Ataque a la RDC, ¿Cuándo decidirá la comunidad internacional castigar a Ruanda?

2/09/2013 | Opinión

Ruanda ha infringido una vez más los acuerdos de paz en los Grandes Lagos con un ataque a la RDC, pues ha sido este país quien ha enviado los obuses causantes de los recientes daños humanos y materiales. No existe otra explicación posible para la situación de las FARDC y del M23 en la zona. Las tropas del M23 ya se han alejado de Goma y su maquinaria se encuentra alejada de esta ciudad. A través de su portavoz, el gobierno congoleño no ha tardado en denunciar la situación y pedir la colaboración de la comunidad internacional. De hecho, Kinshasa lleva más de seis meses mostrando y demostrando un verdadero interés por trabajar en pro de la pacificación en el este de la RDC y en toda la Región de los Grandes Lagos.

Desde que se firmó el acuerdo marco de Addis Abeba y desde que el Consejo de Seguridad adoptó la Resolución 2098, el jefe de Estado ha puesto en marcha un mecanismo complementario para la aplicación de dichos textos. Incluso antes de que se finalizaran estos documentos, el presidente de la República ya había anunciado y más tarde convocado los encuentros nacionales destinados a gestionar las cuestiones políticas de la crisis interna. Desde entonces, la RDC ha llevado a cabo grandes avances reconocidos de forma general por la comunidad internacional. El caso más reciente ha sido el de Bélgica, que ha manifestado su satisfacción a través de su viceprimer ministro y ministro de Asuntos Interiores, Didier Reynders.

En su última visita a la RDC, el jefe de la diplomacia congoleña había reconocido que «las autoridades congoleñas han ido más allá de lo que era posible». Ruanda, por el contrario, recibe interpelaciones sin descanso, especialmente por parte de Washington, aunque únicamente ha dado respuesta a sus obligaciones con arrogancia y desprecio. Kigali ha abierto sus fronteras a los rebeldes del M23 y sigue ofreciendo su apoyo para que el grupo permanezca activo en la RDC. A pesar de que el gobierno congoleño ha solicitado la extradición de determinados antiguos jefes políticos y militares del M23, Kigali se opone, e incluso les ha otorgado el estatus de refugiados. En el plano político, Kigali se ha negado abiertamente a toda posibilidad de diálogo con la oposición, que reduce estratégicamente a simples FDLR, aunque también dentro de este grupo figura una generación joven que no guarda relación alguna con el genocidio que Ruanda explota como si de un negocio se tratara.

Jakaya Kikwete, el presidente de Tanzania, tuvo la valentía necesaria para tratar abiertamente esta cuestión, lo que despertó la ira de Ruanda. De este modo, también surgirán tensiones entre Kigali y Dar Es Salaam, aunque no supondrá un cambio para la situación en Kigali. Ante esta mole de orgullo y rechazo, las miradas se vuelven una vez más hacia la comunidad internacional, responsable del proceso de paz en la región de los Grandes Lagos. Se ha interpelado especialmente a Ban Ki-Moon y a Mary Robinson debido a los retrasos que han causado recientemente. A Kigali se le había pedido en numerosas ocasiones que se pusiera de parte de la solución y no del conflicto, pero sus comportamientos han demostrado una falta de voluntad para responder a las exigencias de pacificación de la región de los Grandes Lagos. Sin embargo, y a pesar de las numerosas llamadas al orden, la comunidad internacional se deja llevar por una compasión sospechosa. Hubo un tiempo en el que se le impusieron a Ruanda algunas sanciones, especialmente la suspensión de algunas financiaciones, aunque no sirvió para demostrar la firme determinación de la ONU y de algunas potencias influyentes para que Ruanda se comprometiera realmente con la búsqueda de la paz. Por el contrario, Kigali incluso se ha beneficiado de una prima de guerra, puesto que ha entrado a formar parte del Consejo de Seguridad.

¿Cuándo se sancionará a Kigali por los crímenes que ha cometido en la RDC? ¿Para qué sirven los numerosos informes de investigación que invariablemente demuestran la implicación de Ruanda en la desestabilización de la RDC y en la agitación de la región de los Grandes Lagos? En su visita a Kinshasa, Didier Reynders denunció la actitud de la comunidad internacional al poner de relieve las expectativas de la población congoleña. Los últimos obuses procedentes de Ruanda que han caído sobre Goma suponen un nuevo reto, un nuevo desafío para la credibilidad de todos aquellos que participan en el proceso de paz. Por lo menos Kinshasa sale adelante mediante acciones visibles…

(KongoTimes, RDC, 26-08-2013)

Traducción de Inés Baños.

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