El ejército ruandés refuerza sus posiciones en torno a Goma

21/12/2012 | Opinión

Mal augurio en las negociaciones de Kampala

Las noticias que provienen de Kampala no son tranquilizadoras. Profundas diferencias se mantienen entre las dos partes. El gobierno de Kinshasa prefiere limitar el debate en torno al acuerdo del 23 de marzo de 2009, mientras que el M23 espera respuestas a sus reivindicaciones que revisa al alza día a día. Una situación que no augura buenas perspectivas en cuanto a salir de la crisis. Anticipándose al hecho de entrar en un callejón sin salida en Kampala, el ejército ruandés refuerza sus posiciones en torno a Goma. Sin lugar a dudas, para someter Kinshasa a las exigencias del M23.

Las negociaciones iniciadas el fin de semana del 8 y 9 de diciembre en la capital ugandesa de Kampala entre la delegación gubernamental de Kinshasa y el Movimiento del 23 de marzo (M23) tardan en levantar el vuelo. Varias fuentes coinciden en afirmar que persisten profundas divergencias entre las dos partes, cada una prefiriendo barrer para casa y así salirse con la suya al final del diálogo.

El gobierno de Kinshasa se muestra cada vez más intransigente en su línea de acción. De acuerdo con la delegación gubernamental presidida por el ministro de Relaciones Exteriores, Raymond Tshibanda, el debate debería limitarse a la evaluación del acuerdo del 23 de marzo de 2009. Cualquier otro asunto no relacionado con este acuerdo sería, según él, nada oportuno. Un punto de vista no compartido por la delegación del M23 que ha tenido pretensiones más allá del acuerdo del 23 de marzo de 2009 en el que, por el contrario, había justificado antes, la creación de este movimiento.

Todavía no estamos, por supuesto, en un callejón sin salida pero, este lenguaje de sordos no es una buena señal. No tranquiliza hasta tal punto que se teme cada vez más la reanudación de las hostilidades en el escenario de operaciones.

En este contexto, Radio Okapi ha emitido este jueves en su página web información de que Ruanda intensificará su presencia militar en la frontera con la RDC. Las fuentes contactadas por la radio de la ONU señalan que soldados de las Fuerzas de Defensa de Ruanda (FDR) entrarían en la RDC el miércoles 12 de diciembre, a través de los dos puestos fronterizos de Kasizi y Kanyanja, al norte de Goma, en el territorio de Nyiragongo. Este es el territorio que actualmente ocupan los rebeldes del M23.

En cuanto a las fuentes locales citadas por Radio Okapi, informan de que las tropas ruandesas fueron divisadas por primera vez durante la mañana del martes 11 de diciembre. Llegaron a bordo de una decena de camiones cargados de municiones y otros artilugios de guerra. Otros cinco vehículos que transportaban soldados de las FDR llegaron durante la mañana del miércoles 12 de diciembre de 2012 a Kibati, situado a diez kilómetros al norte de Goma.

Las mismas fuentes añaden que una cuarentena de hombres vestidos con uniforme militar y fuertemente armados habría también sitiado la localidad de Mudja, justo antes de retirarse hacia un lugar desconocido.

Preguntado al respecto, el portavoz de la Sociedad Civil de Kivu del Norte ha confirmado estas informaciones. Estas declaraciones han sido rápidamente refutadas por uno de los responsables del Mecanismo conjunto de verificación de fronteras, el cual ha negado los hechos afirmando que espera las palabras de su jerarquía, es decir, de la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos (CIRGL).

La RDC acorralada en el medio

La actitud de Ruanda no es nada extraña. Se basa en una conducta bien pensada que no pretende más que una sola cosa: hacer ceder Kinshasa a las exigencias del M23. Patrocinador del M23 con el que comparte vínculos de sangre, Ruanda no parece dispuesto a hacer concesiones. Este país continúa preparando el camino a su protegido para que cuando llegue el momento, la recuperación de Goma se vea facilitada.

Es evidente que las FDR se preparan para acompañar al M23 en el momento de dar un nuevo asalto a la ciudad de Goma, en el caso de que Kinshasa mantenga su línea de defensa, es decir, que limite el debate de Kampala únicamente al acuerdo del 23 de marzo de 2009. Como se puede observar, Kinshasa parece acorralada por pirómanos que han descubierto la vocación de bomberos. Algunos se apresuran a decir que Kigali tendría verdaderamente a Kinshasa cogido por las pelotas. Sometido al peso de las presiones internacionales, se conforma con Kinshasa donde conoce las fortalezas y debilidades que se han infiltrado en todos los niveles y desde hace mucho tiempo. La parte congoleña, acorralada en las negociaciones de Kampala, podría terminar por abandonar y dar amplias concesiones a las exigencias del M23.

Lo más obvio es que la adhesión al régimen de Kampala, hábilmente planificada por Kigali y Kampala, dos capitales reconocidas como principal soporte del M23, Kinshasa debería contar con este tipo de situaciones desagradables en donde se vería obligado a desviar su línea de ataque. Esto es precisamente lo que aspira Kigali. La presencia de soldados alrededor de Goma no es gratis. Esto revela una ruta trazada de antemano. El M23 está convencido de que llegará; Ruanda obviamente sigue intensificando su presión sobre el frente.

Hecho que sin duda ha empujado a su portavoz a que redoble esfuerzos, al margen de las negociaciones de Kampala. A pesar de la intransigencia de Kinshasa, el M23 muestra una serenidad única. “Queremos discutir las cuestiones relativas a la gobernanza del país, pero también la legitimidad del poder”, dijo el portavoz del M23, Bertrand Bisimwa.

Rompiendo el hielo

Cuando las cosas se vuelven más claras, Kinshasa tiene dificultades en ver la realidad, refugiándose detrás de contradicciones que tienen como único propósito tratar con prudencia a Kigali. Se ha demostrado claramente que Ruanda no ha jugado nunca limpio, tanto con la RDC como con la CIRGL donde ha participado en todas las negociaciones hasta llegar al acuerdo que obligaba al M23 a abandonar la ciudad de Goma.

En referencia a la implicación de Ruanda en la rebelión dirigida por el M23, Kinshasa no fija claramente su posición. A veces, denuncia al régimen de Kigali, y otras lo trata con consideración hasta incluso tapar sus crímenes perpetrados en el terreno.

Kinshasa debe tener el coraje de romper el hielo y poner fin a la ingenuidad que sigue caracterizando su relación desequilibrada con Kigali y, en cierta medida, con Kampala. La reaparición de tropas ruandesas en la frontera de la RDC debería ser denunciada de manera enérgica, puesto que el escenario para un nuevo asalto a Goma se está preparando. Sería suicida taparse el rostro e ignorar esta realidad que estanca las negociaciones que se llevan a cabo en la capital de Uganda.

(Editorial publicado en el diario Le Potentiel, de la RDC, el 14-12-12)

Traducido para Fundación Sur por Anna Orri Blanch.

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