Guerra en el este de la RDC: se impone la ofensiva diplomática

19/10/2012 | Opinión

Tras el apoyo recibido de los países africanos francófonos, la ONU parece dispuesta a ayudar a la RD Congo. Le toca a Kinshasa lograr una adhesión internacional para su causa por medio de una ofensiva diplomática y cortar por lo sano las maniobras de lobbies exteriores que están detrás de la acción de los rebeldes del M23. Han fracasado las distintas reuniones de la Conferencia Internacional de la región de los Grandes Lagos (CIRGL), ya que el liderazgo de la subregión está implicado en la desestabilización del Congo y no es cuestión de ir a buscar la solución a casa del pirómano para apagar el incendio. La timidez del tono de responsables congoleños no está a la altura de la gravedad de la situación. Mientras el informe final de los expertos de la ONU designa con claridad quiénes son los agresores de la RDC, las autoridades congoleñas, ignoramos por qué razones, no se muestran decididas a citar con claridad a Ruanda y Uganda.

Se comprende que Ruanda no haya querido firmar la resolución de la Cumbre de la Francofonía, celebrada en Kinshasa del 12 al 14 de octubre, que hacía un llamamiento expreso para que “el Consejo de Seguridad adopte sanciones selectivas contra todos los responsables de las exacciones cometidas en el este de la RDC”, a la vez que subrayaba la importancia de que “el gobierno congoleño se emplee activamente en la persecución judicial contra todos los autores de crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en el país”.

Justamente después del gran ceremonial de la Francofonía, la ONU ha vuelto a denunciar públicamente la implicación directa de Ruanda y Uganda en la rebelión del M23 (La agencia Reuters ha tenido acceso a este nuevo informe en el que, a pesar de la negaciones de Kigali “Ruanda prosigue su apoyo” e indica que los dirigentes del M23 “reciben directamente órdenes militares” del general ruandés Charles Kayonga, el cual a su vez “actúa bajo instrucciones del ministro de Defensa ruandés James Kabarebe. El informe señala que unidades militares de Ruanda y Uganda han ayudado al M23 a extender su control territorial).

Resulta extraño constatar que Kinshasa mantiene un perfil bajo, fingiendo ignorar la realidad. Es el momento de romper el silencio y de empujar a la comunidad internacional a que actúe para que termine la guerra y proteja a tantos congoleños condenados a huir y a escapar de los agresores. Pero el mundo no se moverá si Kinshasa no se moviliza. Las últimas revelaciones de la ONU muestran un caso evidente de países miembros de la CIRLG, Ruanda y Uganda, que están protagonizando un doble juego con vistas a desmantelar las fronteras de la RDC. El presidente francés, François Hollande, ha reafirmado en Kinshasa que “las fronteras de la RDC son intangibles y deben ser respetadas. Deseo que los francófonos apoyen todos los esfuerzos de la ONU para que siga estando presente en la RDC”.

Tras la serie de denuncias, hay que pasar a la etapa de las sanciones contra los agresores y Kinshasa debe protagonizar una respuesta clara; de otro modo el gobierno congoleño podría ser considerado cómplice o complaciente con la situación derivada de la actuación de Uganda y Ruanda.

(Le Potentiel, Kinshasa, 19/10/2012)

Resumen y traducción: Ramón Arozarena.

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