«El error de los ugandeses es preguntarse quién va a reemplazar a Museveni. Reemplazar a Museveni con otro Museveni sería un craso error. Lo que estamos buscando es un equipo de líderes. Debemos tener cuidado con aquellos que salen y afirman «Yo soy el que estáis buscando», dice el Obispo Niringiye.

Por otra parte, el Obispo tiene reparos sobre el precedente establecido por el comportamiento de las últimas elecciones, lo que le plantean dudas sobre si las encuestas del 2016 pueden producir un resultado imparcial. Él prefiere abogar por un diálogo que sirva de base para un proceso transparente en el año 2016.

En el caso en el que las elecciones de 2016 se llevaran a cabo con éxito, el Obispo Niringiye defiende la necesidad de una agenda para discutir los obstáculos que siempre han impedido la equidad en encuestas anteriores. «Que el Presidente Museveni se presente, supone un obstáculo para la celebración de elecciones libres y justas. Es imposible pensar que se pueden dar unas elecciones libres y justas si él se presenta en las votaciones. La solución es que él voluntariamente diga «he hecho lo que he hecho». y que el pueblo de Uganda le conteste «y ya has terminado»», explica el Obispo Niringiye.
«Precipitarse a las elecciones de 2016 será un grave error; no estaremos preparados para solucionar todas las cuestiones importantes. No se debe repetir lo que ocurrió en las elecciones del 2011. En el 2016, las elecciones deberán negociarse».

Los candidatos del Municipio de Jinja West

El municipio Jinja West volverá a tener elecciones muy reñidas tras la decisión del ex diputado Harry Kasigwa de regresar y asumir el puesto de Moisés Balyeku, a quien derrotó en las elecciones de 2011.
Kasigwa había representado al electorado por primera vez en el Programa de Reforma y, posteriormente, en las listas del FDC, pero no porque Jinga West estuviera en la oposición. Otra razón por la que derrotó a Balyeku fue porque el electorado había empezado a apoyar al partido en el poder, el NRM.

No. La política de Jinja se centra más en las personas que los partidos a los que representa. Eso explica por qué Jinja West, que siempre había votado por el Presidente Museveni, también votara a Kasigwa, mientras que Jinja East, que siempre había votado por el representante del FDC, Kizza Besigye, también votó a Nathan Igeme Nabeta del NRM como Primer Ministro.

Aunque sus raíces están en el distrito de Kabale, Kasigwa fue adoptado por el pueblo de Jinja como uno de los suyos, aquel niño que se había criado en el bloque de pisos que albergaba a tantos funcionarios públicos de nivel medio y que acudió en primaria a la escuela Nilo Victoria; en secundaria, a la escuela Iganga; y a la Universidad de Jinja antes de unirse a la Universidad de Makerere. Lo que buscaban era a una persona firme que pudiera representar sus intereses, pero en el camino llegó la conferencia del 2010 de los delegados del FDC, así como las elecciones del partido durante el cual apoyó al General de División (IDT) Mugisha Muntu contra el Dr. Besigye.
Después de la derrota, Kasigwa cometió el error de afirmar que nunca trabajaría con Besigye. Los problemas empeoraron cuando no supo enfrentarse a los rumores que le acusaban de haberse cambiado al partido gobernante, el NRM. Cuando Balyeku apareció para despilfarrar su dinero, ya habían surgido dudas sobre su falta de principios. Esto le costó la carrera.

Actualmente, Kasigwa, quien se ha centrado en terminar los trabajos en su Hotel Nilo Village, es ya mayor, sabio y está preparado para derrotar una vez más a Balyeku en lo que parece que será un encuentro muy interesante.

Por Moses Okeya

sarinaitwe@ug.nationmedia.com

Traducido por Mercedes Negueruela

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster