Jóvenes fieles al Islam

La “afirmación musulmana” se generaliza en los jóvenes franceses de 18-25 años nacidos de la inmigración del Magreb, del Sahel y de Turquía, tal como se ve en un estudio sociológico llevado a cabo por el sociólogo Hugues Lagrange y que se publicará en 2013.

Está claro que la situación de la inmigración musulmana en España es muy diferente a la de Francia, ya sea por el número, ya sea por la historia de la misma. Quisiera presentar algunos trazos rápidos de esta encuesta aparecidos, como primicia, en la sección Cultura e Ideas del periódico francés Le Monde (sábado 3 de noviembre 2012). Lo único que pretendo, presentando estos puntos, es sencillamente señalar algunas de las causas que han provocado la reacción de “afirmación” de los jóvenes musulmanes y de las que no estamos al abrigo en España.

“Mientras las prácticas religiosas en las diferentes religiones bajan y el ateísmo se propaga, según los estudios recientes, en ese mismo tiempo, el islam, segunda religión en Francia con 2,1 millones de fieles “declarados” y 800 000 practicantes, ha visto doblar su número. Muchos de ellos son franceses por nacionalidad adquirida y los más practicantes son los más jóvenes.”

El politólogo Gilles Kepel, gran estudioso del fenómeno de los grandes suburbios parisinos y autor del libro “El suburbio de la República”, lo confirma: “En estos suburbios, el gran relato fundador de una Francia moderna según el cual la nación sería siempre capaz de integrar ha mostrado su fracaso. La cólera y el islam se han desarrollado en todas partes donde la República ha fracasado.” Es un punto de vista extremo porque la gran mayoría de estos jóvenes esperan triunfar en Francia, se inscriben en las listas electorales, surfean en Internet y están impregnados en una cultura mundializada. Se integran sin disolverse. Pero hasta aquí los resultados que remontan al 2006.
Para tener una conciencia clara, Hugues Lagranje ha cruzado los últimos grandes estudios y encuestas que se han hecho sobre la práctica del islam.

Estos serían los principales resultados: Constata que: “la afirmación musulmana” se generaliza entre los franceses de 18-25 años que vienen de la inmigración. Respetan en un 90 % las prescripciones alimentarias y el ramadán. La presencia regular a la oración llega al 30 % entre los 21-25 años, mientras que es solo del 20 % entre los 40 años. En lo que se refiere a la “importancia de la educación religiosa”, como también el matrimonio religioso, sigue aumentado entre los 21-25 años y en mayor proporción entre los que han nacido o llegado jóvenes a Francia.

Otras encuestas confirman que cada vez son más los jóvenes que se desmarcan de la práctica religiosa discreta e íntima de sus padres. Desde hace unos diez años, algunos desarrollan comportamientos de vida “hallal”, más estrictos en las costumbres, la sexualidad el comportamiento de las mujeres, la vestimenta de las chicas; algunos incluso, una minoría, defenderán “una ruptura islámica rígida”, sin olvidar un antisemitismo y un antisionismo afirmados.

Estas encuestas han sorprendido. Hasta hace poco, un buen número de defensores de la integración y de la laicidad, de republicanos, predecían que las nuevas generaciones se alejarían del islam. Ahora bien, es lo contrario que se ha producido. Lo cual confirma, según Hugues Lagrange, “el análisis clásico”, según el cual existe una correlación entre desigualdad, fracaso escolar, paro duradero, segregación y la importancia otorgada a la religión: ver son porvenir “terrestre” cerrado refuerza la creencia y el hecho de practicar.

Esta correlación ha sido confirmada por encuestas de sociología llevadas a cabo en 2009 en 28 países, así como en Francia, desde hace 30 años que han podido observar las dificultades y las discriminaciones que son objeto los niños de los inmigrantes.

Pero según el mismo autor, el paro, las desigualdades no bastan para explicar porqué los descendientes de los inmigrantes, a menudo franceses, se manifiestan más religiosos que los inmigrantes de mayor edad. Existen otros factores, especialmente culturales e interculturales. Así, el hecho de sentirse “relegados socialmente” sea muy sensible en las segundas generaciones les aleja de la cultura europea. “Los valores tradicionales y familiares de los países de origen les son más portadores de valores y más perennes, y los jóvenes sienten una exigencia fuerte de afirmar su identidad.” Si no los encuentran en la escuela o en el trabajo, buscan esta identidad en su cultura y en el islam”.