En Mali: guerra entre islamistas (Segunda parte)

2/02/2013 | AfroIslam

En el momento de la independencia, en 1960, el régimen socialista de Modibo Keita (1915-1977) logró cerrar la boca a los wahabitas e imponer la laicidad. Pero la dictadura conservadora de Misa Traore que le sucedió en 1968 invirtió la tendencia favorizando a los wahabitas que sostuvieron el golpe de Estado. Con la instauración de la democracia en 1991, se rechazó la creación de los partidos religiosos y son puestos de nuevo en su lugar.

Sin embargo el Alto Consejo islámico de Mali (HCIM) está dominado por un wahabita, Mahmud Dicko…
Sí, este imam ha conquistado la presidencia de esta instancia en 2008 y ha adquirido una popularidad obteniendo que se retirase el nuevo código de familia que estaba ya votado! En 2011, logró hacer elegir un miembro del HCIM para la presidencia de la comisión encargada de organizar las elecciones. Después del golpe de Estado de 2012, su intervención en la esfera política se ha acentuado con la creación de un “ministerio de asuntos religiosos y del culto” confiado a un miembro del HCIM. Así, un “partido wahabita defendiendo la idea de una república islámica se constituyó en Mali, antes incluso de la ofensiva de los islamistas del norte».

¿Qué posición ha adoptado entonces la otra obediencia del islam maliense?
El enemigo histórico de los wahabitas malienses, es Cherif Usman Madani Haidara y su movimiento Ansar Eddine que, a finales del 2011, ha creado su propia organización reuniendo los responsables malekitas. Cuando un movimiento rebelde que combate en el norte ha adoptado el mismo nombre, sin tener ningún vínculo, la imagen de Cherif Haidara estuvo a punto de verse enturbiada.

Pero en julio del 2012, cuando Mahmud Dicko dudaba en condenar la destrucción de los mausoleos de Tombuctu, Cherif Haidara lo condenó firmrmrnte. Mientras que Mahmud Dicko decía que quería dialogar las modalidades razonables de la aplicación de la charia exigida por los rebeldes, Cherif Haidara ha siempre afirmado su rechazo de ver la charia política en Mali. Defendiendo la laicidad, subraya que los no-musulmanes viven en Mali y que hay que garantizar sus derechos.

¿Cómo se han posicionado estas dos corrientes del islam después de la intervención francesa?
Cherif haidara considera que hay que luchar con todos los medios contra esta charia política; el que quiera ayudar a restaurar la soberanía es bienvenido. Su gestión es de tipo identitario, defiende un islam afro-centrado, sin ningún complejo hacia los árabes y autónomo hacia el Estado. Pero esto no le impide acoger favorablemente la intervención francesa con tal que trate de ayudar a restablecer la unidad del país.

¿Y Mahmud Dicko?
No ha parado para conseguir dialogar « entre musulmanes » con los rebeldes de Ansar Eddine, de acuerdo con su ideal de república islámica. Pero desde que la rebelión pasó a la ofensiva, ha afirmado su fidelidad al ejército maliense, antes de adherir el sentimiento popular afirmando “sostener sin reservas la intervención francesa”. Ahora, critica violentamente las declaraciones del presidente egipcio Morsi y subraya que la intervención francesa no es una guerra “contra el islam”, inscribiéndose de esa forma en el conflicto interno que se están librando Arabia Saudí y Qatar sobre el frente islamista.

¿Existe un apoyo popular a los islamistas del norte?
Hacia los rebeldes y a su tentativa de invasión del país, no. Pero hacia una refundación del Estado bajo la bandera de una norma islamista, puede que sí. En Bamako, una amplia minoría de la población no esconde esta aspiración.

¿Podría la guerra zanjar una rivalidad entre islam africano e islam árabe?
No, la cuestión no se plantea en estos términos. El norte como el sur de Mali es de tradición malekita, mientras que las dos principales entradas del wahabismo son Bamako, al sur, y Gao, al norte. Lo que está en juego es o bien un islam que se vive de manera abierta sobre la diversidad de culturas y otro islam que se vive de forma arabizada idealizando “la Era de la Felicidad” de los primeros tiempos del islam.

¿Cuáles son las salidas institucionales posibles?
Es poco probable una restauración del régimen anterior desacreditado y la creación de una República islámica no está en fase con los acontecimientos. Queda una tercera vía: retomar el proyecto de descentralización que pasará esta vez por una cierta autonomía de las regiones. Sería lo más deseable. Pero la guerra corre el peligro de asignar un vencedor: el ejército maliense va a capitalizar la victoria y, con ella, la clase política que la sostiene. El riesgo de restauración es real. No se puede inventar en unos meses una élite social.

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