El día internacional contra el trabajo infantil es una ocasión para recordar la situación de millones de niños privados de derechos y esclavizados por las distintas formas de trabajo que roban a los niños su infancia, pueden destrozar su vida e hipotecar su futuro.
Un día para tomar conciencia de una situación injusta que atañe a millones de niños y una llamada para comprometernos en la erradicación del trabajo infantil.
Según la Organización Internacional del trabajo (OIT) habría en el mundo 250 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad que trabajan. De ellos, más de 120 millones trabajarían a tiempo completo. Se calcula que por cada seis niños del mundo hay un niño explotado y uno de cada cuatro en África.
Muchos niños son víctimas de la pobreza de las familias, otros son víctimas de trabajo forzoso o de trata.
La OIT, señala que más de 132 millones de niños y niñas entre 5 y 14 años trabajan en la agricultura. Un trabajo duro en fincas y plantaciones, cosechando y plantando, pulverizando pesticidas y cuidando el ganado. A nivel mundial, la agricultura es el sector en donde se encuentra el mayor índice de trabajo infantil – aproximadamente un 70 %. En algunos países de África como Malawi, llega al 88,9%. En Kenia habría cerca de 2 millones de niños trabajadores agrícolas. En Costa de Marfil, primer productor de cacao del mundo, trabajan más de 15.000 niños (9-12 años), de los países vecinos sobre todo de Benín, Malí y Burkina Faso, trabajan en las plantaciones de cacao.
Más de un millón de niños trabajarían en canteras y minas. Muchos de ellos contraen graves enfermedades, o minusvalías irreversibles que conducen a la muerte, como por ejemplo en el norte de Nigeria, donde desde 2002, habrían muerto 400 niños, según la organización Human Rights Watch (HRW).
Un gran número de niños difícil de cuantificar, a causa del carácter de esa actividad, trabajan en el servicio doméstico con mejor o peor fortuna como veremos más adelante.
Millones de niños y niñas están sometidos a las peores formas de trabajo infantil, esclavizados en distintas formas de trabajo forzoso, implicados en conflictos armados, tráfico de drogas y prostitución.
En la lucha para erradicar el trabajo infantil hay realidades socioculturales que hay que tener en cuenta por ejemplo en el África tradicional se considera que el trabajo forma parte de la socialización, y la situación de pobreza de muchas familias necesita la aportación económica de los niños.
Mientras se consigue la erradicación total del trabajo infantil, habría que terminar con toda forma de explotación. El trabajo tendría que estar relacionado con la capacidad del niño, debería realizarse en buenas condiciones de seguridad e higiene y ser compatible con la escuela.
El movimiento sindical internacional desempeñó un papel activo en el proceso que llevó a la adopción del Convenio núm. 189 y la Recomendación núm. 201 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se establecen una edad mínima para trabajar, determinan las formas peligrosas del trabajo doméstico y lo prohíben para los niños menores de 18 años.
La OIT instituyó un Día mundial contra el trabajo infantil en 2002, que se celebra el 12 de junio, para dar, por una parte, visibilidad a un problema complejo por sus raíces culturales y sociales, que hacen que su erradicación inmediata y total no sea fácil. El Día mundial contra el trabajo infantil pretende también catalizar los esfuerzos de los movimientos sociales, gobiernos y medios de comunicación, que desde hace años se movilizan contra él.
Desde 2002 cada año este día intenta dar visibilidad a una forma de trabajo infantil.
En 2004, en el Palazzo Vecchio de Florencia, tuvo lugar un Congreso mundial sobre el trabajo infantil que reunió a 134 adolescentes de 60 países representantes de los niños trabajadores. Denunciaron la situación de millones de niños y niñas condenados a trabajos duros y peligrosos desde muy jóvenes y privados de educación y pidieron a los gobiernos ser protegidos y que sus derechos fuesen respetados.
Que los políticos brillaran por su ausencia no impidió que ellos pusieran ante la mesa y con sus testimonios dieran visibilidad a un grave problema: en el mundo hay millones y millones de niños privados de derechos, esclavizados y explotados. Niños que realizan trabajos que arruinan su salud, los privan de educación y de ocio. Niños explotados en diversas formas de trabajo. Niños sin futuro, a los que se les está robando la infancia y rompieron la vida.
El Día contra el trabajo infantil 2013 quiere atraer la atención sobre el trabajo doméstico de los niños. Por ser un trabajo “oculto”, es difícil tener estadísticas. Solo se puede hablar de cifras aproximativas. La OIT estima que el número de trabajadores domésticos del mundo oscila entre 50 y 100 millones de los que el 30 % serían niños. De los 15 millones que podría haber en África, 2 millones serían niños subsaharianos menores de 15 años.
Del trabajo doméstico se ha dicho que es una esclavitud escondida, ya que se realiza de puertas adentro, en la intimidad de los hogares. Se presta a abusos, por su naturaleza oculta.
Los niños y las niñas que se encuentran involucrados en este trabajo, antes de alcanzar la edad mínima legal para poder trabajar, son particularmente vulnerables a los abusos. De puertas adentro, los niños pueden sufrir abusos verbales, emotivos, físicos y no en pocos casos abusos sexuales.
Pequeñas sirvientas, trabajadores en los campos o vendedores ambulantes, al servicio de la economía de las familias que los acogen o los han comprado, los niños son frecuentemente mal alimentados, maltratados y explotados.
Con la aparición de intermediarios, el trabajo precoz se ha convertido en servidumbre y esclavitud contra la que hay que luchar.