El paciente egipcio , Por Rafael Muñoz Abad – CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL –

21/12/2012 | Bitácora africana

Si no estás allí, todo lo que llega es confuso. Los medios españoles copan su parrilla retransmitiendo el sainete de país que tenemos. Una solución intermedia y a la vez interesante pasa por las cadenas árabes que informan en inglés. La última opción consiste en explicarlo todo bajo la teoría de la conspiración. Conjetura esta en función del retrovisor histórico y que hasta hoy en día no suele dar malos pronósticos. Lo que está claro es que el constipado árabe parece ya no interesar mucho. El romanticismo de aquella revuelta popular y el espíritu de El Cairo han ido mutando hacia un serial que coquetea con relegarse a la prórroga de la información internacional. Dos años después del fin de Ben Ali, Túnez está embarrancado en la depresión social y aquel delirio de laicismo y modernización se quedó en un bonito sueño de primavera. Libia es un caos del que ya ni noticias llegan y Egipto amenaza con instaurarse bajo la dinastía de una sucesión eterna. De una forma u otra, uno de los habituales pecados africanos vuelve a hacer acto de presencia: partes que se cruzan acusaciones de irregularidades electorales y reclaman unos nuevos comicios. Al Arabiya, con sus presentadoras maquilladas y ajenas al hiyab, parece optar por la información aséptica de un medio más o menos occidentalizado; dando voz a todas las partes que pugnan por la nueva constitución. Y en la rebotica, la teoría de la conspiración espera a que la urna vomite un ganador que sea el heredero de Mubarak el amaestrado y no provoque otra crisis de los misiles del Sinaí; vamos, que da igual quién salga. Se trata de amarrarlo bien; ofreciendo así una imagen de respeto por la soberanía nacional; ¿nos reímos? Acabamos con Aboul Fotouh. El ayatolá de turno, que esgrime que la sociedad está lacrada por la fractura social en forma de desigualdades, paro y que la justicia militar no puede regir la vida civil. ¿Y que propone la hermandad musulmana, que es cualquier cosa menos una alternancia?; ¿la sharia como fuente de ley?; si es así, habrán cambiado a Mubarak, un tirano de granito, por una teocracia.

cuadernosdeafrica@gmail.com

original en Diario de Avisos

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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