El pasajero , por Rafael Muñoz Abad*

14/12/2012 | Bitácora africana

Hola, soy español, ¿vais a Lobito, verdad? Sí. Me gustaría saber si me podríais llevar hasta allí en vuestro barco, ya que, si voy por carretera, fijo que no voy a llegar de una pieza. Deja que se lo pregunte al viejo a ver qué dice. Mira, el capitán comenta que no hay problema alguno pero que tienes que firmar un papel de exoneración de responsabilidad a la compañía…” ¿Y tú qué haces aquí abajo?; pues ganándome la vida; soy, o mejor dicho, era, asesor técnico de lo que ha ido quedando de algunos…; aunque me siento a cualquier mesa, vamos. ¿Asesor militar?, […] bueno, pero que conste que también tenía cantimploras en el catalogo, ehhh [risas frías] Si no es indiscreción, ¿cuánto tiempo llevas en África? Unos años ya; empecé por los Congos, que siempre había a quien vender y después ya uno acabó tirado por el chaparral angoleño, que es donde se podía hacer pasta, pero esto ya se acabó; ahora el negocio es de los médicos cubanos y sus prótesis ortopédicas; mucha mina ¿O sea que te dedicabas a la venta de material militar? […]; ¿vendías a la Unita, no?; ¿por eso no puedes ir por tierra? [asiente con la cabeza]. Joder, perdona el interrogatorio, pero creía que estas aventuras solo eran coto de los ucranianos y los chicos malos sudafricanos. ¿Te has fijado en las botas, los cinturones y los pantalones de los soldados angoleños?; da igual el bando, todos tienen el escudo constitucional y pone Ministerio de Defensa… Yo solo soy un comercial con un contacto color caqui en Madrid al que únicamente podía llamar por una línea registrada en Sudáfrica. Aquí hemos estado todos porque había guerra y mercado para el excedente y nadie se iba a preocupar por estos negros; hasta los suecos están de mierda hasta el cuello; acaso crees que absuelven a tu compañía las prótesis que habéis descargado bajo el logo de Caritas; mejor quitad el trapo panameño de la popa y poned el del Opus; quien te paga a ti y a mí… [Extracto de una interesante y larga conversación con un desconocido en la ciudad de Lobito; Angola, 1998].

*CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL

cuadernosdeafrica@gmail.com

Original en : Diario de Avisos

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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