Marc Ona, presidente de la ONG Brainforest , ante el juez en Libreville

19/03/2013 | Crónicas y reportajes

Cuando el imputado Marc Essangui dijo ”colusión” en lugar de “negocio” –palabra clave en la acusación–, el fiscal se dio cuenta de que por fin estaba en el buen camino para entender a qué se refería. Acusado de difamación contra la persona de Liban Soleiman, jefe de gabinete del presidente de la República gabonesa, el presidente de la ONG Brainforest, Marc Ona, compareció el pasado viernes 8 en el juzgado de primera instancia de Libreville, acompañado por su abogado, Rufin Nkoulou Ondo, mientras que por la parte civil acudieron Francis Nkea y Georges Arama.

En dos ocasiones, una en una reunión en Mitzic, otra en una tertulia emitida por TéléAfrica, Marc Ona Essangui, afirmó que “la sociedad Olam Gabon era propiedad de Ali Bongo Ondimba y de Liban Soleiman”. Liban Soleiman, que no tiene intereses en dicha sociedad, decidió acudir a los tribunales, por entender que había sido objeto de difamación, y, a pesar de todos los rodeos típicos de un juicio que se preveía fuera de lo común, el escrito de la acusación giró en torno a las opiniones expresadas públicamente por el imputado. “Señor Ona Essangui, conteste sí o no: ¿afirmó usted que Olam es un negocio de Liban Soleiman (y no nombro al jefe del Estado, pues no es aquí parte civil)?”, preguntó el juez Fulgence Ongama. El imputado, que no quería contestar directamente a la pregunta, fue implacablemente interrumpido en su respuesta para que contestara ateniéndose escrupulosamente a la pregunta que le había formulado el juez. La fiscal, Sidonie Flore Ouwé, tachó de “dilatoria” la táctica de defensa seguida por Marc Ona Essangui, basada en la exposición de las circunstancias que concurrieron en sus declaraciones en televisión, aunque, según él, sí afirmó “lo que se le imputa, pero no lo expresó tal como se le imputa”. Él y su abogado insistieron en su requerimiento de que se les facilitara la grabación original del programa de debate de TéléAfrica, pues “me siento víctima de una manipulación, se han tergiversado mis palabras y yo no me enteré hasta que no vi el programa en internet”, subrayó Marc Ona Essangui. Por su parte, el abogado Francis Nkéa, para no entrar a discutir esos argumentos, llamó a declarar como testigo a Hervé Ndong Nguema, quien en el transcurso del programa había preguntado al presidente de Brainforest si se reafirmaba en las declaraciones que con anterioridad había hecho en la televisión. “Yo estuve en ese programa y Marc Ona Essangui reiteró lo que había dicho en Mitzic. Además, como hubo un programa previo en el que se había planeado la reunión de Mitzic, Marc Ona exigió a la dirección de TéléAfrica que emitira otro programa para poder tener derecho a réplica, lo que me permitió a mí preguntarle si persistía en sus acusaciones de que Olam era un negocio de Ali Bongo Ondimba y de Liban Soleiman, y oírle responder a él que nunca hablaba si no podía probar lo que decía”. El juez se dirigió entonces al acusado y le preguntó: “¿Qué tiene usted que decir a lo que acaba de relatar el testigo?”. El imputado, impasible, en vez de contestar, volvió a pedir que le facilitaran la grabación del programa y llegó incluso a encender su ordenador portátil para enseñar dicho programa, disponible en internet, pero cortado. Sin embargo, reconoció “que había una importante colusión entre la sociedad Olam y la cúpula del Estado”. “¿Colusión?”. Se había pronunciado la palaba clave y bastaba con eso para que el abogado Francis Nkéa se lanzara por esa vía, “al tener casi el mismo significado los términos ´negocio` y ´colusión´”. Para el fiscal se trataba de una confesión en toda regla: “las contracciones han durado mucho, pero por lo menos el niño ha nacido…”, dijo Sidonie Flore Ouwé, quien solicitó para el inculpado un año de prisión y el pago de una indemnización de 30.000.000 de francos CFA por daños y perjuicios. Sin embargo, el juez quiso saber algo más: “Señor Marc Ona, por qué ha dicho usted que hubo colusión entre Olam y la parte demandante?”, a lo que el imputado respondió subrayando “la premura con la que la más alta institución de la República se implica en todo lo que tiene que ver con Olam, como si en Gabón no hubiese otros agentes económicos. La colusión es evidente…”, planteamiento que no comparten la defensa de la parte civil, pues para afirmar que “Olam es un negocio de Ali Bongo Ondimba y de Liban Soleiman”, el acusado tiene que presentar “pruebas de la presencia de ambos en esa sociedad y no meras suposiciones”. El caso ha quedado visto para sentencia, una sentencia que se conocerá el 29 de marzo próximo y que no ha dejado de ser centro de discusión en las redes sociales como facebook. Sin embargo, tanto la población gabonesa como distintos observadores esperan con impaciencia la decisión del Tribunal. ¿A quién dará este la razón? ¿A Marc Ona o a Liban Soleiman? En opinión de los juristas, sin pruebas que justifiquen sus declaraciones, Marc Ona se arriesga a ser condenado…

(Infos Gabón). Traducido por Javier de Agustín

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