La mujer que defiende el «Sí podemos» controla la economía de Nigeria

28/11/2013 | Opinión

Cuando el mes pasado, el gobierno de Estados Unidos estaba paralizado y las calles de Washington más vacías de lo normal, conocer a la Ministra de Finanzas y Economía de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, fue un contraste reconfortante. Okonjo-Iweala es claramente una mujer con una misión. También es realista. Sabe que, con todos los problemas tan críticos que presenta Nigeria, se espera mucho tanto de ella como de sus colaboradores reformistas.

El país cuenta con problemas que van desde la corrupción hasta el masivo crecimiento de la población. Hay muchas cosas que pueden salir mal, pero la ministra está guiada por ese fuerte sentimiento de querer ser partícipe de la creación de una nueva Nigeria. El país más poblado de África se enfrenta a grandes retos, y el más importante es el desempleo juvenil que se aproxima a los niveles de España y Grecia. Pero, en Nigeria, a diferencia de estos dos países, cada año habrá un elevadísimo número de trabajadores de nuevo acceso que necesitarán acceder al mercado laboral. Nigeria se puede convertir en el tercer país más poblado del mundo a finales del siglo XXI.

Para hacer frente a este reto, el gobierno ha iniciado un gran número de iniciativas, como la promoción de las habilidades de los jóvenes y de la iniciativa empresarial. En concreto, Okonjo-Iweala ha logrado que una mayor parte del dinero que se obtiene con el petróleo en Nigeria, se envíe a las arcas del gobierno. La razón es simple: la riqueza del petróleo en Nigeria debe utilizarse bien. El país necesita grandes inversiones, no solo en infraestructura sino también en educación y en economía.

Cuando la mayor parte de Occidente quiso descartar las virtudes de una gestión macroeconómicamente prudente, Okonjo-Iweala (casi) se posicionó a favor del Consenso de Washington. ¿Y Por qué no? La ministra defiende que África, considerada durante muchos años como el gran enfermo del mundo, parece estar encontrando su camino, incluso independientemente del reciente auge de los productos básicos. Añade que la clave de esta ecuación es que en muchos países africanos, un conjunto de responsables políticos competentes tanto técnica como políticamente han tomado las riendas en los sectores económicos y financieros.

El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, sorprendió a sus ciudadanos cuando, el 1 de enero de 2012, suprimió todas las subvenciones al combustible. A pesar de ser un gran productor de petróleo, Nigeria importa el 85% debido al mal estado de sus propias refinerías. Estas subvenciones eran, por tanto, una gran parte del presupuesto del país. Las huelgas y las manifestaciones fueron lo siguiente, al igual que ocurre en muchos otros países donde las ayudas se han eliminado, como es el caso de Indonesia. Sin embargo, mientras que los reformistas en estos países cedieron, Jonathan en Nigeria llegó a un acuerdo. Reintrodujo algunas ayudas, aunque tiene planes de eliminarlas por completo.

Para conseguir avanzar en su larga lista de objetivos, Okonjo-Iweala se ha dado cuenta de que este es el momento en el que Nigeria y otros países de África deben pisar a fondo en lo que se refiere a la economía. «No debemos conformarnos» dijo la ministra. La tasa de crecimiento del 6% en Nigeria parece sorprendente en comparación con las tasas mundiales. No obstante, cuando se tiene en cuenta el rápido crecimiento de la población, esta tasa no parece tan impresionante. Añadió que conseguir un progreso real en posicionar al país para un futuro próspero requeriría unas tasas de crecimiento similares a las de China, con dos cifras como mínimo.

Su gobierno se está apoyando más en el mercado y en el sector privado, proporcionando al sector de la energía una mayor capacidad por ejemplo, para ayudar a lidiar con algunos de los retos más desafiantes.

En todo progreso, se siguen planteando grandes problemas. Según estadísticas internacionales, Nigeria cuenta con el mayor número de niños con edad para asistir a la escuela que no lo hacen. El país cuenta con 10 de los 53 millones niños no escolarizados a nivel global, aunque la ministra dice tener otros datos que ponen en duda que estas cifras reflejen verdaderamente la realidad. Aun así, no cabe duda de que para la ministra, la educación es clave para el futuro de Nigeria. La educación tiene un papel muy importante en reducir la tasa de fecundidad. No existe mejor camino para gestionar la futura población que manteniendo a las niñas en las escuelas.

Mientras que Nigeria se beneficia ampliamente de sus riquezas petroleras, el sector está sujeto a varias presiones. La corrupción ha sido un gran problema durante mucho tiempo en este sector, pero ahora la producción está disminuyendo. El aumento del consumo interno puede incluso poner en peligro la habilidad de exportar petróleo en el futuro. Esto dañaría seriamente los beneficios de las exportaciones y el presupuesto nacional.

Ningún ministro acogería con agrado esta perspectiva. Al mismo tiempo, Okonjo-Iweala es consciente de que depender de los ingresos del petróleo es un gran falacia. Aunque sí que puede proporcionar recursos cruciales, «el petróleo no crea empleo». Más bien, es una industria que utiliza capital intensivamente y que, tras analizar las recientes tendencias del sector, parece que acabará utilizando todavía más.

La celebración del centenario de la unificación del norte y sur de Nigeria, en enero de 1914, está a la vuelta de la esquina. A pesar de los problemas políticos y económicos profundamente arraigados en el norte del país, sobre todo por Boko Haram que acaba de ser declarado grupo terrorista por los Estados Unidos, los reformistas del gobierno de Nigeria están intentando mantener el ritmo. La clave para el éxito dependerá de que la clase media siga creciendo. Las desigualdades en los ingresos siguen siendo un reto, aunque Okonjo-Iweala ha sido rápida en resaltar que en el avance hacia la igualdad democrática, Nigeria muestra mejores resultados que Brasil y Sudáfrica.

Como ministra de finanzas y de economía, se pronuncia en contra del entusiasmo simplista de las empresas occidentales de entrar en el mercado nigeriano. Muchos de ellos tienen la costumbre de extrapolar el crecimiento de la población (supuesto) a beneficios e ingresos. Es como si la ministra percibiera una cierta ingenuidad de Occidente en este sentido, como una especie de sustitución de las grandes esperanzas que una vez tuvieron de entrar en el mercado chino.

Aunque el día de la entrevista no hubiera coincidido con el cierre del gobierno de Estados Unidos, cuando uno habla unos minutos con la ministra de finanzas y economía de Nigeria, es fácil reconocer que se trata de una mujer con un claro espíritu de «sí se puede». Ella siempre está dispuesta a perseverar, cuando otros se echan las manos a la cabeza cuando se enfrentan a grandes retos. «Si no sintiera que este es el momento para introducir grandes cambios en mí país, no habría aceptado este trabajo cuando el Presidente me pidió que me uniera a su equipo».

Stephan Richter

Business Report (Sudáfrica)

*Stephan Ritcher es director y editor de theglobalist.com. Sigue a Globalist en Twitter: @theGlobalist.

(Traducido por Mercedes Negueruela)

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster