Luchar contra la pobreza podría terminar con las redes globales de terroristas

27/09/2013 | Opinión

Westgate se quedará grabado en la memoria de los que están de luto para toda la vida. La pérdida sin sentido de la vida y el elevado nivel de violencia meticulosamente planeada que lo acompañó.

Westgate debería ser el comienzo de una mayor discusión para definir qué es lo que ha ido mal fundamentalmente en nuestro sistema político y económico, que ha permitido que florezca esta red de terroristas.

El mundo entero: Oriente y Occidente, ha pasado la última década centrado en romper las redes terroristas, deshabilitando sus finanzas, reescribiendo las leyes para castigar a los autores de actos terroristas y todos los medios concebibles para disminuir el terrorismo global.

Mientras que se ha dado una paliza a las redes establecidas de Al Qaeda y Al Shabaab y algunos optimistas creen que están camino de desaparecer, el nivel de actores no estatales que utilizan la violencia sigue aumentando a nivel global.

En el mundo en desarrollo, la pérdida masiva de vidas en grandes centros de población sigue en aumento. Desde Bombai, Nairobi y otros centros de las economías emergentes globales.

En otras situaciones, partes importantes de entidades políticas están en silenciosa y sangrienta guerra civil. Nigeria está combatiendo a militantes tanto en el norte como en el Delta del Níger, rico en petróleo, con éxito limitado.

Las secuelas de la revolución egipcia que derrocó a Hosni Mubarack han llevado a un aumento de la violencia y de pérdida de vidas. Mientras que en Irak los asesinatos regulares ya no atraen la cobertura mediática.

Historia suprimida

En Nairobi, una nueva dimensión está formando parte de la narrativa. Occidente tiene una nueva exportación, trasplantes continentales. En el ataque de Westgate, una historia suprimida revela que al menos tres de los atacantes eran americanos y británicos.

Los americanos se cree que eran jóvenes de origen somalí, pero la británica que viajó con pasaporte surafricano, es irlandesa. Dentro de estos países, no solo existen células terroristas de planificación, sino que están creciendo y golpean con irregularidad, pero golpean.

En la semana antes del ataque a Westgate, la prensa global publicó una historia sobre los esfuerzos de regulación que se están llevando a cabo para cerrar las cuentas de los agentes de transferencias de dinero del sistema bancario.

La mayoría de las leyes bancarias ya no tienen margen para que los banqueros elijan a sus clientes de la lista de vigilancia de terroristas, independientemente de cómo llegan allá estas entidades. Estas operaciones de trasferencia de dinero, 2 trillones de dólares, son fundamentales para la economía global dominada por las remesas de los migrantes a las comunidades de su familia, síntomas de que otras cosas fallan. Uganda recolecta 800 millones de dólares al año en remesas.

Somalia, que está más abajo en la lista de estados fallidos, recolecta 1.500 millones de dólares al año.

Hay mucha tensión entre el nuevo dinero, el dinero viejo y el Kyeyo (el dinero de la diáspora ugandesa) que puede haber encontrado una salida en este nuevo paradigma terrorista.

Mientras que el venerado profesor de Harvard Samuel Huntington lo describió en su trabajo como “Choque de civilizaciones”, este nuevo paradigma tiene claras connotaciones.

El Westgate es propiedad de adinerados financieros israelíes. El súper centro comercial o su concreto concepto ciudad, es una gran amenaza para los negocios informales e ilícitos de la ciudad, donde los beneficios, los salarios e incluso los impuestos no están registrados.

Relación interconectada

El nuevo jefe de la economía en la ciudad es muy visible. Se eleva por encima del resto de edificios en el horizonte. Incluso en las zonas más estrujadas, se genera un montón de tumulto para asegurar su permanencia. La parte alta y la parte baja de la ciudad tienen muchas relaciones interconectadas.

Es muy probable que un vendedor de ordenadores de la parte alta de la ciudad recopile su material en la parte baja, por un modesto margen de ganancias. Al igual que la ropa de segunda mano de la parte baja de la ciudad, que es planchada en las casas antes de ser puesta a la venta en la parte alta de la ciudad.

Los agentes del sector que mueve grandes cantidades de dinero que quieren consolidad todas estas actividades al estilo occidental, con hileras de mercancías importadas baratas hechas en China, o los agentes que quieren llevar y vender comida procesada, respaldados por los pesos pesados políticos locales, que hagan una pausa por un momento.

Mientras que el sistema de justicia criminal en los países occidentales está acostumbrado a excluir el crimen y a fomentar el orden “forzoso”, en África nuestro fracaso para resolver las hordas de pobres, hambrientos y desheredados brinda los reclutas que se graduarán para entrar estas redes globales.

Todas las grandes ciudades tienen redes criminales en crecimiento que tan solo están a unos años de graduarse para entrar al servicios de próximo gran jefe, o pequeño jefe de una red criminal, con la habilidad para fomentar el terror y la angustia a su paso.

KAROLI SSEMOGERERE

(Africa Review, Kenia, 27-09-13)

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