Israel, Sudán y el misterio de una explosión en una fábrica de armas

6/11/2012 | Crónicas y reportajes

En Oriente Medio y en el norte de África todo lo que sucede es culpa de Israel. Muchas de las teorías conspiratorias están vertebradas en torno a la malévola mano del estado judío. Pero es que por el humo se sabe dónde está el fuego y de ambos hubo mucho la semana pasada, ya que una serie de misteriosas explosiones sacudieron una fábrica de armas en Jartum. Por SIMON ALLISON.

En las cafeterías y en los lugares donde se fuma shisha repartidos por todo Oriente Medio y por el norte de África se cree que detrás de todos los males está la mano malévola de Israel: si suben los precios de los carburantes, pues entonces es consecuencia de la postura de Israel con Irán; si hay un video ofensivo contra el profeta Mahoma, pues entonces lo ha producido un empresario judío; y sobre los ataques del 11 de septiembre, pues que responde a una operación diabólica del Mosad para que a los musulmanes se les considere los malos.

Pase lo que pase, Israel es el chivo expiatorio. No obstante, alguna que otra vez la culpa la tienen bien merecida, ya que Israel tiene en su haber un considerable porcentaje de sangre. Este no es el sitio para hablar sobre las masacres de Sabra y Shatila, del bombardeo de Gaza o del nuevo Apartheid en Palestina cuya magnitud Hendrik Verwoerd, el mismísimo arquitecto del Apartheid, solo se atrevió a soñar.

En lugar de ello, hablemos de la fábrica de armas en Sudán. Ya entrada la noche del día 23 de octubre, toda una serie de explosiones sacudieron la fábrica de municiones Yarmouk en Jartum. Es aquí donde el gobierno sudanés produce pequeñas armas y munición, es decir, produce el armamento básico que el régimen necesita para que el ejército continúe estando armado y siga siendo peligroso y éste, a su vez, es el que mantiene al régimen en el poder. Después de estas explosiones, se produjo un incendio que tardó horas en ser extinguido; hasta el momento, el incidente ha causado cuatro muertos y decenas de heridos.

Inmediatamente después de las explosiones, y mientras los bomberos trabajaban duro, el gobierno intentaba descubrir qué había sucedido. “No os preocupéis”, les decía el gobernador de Jartum a la población “no ha sido causado por factores externos, es decir, ha sido un accidente”.

Un poco más tarde, el ministro de Información presentaba una historia bastante diferente e Israel (¡qué sorpresa!) era el villano de la obra. “Creemos que Israel ordenó el bombardeo”, fue lo que Ahmed Belal Osman declaró ante los periodistas y les describió cómo cuatro aviones altamente desarrollados que venían del este consiguieron burlar los radares sudaneses y lanzar las bombas en el complejo Yarmouk. “Nos reservamos el derecho a reaccionar en el sitio y en el momento que elijamos.”, concluyó de una forma bastante amenazante.

Y esta historia se convirtió rápidamente en la versión oficial del gobierno sudanés sobre los hechos sucedidos. Sin embargo, y debido al poco apego del gobierno sudanés a la verdad (cosa que tiene en común con la mayoría de gobiernos) y debido a que Israel es el chivo expiatorio por excelencia, a todo el mundo le pareció que ésta era una reacción más que precipitada de unos políticos ya algo nerviosos que buscan inculpar a otros. El día 26, el iMaverick – publicación asociada al Daily Maverick – llegó a la misma conclusión de una forma más bien sarcástica: la explicación sudanesa “es más bien improbable, ya que la fuerza aérea israelí por aquel momento estaba ocupada bombardeando a supuestos militantes en la Franja de Gaza”.

Conforme se va teniendo acceso a más información, parece que el juego inculpatorio sudanés no es del todo producto de la precipitación y es que la fuerza aérea israelí es capaz de operar en más de un sitio a la vez. Israel, como ya viene siendo normal, no ha dicho nada; pero existen pruebas circunstanciales que sugieren que están estrechamente implicados en este concreto incidente.

La mayor pista procede de los satélites que pertenecen al proyecto Satélite Centinela, una ONG americana fundada por el actor George Clooney. Estos satélites están continuamente fotografiando el territorio sudanés en busca de crímenes de guerra; normalmente, proporcionan información acerca de los bombardeos que lleva a cabo el gobierno sudanés; sin embargo, esta vez, el antes y el después de los disparos en la fábrica Yarmouk sugieren que los terroristas fueron los bombardeados.

“En las imágenes se aprecian seis grandes cráteres, cada uno de aproximadamente 16 metros de diámetro, que fueron provocados por el impacto de unas municiones lanzadas desde el aire y se focalizaron sobre un lugar en el que, hasta hace bien poco, se habían cargado 40 contenedores de transporte”, afirmó el grupo. No es una prueba definitiva sobre el bombardeo de la planta, pero es altamente sugeridora. Israel tiene motivos para perpetrar este tipo de ataques: “A pesar de que las autoridades de Sudán aún tienen que aportar evidencias que sustenten sus acusaciones, éstas no son tan descabelladas como pudieran parecer”, escribió el corresponsal diplomático de la BBC, Jonathan Marcus. “Una guerra secreta mucho más amarga lleva produciéndose durante años entre Israel y Hamás, y Sudán, aparentemente, parece ser uno de los campos de batalla”.

Hamás es el grupo islamista que controla la Franja de Gaza, si bien ésta está totalmente bloqueada o, más bien, sitiada por Israel, ya que controlan todo lo que sucede dentro y fuera del territorio. Obviamente, para conseguir, por ejemplo, armamento, Hamás necesita pasarlo de contrabando y utilizan Sudán como punto de tránsito.

El supuesto origen de la mayoría de estas armas es mucho más preocupante (al menos, por lo que respecta a Israel): Irán. Y ésta puede ser la motivación más poderosa de todas las existentes, según los informes de los medios israelíes, los cuales, a su vez, parecían tener bastante claro la participación de su gobierno: “[…] varios comentaristas israelíes han visto en este supuesto asalto una advertencia a Irán, ya que el gobierno de Netanyahu ha insinuado que podrían atacar esas instalaciones nucleares periféricas. Los esfuerzos diplomáticos deberían centrarse en que fracasaran”, informa Reuters. “Alex Fishman, un analista sénior de defensa que colabora en el periódico de mayor venta en Israel (Yedioth Ahronoth), se refirió al asalto sudanés como “un entrenamiento con fuego vivo para Irán”.

Puede que pase mucho tiempo hasta que sepamos con toda certeza si los aviones israelíes son los verdaderos responsables de las explosiones en la fábrica Yarmouk. Después de todo, Sudán ha culpado a Israel varias veces a lo largo de los últimos años de incursiones similares en su territorio, aunque de una forma menos pública, si bien nunca han obtenido ni un sí ni un no por parte del hermético gobierno israelí.

Todo lo que sabemos es que en los cafés y en los lugares donde se fuma shisha repartidos por todo Oriente Medio y por el norte de África se culpa una vez más a Israel, y quizá, si que se lo merecen.

Simon Allison

Daily Maverick, Suráfrica, 29 de octubre de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Rocío Murillo.

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