Nos volvemos a acercar a la presencia africana en América latina, esta vez a Argentina, donde el profesor Omer Freixa de la Universidad de Buenos Aires analiza la africanidad de uno de los elementos esenciales de la cultura argentina , el tango.
Como dece el autor en la introducción del trtabajo….
«Estas páginas, más que resolver un problema, generan otros nuevos, inquietudes que la investigación no ha saldado y que continúan planteándose como interrogantes esenciales sobre nuestro ser nacional. Es decir, la idea de este breve ensayo es plantear las inquietudes más resonantes en la temática de la presencia negada del afroargentino en la historia y, sobre todo, en el discurso histórico.
Se propone desarrollar una breve reflexión teórica sobre la situación en nuestro país del sujeto negro, o también denominado afroargentino, a partir de uno de los tantos elementos culturales y artísticos sobre el cual se forjó el mito de su pretendida ausencia: la música. Se introducirá en estas líneas al lector en la cuestión de cómo, sin sospecharlo, el tango, género musical argentino por antonomasia, esconde en sus raíces la prosapia africana y refiere al complejo proceso de construcción de la identidad propia. La naturalización en el ocultamiento de su origen no es un producto casual, sino que responde a una lógica histórica articulada por un Estado dispuesto a esconder a sus “otros” o, en otras palabras, detentador de un racismo discursivo que repercute hondamente en las prácticas sociales y las representaciones del entramado social.
Se está ante la presencia de un relato histórico que delimitó sus horizontes de pertenencia y excluyó (por diversos motivos) a los que no debían formar parte de ese discurso histórico. Si bien para muchos el racismo no guarda relación con el discurso (entendido este último como propone el lingüista holandés Teun van Dijk, en la forma de un evento comunicativo específico), se debe a que dicho vínculo es tan evidente y obvio que no se lo detecta, y sus resultados pasan a formar parte, si se quiere, del sentido común. De tal modo, cotidianamente se argumenta: “En la Argentina no hay negros” lo que muestra al final el resultado que la élite política argentina produjo, el discurso negador de la alteridad en el caso del actor afroargentino».