Bienvenida a la nueva atención que se le presta a los cuidados maternales en Sudán

16/07/2008 | Crónicas y reportajes

Un enorme embarazo ha aumentado el tamaño de una diminuta mujer que entra por su pie en la reluciente nueva sala de maternidad del Sur de Sudán, con dos trozos de papel grapados juntos. No aparenta más de 16 años, con grandes ojos y con un dolor reciente.

Juba, la capital, ahora tiene una sala de maternidad apropiada, sillones de parto, incluso dos incubadoras que todavía están engalanadas con los lazos del día de la inauguración. En sus cinco primeros días, atendió 46 partos normales y seis cesáreas. A diferencia del resto de Sudán, tiene muchas medicinas en su almacén.

Los funcionarios del Gobierno calculan que sólo el 25 % de la población tiene acceso a los cuidados médicos más básicos; la nueva sala de maternidad ofrece a las mujeres de Juba y sus alrededores las mejores atenciones que hay en el Sur de Sudán.

Uno de cada 50 nacimientos termina con la muerte de la madre. Según el Fondo para la Población de Naciones Unidas, UNFPA, África tiene los peores índices de mortandad maternal del mundo, con 820 muertes por cada 100.000 partos. Después de más de 50 años de guerra a intervalos, el Sur de Sudán tiene los peores índices de mortandad maternal, con 2.054 muertes de cada 100.000 nacimientos.

Magda Armah, del UNFPA, cree que las cifras reales podrían ser superiores, “Es terrible porque la mayoría de esas mujeres sólo representan a las que tienen acceso a las instalaciones médicas. ¿Cuántas más no llegaron al centro de salud?”

Hace dos años, un viaje a la sala de maternidad de Juba era un viaje a la desesperación. Salas oscuras con suciedad, paredes desconchadas, olor a sangre. Las básculas y los apoya talones de las mesas de parto parecían reliquias de los años 60 y los instrumentos de obstetricia de la edad media.

Originalmente, el plan era simplemente reformar las salas junto con el resto del hospital, utilizando algunos de los millones de dólares de la ayuda que ha llegado, después del acuerdo de paz de 2005.
Pero la UNFPA, que promueve el derecho a la salud y la igualdad de oportunidades para todos, ayudando con la recopilación de datos y el diseño de las políticas, presionó para que se construyese una nueva y más grande sala con su propio ámbito de operaciones. “Es un modelo de cómo deberían reformarse otros hospitales”, declara Alexander Dimiti, también de la UNFPA.

Duros comienzos

El Gobierno del Sur de Sudán, que lleva existiendo tres años, tiene un plan especial de trabajo para reducir la mortandad maternal, aunque un funcionario dice que queda mucho por hacer, recursos humanos, desarrollo de la concienciación, instalaciones médicas, que ha sido muy duro empezar. Prácticamente, el tiempo de los trabajadores sanitarios se ha consumido en atender de urgencia los desastres de cada año, como los brotes de cólera, meningitis y sarampión.

“La salud reproductiva se relega al último puesto. Hay un montón de necesidades urgentes”, explica Dragudi Buwa, el director de UNFPA del Sur. Mientras tanto no se han desarrollado métodos efectivos para tratar las emergencias en cooperación con las agencias de las Naciones Unidas, ni sistemas para el abastecimiento sostenible de medicinas para la salud reproductiva ni equipos que Dimiti llama el “pilar” del sistema sanitario que podría afectar realmente al índice de mortandad maternal.

Parte de la culpa lo tienen los escasos enlaces de comunicación entre los diferentes niveles del gobierno emergente, según Dimiti. La vasta región también tiene muy pocas carreteras que unan las aisladas comunidades rurales, y muchas zonas están aisladas completamente durante la estación de lluvias.

El transporte a menudo es caro o muy difícil de utilizar, señala Dimiti, las mujeres del sur a menudo no toman las decisiones sobre su propio embarazo o salud. Incluso si las mujeres pueden llegar a un hospital, muchas veces deben esperar largas colas para que les atienda personal mal preparado.

Se necesita formación desesperadamente

Festo Juma, el administrador jefe del hospital de formación de Juba así como su único tocólogo, parecen exhaustos mientras describen algunas de las cesáreas de emergencia a las que se enfrentan: una mujer a la que trajeron en un camión que viajó cientos de kilómetros por malas carreteras, agonizando con un parto obstruido, y habiendo perdido ya mucha sangre.

Un aspecto de la unidad de cuidados maternal del hospital es que no ha tenido un nuevo comienzo, el centro de matronas donde docenas de auxiliares de parto tradicionales recibían formación, ya no funciona. “Ellas no tenían un impacto real, explica, “Con un bajo nivel de educación, estas matronas tradicionales se ceñían a lo que ya sabían antes”.

Pero las mujeres tienen pocas oportunidades, una encuesta realizada después de la guerra, sólo pudo contar a 8 matronas formadas, (una fuente oficial del gobierno asegura que en realidad fueron seis), en el sur, donde la UNFPA calcula que viven unos 10 millones de personas.

Treinta y seis nuevas matronas comunitarias acaban de graduarse en un nuevo curso de 18 meses, especialmente diseñado para adaptarse a las necesidades del sur, del gobierno y la UNFPA. Pero la Agencia de Naciones unidas calcula que este índice tardará 60 años en equipararse con los estándares internacionales de salud maternal. Una encuesta señala que sólo el 7 % de los nacimientos fueron atendidos por matronas o enfermeras y sólo el 13,6 % de los mismos tuvo lugar en una institución sanitaria.

“En las zonas rurales la situación es mucho peor. La principal causa (del alto número de muertes) es la total ausencia de servicios de obstetricia en las tres cuartas partes de Sudán”, dice Juma, entre operación y operación, con sus botas Wellington blancas, traje de quirófano verde y una mascarilla facial alrededor de su cuello.

“La mayoría de nuestra gente ha muerto por la guerra. Queremos reemplazarles y desarrollarnos”, dice la enfermera de maternidad, Susan Poni. Se está animando a las mujeres, incluso desde los altos puestos de la política, a tener muchos hijos, y muchas empiezan muy jóvenes. En un estado, el 47 % de las chicas están casadas antes de los 15 años”.

El Gobierno todavía no ha finalizado su política de salud reproductiva, pero requerirá “nacimientos separados unos de otros, sin importar cuántos niños se desea tener”, asegura una funcionaria del Ministerio de Sanidad, Pamela Lomoro. Pero el 92 % de las mujeres en el Sur de Sudán son analfabetas y la guerra ha hecho que los mensajes sobre el derecho de la mujer a elegir cuándo quedarse embarazada no han llegado a muchas de ellas, ni siquiera de la capital, mucho menos de las zonas rurales.

“De cada 1.000 embarazos, 200 son adolescentes”, señala Armah, “Las jóvenes están muriendo por ello”.

Skye Wheeler,

Juba, Sudán.

Para Mail & Guardian, Suráfrica, el 16 de julio de 2008.

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