LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN ÁFRICA

25/11/2013 | Editorial

Hoy día 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, declarado por la ONU en 1999.

El daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, así como el abuso de sus derechos humanos, tanto en la vida privada como pública, constituyen las formas más comunes de violencia, que sufren las mujeres en el mundo.

Las declaraciones o leyes solamente no aseguran el respeto debido a todas las personas, particularmente a las más vulnerables. Este día presenta una oportunidad para que todas las personas e instituciones renueven su compromiso de prevenir y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres.

Los conflictos africanos tienen consecuencias negativas contra las mujeres en particular y siempre conllevan: violaciones, raptos, esclavitud sexual, desplazamientos, inseguridad alimentaria, matrimonios forzados y otras.

Estas formas de violencia directa sin embargo, no surgen repentinamente cuando estalla el conflicto, sino que están vinculadas con otras formas de violencia menos visibles, pero preexistentes en las tradiciones y formas de vida de muchas sociedades africanas.

Dichas tradiciones injustas, que nada tienen que ver con la cultura, son notables en: la desigualdad que viven mujeres y hombres, la sumisión de la mujer al clan y al hombre, el menor acceso de la mujer a la educación, y su insuficiente participación en la toma de decisiones.

Según el informe de Thomson Reuter Foundation, en Sudan, 12.1 millones de mujeres y niñas son víctimas de mutilación genital femenina. Además, las niñas pueden casarse legalmente a partir de los 10 años. Además 730 madres mueren por cada 100.000 partos que se producen. El codigo penal sudanés permite el arresto y la flagelación de mujeres por vestirse de manera inadecuada. Mientras que el 80% de los hombres están alfabetizados, solo el 62% de las mujeres están alfabetizadas. Por cada 100 hombres que trabajan con salario, solo 40 mujeres lo hacen. Por cada 100 hombres en el Parlamento, solo hay 32 mujeres.

La precariedad de las condiciones de vida de las mujeres en Sudan, R.D. del Congo, Niger etc. las coloca en una situación de gran vulnerabilidad.

En la R.D. del Congo, solo 18 mujeres son parlamentarias por cada 100 hombres. En la cuestión de desigualdad de género, de los 146 países en la lista, la RDC ocupa el lugar 142.

La ONU estima que 1.000 personas mueren cada día por causas asociadas a la ausencia de paz, solo en la RDC. Más de 3.6 millones de personas has sido desplazadas en el este de la RDC, de las que el 50% son mujeres. Dos de cada tres mujeres han sido violadas.

En estos contextos de violencia, son las mismas mujeres las que toman iniciativas de paz, de formar cooperativas y grupos de apoyo, generan negocios con los que sostener a sus familias, además de criar y educar a hijos e hijas y ocuparse de las personas mayores.

Cuando tienen oportunidad, son ellas las que se vuelcan a los estudios y representan a sus comunidades, capacitando a las demás mujeres para ser autoras de su propia liberación.

Programas como los de Manos Unidas, de promover micro proyectos de capacitación y desarrollo de la mujer, son una forma excelente de promover las condiciones para un desarrollo integral en dignidad e igualdad.

Contra el secuestro de la razón, de la ética y de la dignidad humana, practicada por los poderes financieros hoy día, es urgente potenciar la dignidad e igualdad de todas las personas para crear un nuevo orden social.

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