En Omdurmán, ciudad ubicada frente a Jartum, la capital de Sudán del Norte, encontramos una institución totalmente original, tanto en el África Subsahariana como en el mundo árabe, se trata de la universidad AL-AHFAD
UN SUEÑO DE BABIKIR BADRI
Este sudanés de cultura árabe nació en 1860. Entonces el Sudán era una colonia del Imperio Otomano y el pueblo estaba muy descontento de la administración de las autoridades turco-egipcias.
Aprovechando este estado de animosidad generalizada, surge un carismático reformista islámico, Mohamed Ahmed el Mahdi, que se autoproclamó enviado divino para establecer el reino de Alá sobre la tierra. Viajó por todo el Sudán uniendo a los diversos grupos étnicos contra los funcionarios otomanos.
Realizó la conquista de Jartum y animado por esta victoria, envió su ejército para conquistar Egipto. Babikir Badri se encontraba enrolado entre la tropa. Al ser derrotado por las fuerzas turco-egipcias, más profesionales y con material más moderno. El Badri fue encarcelado durante cinco años por los egipcios. Al ser puesto en libertad, formó una familia, que Alá bendijo con una letanía de niñas…Cuando el Mahdi intentó frenar el avance de las tropas inglesas sobre Ondurmán, que él había convertido en su capital, Babikir se enroló de nuevo en el ejército mahdista en 1898. Sobrevivió a la derrota que las tropas inglesas infligieron a los mahdistas y huyó navegando por el Nilo Azul hasta la ciudad de Rufu’a. Durante su “retiro” comprendió que las sucesivas derrotas del Mahdi se debían a la inferioridad técnica de los sudaneses. Sudán debía modernizarse y comenzar por una revolución en el campo de la educación.
EL BADRI COLABORA CON LOS INGLESES
Venciendo su repugnancia hacia los ocupantes ingleses, Babikir se ofrece a la administración colonial como inspector de educación. Tras una preparación rápida, sólo dos semanas, el nuevo gobierno colonial inglés lo contrata.
Entonces solamente existían en Sudán las escuelas coránicas, las ‘jalwas’ que en África Occidental llaman “medersas o madrasas”, en ellas los niños aprendían el árabe y memorizaban el Corán.
Donde había misiones cristianas, tanto católicas como protestantes, existían escuelas de corte occidental, lo mismo que las escuelas oficiales creadas por el gobierno de la colonia.
El Badri se lamentaba de que el aprendizaje de los principios del Corán no era suficiente para desarrollar al pueblo, ni para promover el progreso hacia la modernidad. Por otro lado, las escuelas del gobierno y las de las misiones no respetaban suficientemente la cultura local. Se confirmó en esta opinión, después de haber inscrito a una de sus hijas en 1902, en una escuela fundada por los cristianos coptos. Babikir estaba convencido de que la educación debía integrar el estudio de las ciencias modernas con la cultura local y además las escuelas debían ser independientes del gobierno, políticamente neutrales.
LAS NIÑAS SUJETOS ACTIVOS DE LA EDUCACIÓN
Otra idea revolucionaria para su tiempo y el contexto socio-religioso en que evolucionaba era que “las niñas debían recibir una educción que les permitiera ser algo más que meras compañeras o “sirvientas” de sus maridos.”
Quizás el ser padre de 13 hijas, además de algunos hijos varones, influyera en esta convicción.
Su nieta, Balghis Badri, actual directora del Instituto de Género, Diversidad, Paz y Derechos Humanos, cuenta que fue en 1904, cuando su abuelo solicitó licencia a las autoridades británicas para iniciar una escuela primaria para niñas. Su solicitud no fue concedida, pues en el departamento de Educación tuvieron miedo de las posibles reacciones populares y del escándalo que su iniciativa podía provocar.
Pero, puntualiza Balghis: “Como mi abuelo era un hombre muy testarudo, volvió a la carga en1906. De nuevo su pedido fue rechazado. Al poco tiempo, el director del departamento de la Educación, sir james Currie, recapacitó sobre la cuestión. Mandó llamar a Babikir y le permitió abrir una escuela primaria para las niñas en Rufu’a. La primera escuela empezó a funcionar en una barraca de adobes con techo de paja en 1907.Las primeras alumnas fueron nueve de sus hijas y ocho niñas de los vecinos.”
En esta escuela Babikir enseñaba todas las materias.
EL REFORMADOR DE LA ENSEÑANZA
Con en visto bueno de los británicos y cierta oposición de los “kalantigui”
Armado de estos conocimientos, su amor por la cultura local no le impedía desafiarla. Su nieta Balghis recuerda que “en sus escuelas, las chicas no debían cubrir su rostro con el típico ‘tub’ sudanés. Un tejido que se enrollaba alrededor del cuerpo, dejando sólo ver los ojos. Las estudiantes debían llevarlo de manera que el rostro quedase completamente al descubierto.”
Babikir Badri murió en 1954, después de escribir sus Memorias, que son un referencial para quienes investigan la historia moderna de Sudán, épocas del mahdi y de la colonización anglo-egipcia.
LA HERENCIA DEL ABUELO BABIKIR
Su hijo Yusif Badri, nacido en 1912 y fallecido en 1995, continuó la obra iniciada por su padre y tuvo la satisfacción de inaugurar al primera Escuela Secundaria Femenina del Sudán.
Posteriormente, en 1966, Yusif lanzó un Colegio universitario para formar a las profesoras sudanesas. Así cumplía el sueño de su padre, que las mujeres sudanesas fueran protagonistas de la educación. En 1995 este colegio se transformó en Universidad, cuyo primer rector es Gasim Badri, nieto de Babikir.
UNA UNIVERSIDAD QUE APUESTA POR EL CAMBIO SOCIAL
Matricularse en Al-Ahfad no es sólo ingresar en un centro académico exclusivo. Cada alumna debe participar junto con las profesoras en el Programa de Extensión Rural. Durante algunas semanas profesoras y alumnas de desplazan en autobuses a ciertas zonas rurales más aisladas, para organizar talleres con las mujeres campesinas. Tratan de los inconvenientes de los matrimonios precoces, del cáncer de mama, de la mutilación genital femenina (MGF), de la salud reproductiva y de la higiene materno-infantil, etc. De este modo, las universitarias toman contacto con la vida real y aprenden en la práctica, cómo ser agentes del cambio social en los ambientes populares.
Este programa comenzó en 1973 y cada curso se realiza en 75 aldeas, gracias a la colaboración de 150 miembros del personal de la universidad, que encuadra a unas 1.200 alumnas. Un papel importante desempeñan unas 120 estudiantes de Medicina, que lanzan campañas de vacunación infantil y atienden a las familias más pobres.
La dimensión social de esta universidad, que se esfuerza por irradiar en su entorno de influencia un cambio social, se manifiesta en la organización de cursillos de ‘liderazgo africano’ para dirigentes de ONG’s, de partidos políticos, de asociaciones y empresas.
También se organizan cada año ciclos de conferencias y talleres sobre paz, diversidad, género, ciudadanía y edificación de la sociedad civil y del Estado.
FACULTADES QUE COMPONEN ESTA UNIVERSIDAD
El campus de Al-Ahfad es un complejo de edificios que albergan las siguientes facultades: Ciencias de la Salud, Sicología y Educación Infantil, Administración, Extensión Rural, Educación y Desarrollo, Medicina y Farmacia.
La perspectiva de género está presente en todas las carreras, pero es sobre todo en el Instituto de Género, Diversidad, Paz y Derechos Humanos donde más se insiste en esta dimensión.
Este instituto organiza másteres como “Género y Desarrollo”, “Género, Multiculturalidad y Movimientos Migratorios”, “Género y Gobernanza” y “Género y Estudios sobre la Paz.”
También este Instituto colabora con otros centros análogos de África, de Europa y América.
CONCLUSIÓN
Es con hombres como Babikir Badri, que se puede llegar a cambiar el mundo del Islam. Hombres pacíficos y obstinados, que no se desaniman ante las dificultades y que saben educar los colaboradores necesarios para continuar su obra. Babikir y sus hijos y nietos están contribuyendo para que Sudán del Norte no sea pasto de una minoría de islamistas retrógrados y fanáticos. ¡Enhorabuena!