Pueblo congoleño, levántate y salva la patria

13/12/2012 | Opinión

Fidelidad a la unidad nacional y a la integridad territorial de la RD Congo

Mensaje del Comité permanente de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO) sobre la situación en nuestro país (Extractos)

PREÁMBULO

1. Preocupados por el aumento de las violencias en el este del nuestro país que han culminado en la toma de la ciudad de Goma por los rebeldes el M23, nos hemos reunido del 3 al 5 de diciembre en Kinshasa para examinar la situación.

CONSTATACIONES

2. En diferentes mensajes anteriores hemos condenado el proyecto de balcanización de la RD Congo, la explotación ilegal de los recursos naturales, la proliferación de milicias y de grupos armados. La situación no ha hecho más que empeorar.

3. La guerra ha producido enormes daños (degradación de los derechos humanos, asesinatos, violaciones, secuestros, reclutamiento de menores, destrucción y saqueo, desplazamientos masivos y forzados de poblaciones). La caída de la ciudad de Goma ha hundido a todos los congoleños en una profunda consternación.

4. Hoy, una parte de nuestro territorio escapa al control de nuestro gobierno y es de hecho administrado por el M23, que a su vez es apoyado por países extranjeros, en concreto Ruanda y Uganda. El informe de la ONU no ha hecho más que confirmarlo. A nuestro juicio, se está ejecutando la estrategia de la balcanización y obedece a la misma dinámica desde hace decenios: reivindicaciones de carácter identitario, rechazo del orden institucional, explotación ilegal de los recursos naturales, desplazamiento forzado de las poblaciones, recurso a la violencia en la perspectiva del desmenuzamiento de la RD Congo.

5. Por otra parte, observamos en la población frustraciones debidas a una gobernación que no responde a las expectativas de la gente. Nuestras pertenencias étnicas son conscientemente explotadas por algunos por razones políticas. Algunos “acuerdos de paz” firmados con grupos armados comprometen la soberanía e integridad de la RD Congo.

DESAPROBACIÓN

6. Por eso, desaprobamos cuanto ha sucedido, que está a la base del sufrimiento del pueblo, del retraso en su desarrollo y en la democratización. Lo más inadmisible es que todo ello es obra de compatriotas que están al servicio de intereses extranjeros, quebrando la cohesión nacional.

7. Desaprobamos también el recurso a las armas como vía de solución de los problemas. Los responsables del M23 y sus padrinos deberán asumir las consecuencias; sus actos criminales no permanecerán impunes.

INVITACIÓN A REFORZAR LA UNIDAD NACIONAL

8. Reafirmamos la soberanía de la RD Congo y la intangibilidad de sus fronteras surgidas de la colonización y reconocidas el 30 de junio de 1960. La integridad del territorio de la RDC no es negociable.

9. Fieles a nuestra tarea de pastores, invitamos firmemente a la población a la unidad nacional. La búsqueda de soluciones debe insertarse en la perspectiva de la salvaguarda de la unidad, sin privilegiar a un grupo por encima de otros.

10. Hacemos las siguientes recomendaciones:

RECOMENDACIONES

Llamamiento a un arranque patriótico

11. La fidelidad a la unidad nacional y la salvaguarda de la integridad territorial de la RD Congo constituyen deberes sagrados para todo congoleño. La diversidad de nuestras etnias es una riqueza. Os invitamos a estar vigilantes para que nadie instrumentalice vuestra etnia para oponeros unos a otros.

Responsabilidad de nuestros gobernantes y de la clase política

12. La situación actual debe interpelaros a vosotros, nuestros gobernantes. Debéis garantizar en primer lugar la seguridad de las poblaciones y la integridad territorial. Es urgente la promoción del buen gobierno y la formación de un ejército republicano, disuasorio, capaz de defender la seguridad de los congoleños y la integridad del territorio frente a las amenazas y veleidades de los grupos armados.

13. Recordamos a toda la clase política que la nación está en peligro y no es hora de perder el tiempo en querellas e intereses inútiles. Resulta deplorable que algunos sean cómplices de la desintegración de la unidad nacional. Los ideales de los pioneros de la independencia deben ser respetados y promovidos por todos; esos ideales constituyen nuestro orgullo y base de nuestra unidad, por lo que deben seguir estando en el horizonte hacia el que deben converger todos nuestros esfuerzos. Es el momento de formar un frente común ante el peligro de desmenuzamiento y servidumbre de nuestro país.

Con relación a las próximas negociaciones

14. Todas las pretensiones de cualquier congoleño deben ser estimadas a la luz del derecho y de la Constitución. Es cuestionable el valor jurídico de los acuerdos del 23 de marzo de 2009 y la pertinencia de la celebración de los encuentros /rebeldes y gobierno) en Kampala.

15. Alertamos a quienes van a ir a Kampala sobre las trampas de estas negociaciones. No deben hipotecar la unidad nacional ni consagrar la balcanización de la RDC. Un acuerdo en este sentido sería inaceptable.

A la comunidad internacional

16. Reconocemos todos los esfuerzos desplegados en favor de la paz y estabilidad en el Congo. Sin embargo, el pueblo sigue preguntándose cómo a pesar de las promesas firmes de la MONUSCO, el territorio de Rutshuru y la ciudad de Goma no han sido defendidos eficazmente ni tampoco la población civil ha sido protegida. ¿No habría que adaptar el mandato de la Monusco a la actual situación? El pueblo congoleño aspira que triunfe el derecho internacional como base de una paz.

CONCLUSIÓN

17. Hacemos un llamamiento a la solidaridad para que se aporte la ayuda humanitaria a miles de congoleños y congoleñas sufrientes en el Kivu Norte.

18. Las dificultades, incluso las más graves, no deben hundirnos en la desesperación y en la resignación. Confiando en Dios “levantemos nuestras cabezas y nuestras frentes”. En virtud de nuestra misión profética, hemos emprendido diversos contactos con nuestros gobernantes, con la clase política, con algunas representaciones diplomáticas, con la Molusco y con otras organizaciones internacionales con vistas a lograr una paz verdadera en nuestro país.

Kinshasa, 5 de diciembre de 2012.

Traducido por Ramón Arozarena.

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