Kinshasa y Kigali deben poner fin a la impunidad de los criminales de guerra congoleños

24/05/2012 | Opinión

Al menos dos criminales de guerra congoleños residen en Ruanda sin ser perseguidos por la justicia. Laurent Nkunda, ex jefe del CNDP, en residencia vigilada, no parece ser objeto de persecución judicial desde su detención en enero de 2009. Cuando era oficial de RCD-Goma, luego jefe del CNDP, sus soldados violaron, torturaron, ejecutaron a miles de personas en Kisangani en mayo de 2002, en Bukavu en mayo-junio de 2004 y en Kiwanja en noviembre de 2008, localidades situadas en el este de la RD Congo.

El coronel Jules Mutebusi, antiguo oficial del RCD-Goma, ha desaparecido del paisaje mediático desde finales de 2010, tras establecerse en total libertad en Ruanda. Es, sin embargo, sospechoso de haber cometido crímenes de guerra, concretamente en la ciudad de Bukavu en junio de 2004. Ambos han sido durante un tiempo el brazo armado de Ruanda en el este de la RDC. Han organizado el pillaje de los recursos naturales congoleños en provecho de Ruanda y de algunos militares. Tras las muestras de indignación de la comunidad internacional, fueron destituidos y sustituidos. Sin embargo, a causa de la falta de presión de las autoridades congoleñas e internacionales, las autoridades ruandesas no han sido nunca presionadas o inquietadas.

El sucesor de Laurent Nkunda, Bosco Ntaganda, ex CNDP que se ha convertido en general de las fuerzas armadas congoleñas (FARDC) ha andado como Pedro por su casa tanto en Goma, al este de la RDC, como en Ruanda. Tanto Kinshasa como Kigali le habían dado como misión combatir las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) a la vez que propiciar la integración de los soldados del CNDP en las FARDC. Bosco Ntaganda estaba sin embargo, reclamado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra.

Según un informe del grupo de expertos de la ONU sobre la RDC, de diciembre, de 2011, Ntaganda ha viajado en numerosas ocasiones a Ruanda en 2011, en dos ocasiones en viaje oficial, con el acuerdo de los servicios de inmigración ruandeses. Ha organizado también el tráfico de minerales entre la RDC y Ruanda. Las muy numerosas informaciones contenidas en el informe de los expertos demuestran las actividades criminales del Bosco Ntaganda y la connivencia de las más altas autoridades congoleñas y ruandesas para protegerle. El poder de Kinshasa se ha apoyado en el CNDP para controlar las elecciones en los dos Kivus con ocasión del proceso electoral de 2011. ¿Hay un intercambio de favores y el tácito permiso para que Ntaganda prosiga libremente sus actividades de contrabando?

La revelación de los lazos de unión entre Ntaganda y Ruanda ha colocado en situación embarazosa a las autoridades ruandesas. La condena por crímenes de guerra, el 14 de marzo, del antiguo jefe de Ntaganda, Thomas Lubanga, por parte de la CPR por haber reclutado niños-soldados en 2002-2003 en Ituri, ha empujado de nuevo a la comunidad internacional a pedir la detención y el traslado de Bosco Ntaganda ante el CPI para que sea juzgado por los mismos crímenes.

En este contexto, las autoridades congoleñas y ruandesas se han preguntado si Bosco Ntaganda podía seguir sirviendo a sus intereses respectivos en el este de la RDC. Constatando que los vientos cambiaban, Bosco Ntaganda ha fomentado disturbios en Kivu Norte y, tras violentos combates con las FARDC, se ha refugiado en el parque de los Virunga (volcanes fronterizos entre RDC-Uganda-Ruanda). A la vez, ha surgido un nuevo movimiento desde la matriz CNDP, el M23, dirigido por el coronel Sultani Makenga. ¿No sería éste más que el sustituto de Ntaganda para asegurar la continuidad del control ruandés sobre el este de la RDC?

Parece poco probable que las autoridades ruandesas decidan entregar a Bosco Ntaganda al CPI. Sabe demasiadas cosas; pero dejar que sea atrapado y muerto por el ejército congoleño sería embarazoso… ¿Si las autoridades ruandesas no le protegen, cómo asegurarse que su sucesor les sea fiel?

La comunidad internacional debe velar para que cualquier solución política negociada no se haga en detrimento de la lucha contra la impunidad. Su mensaje debe ser firme. El argumento de que la detención y entrega de Bosco Ntaganda a la CPI perjudicaría la pacificación del este de la RDC no es aceptable. La impunidad de los criminales de guerra, concretamente la de Jules Murebusi y Laurent Nkunda, ha mantenido esta parte del territorio congoleños en la anarquía y concurre a la degradación de la situación. No son la detención y arresto de Natganda los hechos que corren el peligro de agravar una situación ya conflictiva sino la codicia de las riquezas locales. En efecto, el vacío dejado estas últimas semanas por el CNDP en las zonas mineras y en las rutas comerciales del este de la RDC constituye una ocasión para que otras fuerzas (Maï Maï, FDLT…) ocupen el lugar.

Las autoridades congoleñas y ruandesas tienen la responsabilidad de cooperar para poner fin a la impunidad de los principales responsables de de las violaciones de derechos humanos en RDC. Se trata también de dirigir un claro mensaje a los jefes de guerra que se pelean por el control de los recursos naturales de la región: ya no hay impunidad.

(Clément Boursin*, Le Monde 23/05/2012)

* Responsable de los programas Afrique de «Action des chrétiens pour l’abolition de la torture» (ACAT-France)

Traducción de Ramón Arozarena

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