Costa de Marfil – Inseguridad, huelgas y aumento del coste de la vida, por Antonio Molina

7/03/2013 | Bitácora africana

Esta nación, elemento básico del equilibrio en el conjunto de la CEDEAO, se recupera con dificultad de las tensiones de la época del ex presidente Laurent Gbagbo. No ha durado mucho la convivencia pacífica de esa amalgama de partidos, que el presidente Alassane Ouattara puso al frente de la Costa de Marfil.

Disolución del gobierno

Por eso, el actual presidente decidió, a mediados de noviembre 2012, disolver el gobierno. Según él explicó “Se debía a un problema de solidariedad en el seno del Ejecutivo. Diferencias de sensibilidades y enemistades públicas entre las tres formaciones, que integraban el Gobierno.”

El nuevo Primer Ministro

Algunos días después, Daniel Kablan Duncan fue nombrado como primer ministro y no pasó mucho tiempo para formar un nuevo gobierno. Anteriormente Daniel fue ministro de Relaciones Exteriores. En su primera comparecencia en público señaló que “mis prioridades serán el crecimiento económico del país y la reducción de la pobreza.”


Visita de Ouattara al Vaticano

Aunque Alassane Ouattara es musulmán, por su carrera profesional y política, es consciente de la influencia moral del Papa en su país, donde los cristianos son tan numerosos como los musulmanes, estos dominando en el norte y los cristianos en el sur. Después de su visita a Benedicto XVI, la Santa Sede publicó en un comunicado, que “ambas partes analizaron la situación de este país africano, subrayando que el diálogo y la reconciliación nacional son las únicas vías para favorecer la unidad y el desarrollo de la nación marfileña.”

Tanto el Papa como el Presidente se felicitaron de las cordiales relaciones existentes entre la Santa Sede y Costa de Marfil y la contribución de la Iglesia católica al bienestar del país, mediante la promoción de los derechos humanos, del diálogo interreligioso y de la reconciliación nacional.

Al terminar la audiencia, a la fue acompañado por su esposa, cristiana evangélica, el presidente dijo: “He venido a visitar al Santo Padre para escuchar sus consejos y recibir su bendición.”


Actividad del Tribunal Penal Internacional

Este tribunal ha emitido una orden de detención contra la esposa del ex presidente Gbagbo, la famosa Simone que animaba a las milicias de los Jóvenes Patriotas y que ejercía el poder como si fuera el “alter ego” de su marido, tomando decisiones de Estado. Según el Tribunal de La Haya es responsable de asesinatos, violaciones y otras formas de violencia sexual, de otras prácticas inhumanas y actos de persecución cometidos en el país entre el16 de diciembre de 2010 y el 12 de abril de 2011. Mme. Simone, de más de 60 años, se encuentra detenida en una localidad del norte de la Costa de Marfil, la patria chica de Alassane.

En respuesta a La Haya, el nuevo ministro de Justicia, Ñenema Coulibaly ha indicado que “el Gobierno decidirá si se acepta su traslado al TPI .”

El ministro de la Juventud, Charles Blé GoudéEstaba huido en Gana desde abril de 2011, cuando Gbagbo fue arrestado, para escapar a la Justicia marfileña; pero a mediados de enero pasado, fue extraditado desde Gana a Costa de Marfil. Acusado de crímenes de guerra, asesinatos y robo de fondos públicos.

Blé Goudé niega haber liderado las milicias pro Gbagbo, que atacaron a extranjeros y marfileños del norte durante los disturbios que siguieron a las disputadas elecciones presidenciales de 2010.
Unas 3.000 personas perdieron la vida en los cuatro meses de crisis, cuando Gbagbo se negó a aceptar la derrota electoral.

En una entrevista a la BBC, Blé Goudé declaró que “como jefe de los Jóvenes Patriotas, yo sólo he organizado manifestaciones y reuniones, pero nunca he dirigido una milicia. Nunca he llevado armas, nosotros salíamos a la calle a protestar contra los que iban armados, nosotros íbamos con las manos vacías.”
Blé Goudé declaró que estaba preparado para comparecer ante en TPI en La Haya, para limpiar su nombre, si fuera necesario.
Anteriormente, la ONU había impuesto sanciones contra Blé Goudé, acusado de haber incitado a ataques contra el personal de la ONU.
Durante los disturbios, la gente natural del norte de la Costa de Marfil, eran considerados seguidores del ahora presidente, Alassane Outtara, rival de Gbagbo.

Justicia para todos

El presidente Ouattara ha orientado discretamente, entre bastidores, al reciente ministro de Justicia, que hasta ahora se está manifestando bastante parcial. Es cierto que están bien documentadas las atrocidades cometidas por ambos bandos, pero, hasta el presente, ninguno de los partidarios de Alassane ha sido arrestado. Es de todos sabido que los “comandantes” de Guillaume Sorò no eran “angelitos”. Para una auténtica reconciliación nacional, la justicia debe ejercerse en todas direcciones y caiga quien caiga. Sólo así Alassane Ouattara conquistará los corazones de los marfileños pro Gbagbo, hoy vencidos, pero no convencidos.

Conclusión

La guerra del Malí es un nuevo factor favorable a la antigua metrópoli, Francia, que está dorando su blasón y reconquistando los corazones de los africanos de a pié, que consideran a los soldados franceses como los libertadores del yugo salafista, que se iba imponiendo a todo el Sahel a partir del Malí.

Por otro lado, Francia tiene su mejor base militar del África occidental, cerca del puerto de Abiyán. Desde allí ha operado la aviación francesa contra los terroristas. De todo este conjunto de circunstancias puede beneficiarse el gobierno de Ouattara, para reconquistar el antiguo protagonismo regional de la Costa de Marfil entre los países nacidos de la “vieja A.O.F.” <África Occidental Francesa>.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

Más artículos de Molina Molina, Antonio José