El Primer ministro de Etiopía, sin hogar

3/12/2012 | Opinión

A veces, a los etíopes nos gusta alardear que somos los primeros en todo. La cuna de la humanidad. El primer maratonista descalzo en ganar una carrera…

… Los primeros en declarar un crecimiento económico anual del 12% mientras imploramos ayuda alimentaria para más de 12 millones de personas. El primer país, desde 1970, donde el partido oficialista gana las elecciones generales con un 99.9% de los votos.

Este año obtuvimos otro hito grandilocuente. Asombramos al mundo con nuestro singular primer ministro sin residencia. El primero de la historia. De toda la historia.

No es que el nuevo y desamparado primer ministro haya sido desalojado de su vivienda, ni que haya quedado sin hogar por el mismo motivo que sufre más de medio millón de etíopes: la venta de tierras. Ah, no. El motivo es que la esposa del primer ministro anterior, fallecido (el creyente podrá agregar aquí: gracias a Dios o a Allah), se niega a abandonar la residencia oficial.

Es cierto, la ex primera dama no es una mujer común y corriente. Luego de usurpar el título de primera dama, metió delicadamente sus manos en los fondos públicos y logró retirarlas con unos cuantos dólares (2.000 millones según los entendidos). Luego mintió sobre el tema pestañeando menos aún que su esposo, quien fuera descrito con admiración por un embajador estadounidense como “mentiroso profesional”.

En síntesis: la ex primera dama se niega a abandonar la residencia oficial del jefe de gobierno etíope. Por lo tanto, el primer ministro, quien sostiene que ella tiene derecho a quedarse, ha quedado sin domicilio oficial. ¡Se trata del primer primer ministro sin residencia oficial!

Está bien, tal vez no estoy siendo justo. Azeb dejó en claro que solo abandonará el palacio del primer ministro si le permiten instalarse en el palacio presidencial (ya que el rol de presidente es simbólico). Lo entendemos. Lo que quiere, en definitiva, es un palacio grande en Addis Abeba. Es cierto que estuvo visitando propiedades en Sidist Kilo, cerca de la universidad, pero por cuestiones de seguridad consideró necesario demorar la mudanza durante un tiempo.

Y ¿por qué tendría que objetarlo el nuevo primer ministro? No hay problema, que se quede.

Lamentablemente, además, mientras Etiopía alcanza este nuevo hecho destacado, solo algunos se percatan de que entre los más de 540 asientos parlamentarios existe un solo miembro opositor.

De todos modos, la reciente situación del primer ministro etíope no es el primer caso inusual que afecta a un líder africano. Después del controversial tiroteo a los mineros en Suráfrica, el presidente Zuma intentó interesarnos con la elección de cuál de sus cuatro esposas debería obtener un subsidio estatal. Nadie escuchó.

Un tiempo después, el presidente de Benin aseguró que tres de sus allegados estaban intentando envenenarlo. Desafortunadamente, no se trata ni remotamente del primer caso.

El presidente de Mauritania recibió un disparo “accidental” por parte de un soldado. Tampoco fue el primero; pregúntenle al errático ex líder golpista de Guinea, Moussa “Dadis” Camara.

En Kenia, los fuertes gritos de Mwai Kibaki asegurando que él no es polígamo fueron un fiasco masivo. ¿Acaso no sabía que ese truco ya fue utilizado más de una vez? De hecho, la negación de Kibaki despertó recuerdos de casos similares. A mí me recordó aquel fatídico día en el que Jomo Kenyatta forzó públicamente a su esposa, Mama Nigina, a negar su supuesta impotencia. Afortunadamente, todavía no existían las pastillitas celestes.

Sí, el mismo Viagra que envió al nigeriano Abacha a su encuentro final con el Creador mientras su cuerpo yacía rígido en una cama, rodeado de señoritas europeas que él mismo había seleccionado en una zona roja, o un prostíbulo, o quién sabe dónde.

En cambio, y a diferencia del gusto globalizado de Abacha, el Rey de Suazilandia piensa en lo local. Lamentablemente, la novedad de contraer matrimonio durante la ceremonia anual de Umhlanga o Reed resulta cada vez más aburrida, en particular desde que el Rey Mswati III lucha contra una fuerte caída económica.

Y justo cuando creíamos que nuestro aburrimiento estaba a punto de terminar estrepitosamente, Museveni es reelecto en Uganda y decide continuar (como lo hace desde hace décadas) con la búsqueda de su archienemigo, Joseph Kony, el hombre que lo devolvió al foco de atención en el que se convirtieron los Grandes Lagos.

Por otro lado, Kagame hizo todo lo posible para que el mundo se entere de que él no está interesado en formar parte de dicho centro de atención, especialmente al ser acusado de haber otorgado armas a los rebeldes congoleños del M23. Si tan solo pudiéramos leer la mente del pobre Paul: “¿no hay nada nuevo?”

Y hablando de cosas nuevas. ¿Por qué nadie le cuenta al mundo acerca de la destrucción de sitios históricos en los pueblos Gao y Timbuktu, al norte de Mali, atribuidos a rebeldes de Al Qaeda e islamistas? A los que se suma la destrucción mayor que causaron los talibanes y Al Shabab. ¡Grupos que hasta demolieron sus propios países!

En fin, estas cuestiones son las que le otorgan originalidad a la experiencia etíope. Todo fue cuidadosamente calculado. Admitámoslo, un primer ministro sin residencia es algo ingenioso, creativo y admirable. ¡Un verdadero hito!

Sin embargo, la competencia en estos días es intensa. Tomemos el caso del presidente senegalés derrotado (que planeaba pasar el mando a su hijo, como hacen los coreanos y los sirios), quien declaró: “Soy el único presidente que se mantiene en un estado de gracia perpetua. Se trata de un fenómeno especial relacionado con mi personalidad. —Tal vez, soy más un hombre de acción que de palabras—”. Este hombre de acción fue derrotado y enviado a su casa con el rabo entre las patas.

En Chad, Idris Deby, que cuenta con 13 hijos y numerosas esposas, intentó destacar también al contraer matrimonio con la hija de 21 años de un jefe sudanés de la tribu Janjaweed, para lo cual le pagó 27 millones de dólares en dote (y otro millón extra por sus joyas).

Naturalmente, se convirtió en el hazmerreír de la clase alta. Las dotes multimillonarias no son ninguna novedad.

Volviendo a la originalidad etíope, mientras los militares retiran los cadáveres de los jefes de Estado de los palacios presidenciales y sus familiares escapan agradeciendo a las estrellas por su suerte, los planes de Azeb para redecorar su humilde morada permanecen imperturbables.

El palacio es su lugar en el mundo y es donde se quedará, ¡pase lo que pase! ¿Delirio, ilusión, desesperación o una tragicomendia etíope por excelencia? Un asunto muy serio a resolver.

Lo más triste de la historia es que la respuesta no se encuentra aún en manos del pueblo etíope.

A pesar de que la situación es sombría y el futuro incierto, los etíopes podemos consolarnos con la certeza de que somos únicos y que sorprendemos al mundo. Todavía sufrimos el síndrome del pueblo elegido, como los israelíes o los chinos, entre otros. Después de todo los primeros seres humanos fueron etíopes, ¿ no?

Creemos que no somos ni negros ni blancos, sino que el nuestro es un tono especial de marrón o de “rojo”.

Más preguntas: ¿Cuántos países del mundo pueden presumir que poseen decenas de miles de prisioneros políticos y aún ser alabados por su democracia? ¿Cuántos pueden masacrar cientos, si no miles de personas y aún ser halagados por su democracia?

Uno tendería a afirmar que, en este siglo veintiuno en el que vivimos, ninguno. Pero, ¡no!, Etiopía revirtió la ecuación —ahora es posible encarcelar, matar, subalimentar, empobrecer a millones de personas, arruinar y llenar de vergüenza a un país y paralelamente recibir admiración y apoyo.

Después de todo, las apariencias sí importan y lo principal es mantener nuestra reputación en perfectas condiciones, aún sin contar con el show original de un primer ministro títere, sin residencia y que gobierna para los líderes tigreanos, quienes controlan todo desde detrás de escena.

Hama Tuma

(Ethiopian Media Forum, 31-10-12)


Traducido para Fundación Sur por Magdalena Saux.

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