Minas de la RDC: Ruanda y Burundi en el corazón de la mafia

13/06/2013 | Opinión

De nuevo pruebas documentadas. Militares de alta graduación atrapados con las manos en la masa en el blanqueo de minerales. Los circuitos bien engrasados en Ruanda y Burundi para la certificación se han transformado en maquinaria de blanqueo. Nuevas investigaciones de Global Witness revelan la implicación de altos oficiales militares en el comercio del oro en el este del Congo. Se trata de burundeses, ruandeses y congoleños. Las exportaciones fraudulentas de toneladas de oro, tantalio y tungsteno es una asunto que está en las manos de rebeldes, de oficiales congoleños así como de estructuras estatales burundesas y ruandesas. Nunca se dirá lo suficiente: la guerra en la RDC tiene sus cimientos en la prelación y pillaje de los recursos naturales.

Aunque citados en diferentes informes, resulta curioso constatar que los países regularmente denunciados prosiguen sus acciones depredadoras sin rubor alguno. Global Witness evalúa en toneladas los cargamentos que pasan en contrabando las fronteras congoleñas con Burundi y Ruanda. Algo que sólo puede suceder gracias a la complicidad de los militares congoleños. Puede entenderse perfectamente el que la guerra perdure indefinidamente y que la situación actual, ni guerra ni paz, sea también favorable a las redes mafiosas de estos dos países, especialmente activas en el pillaje, según Global Witness, durante los meses pasados de marzo y abril. Ya el Presidente de la RDC, Joseph Kabila había denunciado la existencia de una red con ramificaciones civiles y militares, locales, provinciales y nacionales.

En un comunicado publicado por Global Witness se pone de relieve: “El lucrativo comercio del estaño, tantalio, tungsteno y oro en el este de la RDC está controlado desde hace casi 15 años por grupos armados violentos y facciones del ejército gubernamental, que utilizan los beneficios generados por este comercio para financiar sus luchas”. Los EEUU y Europa han puesto en pie sistemas de alerta con vistas a erradicar este comercio ilegítimo, pero su fragilidad es evidente y así lo demuestran los hechos. Las potencias han adoptado teóricamente medidas de “trazabilidad” para los minerales congoleños, pero conocen pertinentemente la existencia de circuitos mafiosos y resulta curioso constatar que no se adopten medidas fuertes contra esos países depredadores. ¿Tan poderosas son esas redes burundesas y ruandesas hasta el punto de engañar la vigilancia internacional? ¿No saben las potencias mundiales que esos dos países que emiten certificaciones de minerales que no se encuentran en sus subsuelos respectivos participan en el pillaje de minerales congoleños? ¿Cómo conciliar el hecho de convertir Ruanda en una máquina blanqueadora/lavadora y afirmar al mismo tiempo querer poner fin a la guerra y a su cortejo de desgracias? La hipocresía de las grandes potencias ya ha durado demasiado. La vía razonable sería la no aceptación por su parte de minerales notoriamente provenientes de los conflictos del este de la RDC, blanqueados en Ruanda y Burundi (y en Uganda, aunque este país no es citado por el informe de Global Witness).

(Le Potentiel Online 12/06/2013)

Resumen y traducción: Ramón Arozarena

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