¡Perdí mi pierna, no mi voz!- el “Pavarotti Negro” de Nigeria

1/02/2013 | Crónicas y reportajes

A Meche, cantante y director de orquesta famoso en todo el mundo, popularmente conocido como “el Pavarotti Negro”, le amputaron recientemente un pie y esta nueva situación le ha llevado hacia todo un mundo de nuevas actividades.

Meche, conocido como hemos dicho como “el Pavarotti Negro”, es un aclamado director de orquesta y cantante que ha llevado a cabo y dirigido incontables obras en diferentes países del mundo. Recientemente se le amputó su pie izquierdo a causa de la diabetes, la cual se ha estado tratando desde hace años.

Él dice: “Soy diabético. Tenía un poco de cuidado con el azúcar que tomaba en mi dieta, pero realmente no me cuidaba mucho”. Esta experiencia ha cambiado su visión de la sociedad y está planeando una serie de nuevas actividades que podrían ayudar a mover el país hacia adelante, y llamar la atención de la sociedad hacia las personas que están en apuros por su discapacidad en el país. Él habla muy positivamente del hospital de Abuja, donde se le realizó la amputación del pie, y hace una mención especial a su mujer, Ngozi, Aruma Oteh, Arch Ugot, y otros muchos amigos que fueron de gran ayuda durante su estancia en el hospital.

El músico afirma que “no podía creer lo que estaba viendo, porque me estaban cuidando muy bien en el hospital. Te parece increíble que esto sea Nigeria, que el médico vaya a venir a verte a la habitación exclusivamente para echarte un vistazo y ver cómo vas. O que limpian las estancias como 200 veces al día. El suelo es tan limpio que puedes coger lo que se cae del plato y comértelo, porque el plato está impecable. Es tan increíble que las cosas estén tan bien planificadas allí, que te empiezas a preguntar si serán realmente nigerianos quienes trabajan allí…”.

Añade que si un tercio de Nigeria funcionara tan bien como el hospital, el país podría hacer avances significativos. Habla también del impacto inmediato que sufrió en su cuerpo tras la operación: “Inmediatamente, después de la operación, al siguiente día, mi pelo comenzó a crecer fuerte de nuevo. Tenía energía dentro de mí. Inicialmente, no sabía que mi pierna estaba gangrenada. Estaba seca, muerta e iba a matarme. Inmediatamente tras a ser cortada, empecé a sentirme bien. Mis uñas crecen sanas. Mis dientes parecen más blancos. Mi voz está mejor. No sabía que mi pierna me estaba matando poco a poco durante este tiempo”.

Gracias a su operación conoce hoy a otras personas con alguna deficiencia física de su país. Este es un claro caso de alguien que pierde una cosa y gana muchísimo al mismo tiempo. Palabras textuales: “Durante estos días tiendo a fijarme más en las personas que usan sillas de ruedas y muletas, y me digo a mí mismo que yo sí sé lo que esa persona está pasando”.

Añade que se ha dado cuenta también de qué está mal con respecto a la arquitectura de las casas de Abuja. “Me he dado cuenta, tras la amputación, de que muchas casas de Abuja deberían tener rampas para las sillas de ruedas. Imagínate entrar en esos edificios públicos ¡y que no haya luz o electricidad! ¿Cómo escalarías las escaleras con tu silla de ruedas? Y qué hay de los bancos y los hospitales, ¿cómo entrarías en esos sitios?

Concluye diciendo que Nigeria debe tomarse en serio el tema de la electricidad, porque no todo el mundo que usa sillas de ruedas es indigente, vive en la calle y no necesita rampas o ascensores. Yo sé que no soy un hombre rico, pero con suficiente nivel para ir a visitar a un ministro al que quiera ver y para ello, si no hay rampas en el edificio, no puedo hacerlo. Denuncia que no hay energía para poder hacer funcionar los ascensores. “Cuando construyan nuestras carreteras, necesitamos crear un carril bici para los que quisieran montar en bici, como hay en otros países, así como aparcamientos para discapacitados”.

En 4 o 5 meses, le gustaría haber aprendido a usar su pierna prostética. “En 4 o 5 meses, habré aprendido a usar mi pierna ortopédica y cuando camine, solo las personas que estén cerca me mirarán y me dirán que cojeo un poco, pero yo me sentiré fenomenal”.

Él dice que “hay alegría en conocer de cerca algunas cosas de las que nunca te habías percatado en tu vida. En el pasado, caminaba cerca de gente que usaba muletas y silla de ruedas, pero ahora sé que sienten por dentro”.

Ahora él quiere fundar una ONG que se encargue de investigar los apuros que tienen que gente con silla de ruedas y muletas. “Voy a ver qué puedo hacer por ellos conforme me vaya recuperando. Quiero fundar una ONG con la que vea cómo ayudar a gente que necesita sillas de ruedas”.

Antes de llegar a ser diabético, solía estar tan gordo como el legendario Pavarotti. “Era tan gordo y grande como Pavarotti. Mi cintura era de 48 pulgadas, hablaba Italiano y tenía barba, como el mismísimo Pavarotti. Canté para el Papa Juan Pablo II cuando vino aquí, y alguien dijo “Pavarotti Nero”, que significa el Pavarotti negro en italiano. De ahí el apodo. Eso fue en Oba en 1998. Pero cuando me diagnosticaron la diabetes, tuve que adelgazar, y comencé a adelgazar en serio. Es muy caro adelgazar, porque necesitas ropa nueva, como el frac hecho a mano que me compré en Reino Unido. Me dejó de valer, y tuve que comprarme uno nuevo”.

Quiere organizar un concierto tan pronto como se vuelva a poner de pie, dice, “voy a hablar con alguna gente, algunos personajes del gobierno, otros de fuera del gobierno. Porque quiero que gente como el presidente asista a un bonito concierto, no solo de música clásica, sino un concierto de buenas canciones, en febrero o marzo de este año. Voy a cantar sobre una sola pierna. Le voy a dejar ver a toda esa gente mi única pierna, y les voy a hacer ver que este hombre ha perdido su pierna, pero no ha perdido su voz. He estado ensayando. Y me he dado cuenta de que desde que me cortaron la pierna, se han llevado de mi todo aquello que evitaba expresarme al completo. En el pasado, quería cantar, pero si tenía un catarro no podía. Después de la operación he probado mi voz. He podido llegar a tonos que no llegaba desde hacía 7 años. Por tanto podré decir acabado el concierto, que Meche ha vuelto, no con su pie, sino con “MI” verdadero pie”.

Todavía hablando acerca del concierto añade: “Quiero tener un gran concierto, un bonito concierto con mucha gente presente. Ver qué dificultades físicas tenían la gente con discapacidad durante las Paraolimpiadas. Hay seres humanos como tú y yo que aunque no vengan al concierto, deben saber que uno como ellos está haciendo un gran concierto que les recordará y hará saber cuánto talento tienen”.

Espera con ilusión que alguien acepte la proposición de colaborar con su ONG y contribuya con sillas de ruedas para repartirlas a aquellas personas con dificultad, y si es posible, hacerlo durante el transcurso del concierto. Finalmente añade una anotación “Lo que importa ahora es quién soy espiritualmente. Nada más”.

Escrito por Tadaferua Ujorha

Publicado en Daily Trust, Nigeria, el 31 de enero de 2013.

Traducido para Fundación Sur por Pilar Ruiz.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster