El rugby en Sudáfrica, más allá del deporte, por Rafael Muñoz Abad

27/06/2012 | Blog Académico

El rugby en Sudáfrica, más allá del deporte» fue la ponencia que Rafael Muñoz Abad , miembro del Centro de Estudios Africanos de la Universidad de La Laguna y colaborador de Fundación Sur, presentó en el CIEA 8 (8º Congreso Ibérico de Estudios Africanos) celebrado en la Universidad Autónoma de Madrid entre los días 14 al 16 de junio de 2012.

..»En pocos años el rugby en Sudáfrica ha pasado de ser un instrumento de propaganda política que bajo la batuta del Apartheid ensalzaba los valores de una socieda burbuja, pra convertirse en un icono de la igualdad y la libertad de la joven democracia africana. El deporte se ha vuelto popular abandonandoel elitismo de los colegios y universidades blancas para ser una práctica habitual en cualquier institución del país sin importancia del color de la piel»

«…El camino a la convocatoria de Chester Williams como el “primer” hombre negro que vistiese el polo verde y oro de la selecci»Elón sudafricana de rugby o losSpringboks que es como habitualmente se les denominan, tiende a ser enmarcado por la iconografía del cambio político y social que estremeció Sudáfrica en la primera mitad de los años noventa del pasado siglo, como uno de sus mascarones de proa a la hora de abordar el derrumbe del apartheid. El episodio de Williams y su poderosa inercia como emblema del cambio en las graníticas catacumbas de la mentalidad sudafricana cuya lengua materna es el afrikaans, y su complejo crisol social en base a descansar sobre una sociedad tan heterogénea como planificada, suele mostrarse como la síntesis de un cambio que esconde algo más. Catarsis que demanda un análisis de mayor calado y que súplica por un conocer previo en lo relativo a los orígenes de buena parte de la sociedad sudafricana blanca y, el por qué un juego contemporáneo de raíz británica como es el rugby, logró encajar de pleno con los valores de una familia particularmente conservadora y rural..»

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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