Mujeres de Mauritania luchan por sus derechos , por Paquita Reche, mnsda

17/04/2012 | Bitácora africana

Mauritania es un país del Oeste africano al 100% musulmán y muy tradicional. Sus mujeres tienen muchos derechos por conquistar. Ya están dando pasos para liberarse de de costumbres nocivas para su salud, para que se promulguen leyes que promuevan la igualdad de oportunidades en el terreno familiar, social y político. Ya se anduvo camino, pero todavía queda mucho por hacer.

Mariam Mint Mustapha es y miembro del partido UDP (Unión por la Democracia y el Progreso). Entrevistada sobre la situación de la mujer en Mauritania (1) reclamó una mayor presencia de las mujeres en la política y la necesidad de hacerse oír en un país al 100% musulmán, dominado por los hombres y donde las mujeres son meras espectadoras de la vida política. “La mayor parte de los políticos sólo hablan de las mujeres cuando hay elecciones. Inmediatamente después de que termina la campaña, nos cierran la puerta” decía en la entrevista.

Mariam Mint reclamaba leyes para garantizar iguales oportunidades para prosperar a hombres y mujeres, como poder acceder a créditos para abrir negocios de pequeña escala, que el parlamento presente leyes que eliminen “todas las formas de discriminación y prácticas tradicionales dañinas que afectan los derechos de las niñas y las mujeres”.

También pide que el gobierno provea fondos para proyectos que generen ingresos en los tugurios para que a su tiempo esas personas puedan sostenerse por sí mismas. Ella conoce bien la situación de las personas que viven en esos tugurios, verdaderos guetos. Piensa que si a lo largo de los años ha sido tan difícil convencer a sus habitantes a que se registren y voten, es por que se sienten abandonados por los sucesivos gobiernos que no se han preocupado de que tengan agua potable y electricidad, ni de dar estructuras estables a las muchas escuelas públicas, instaladas en tiendas de campaña. Por esta razón ha preparado en colaboración con algunos funcionarios y líderes comunitarios un documento para el desarrollo y mejora de la vida en esos barrios y propone la provisión de agua por cañería, energía solar, centros de salud y escuelas públicas con estructuras permanentes.

En una palabra, Mariam Mint Mustapha pide justicia e igualdad para todos. La pide especialmente para el sector más desfavorecido: las mujeres. Los indicadores sobre la calidad de vida de las mauritanas muestran que hay mucho para mejorar. Por ejemplo, menos de 50 por ciento de las jóvenes inscriptas en colegios secundarios completan sus estudios, según UNICEF y dos de cada cinco niñas nunca han asistido a la escuela, ni siquiera a nivel primario.

La misma agencia da tasas muy altas mortalidad materna: 1.200 mujeres y jóvenes mueren en Mauritania cada año debido a complicaciones de su embarazo, y otras 24.000 sufren heridas o discapacidades permanentes a causa del parto.

No podemos olvidar que muchos de estos problemas van unidos a una costumbre nefasta como es la ablación. En esta entrevista no se toca explícitamente el tema, pero cuando “habla de prácticas dañinas, sin duda hay una referencia implícita a la MGF (Mutilación Genital Femenina). Lo es por varias razones, como veremos en un próximo artículo. En la solución de este problema, Mauritania está retrasada en relación con otros países de la región. Pero podemos alegrarnos de los pasos que se están dando.

Otra costumbre dañina contra la que se levantan voces de mujeres es la del “leblouh” (engorde obligatorio de niñas), ya que la gordura en la mujer es signo de riqueza, prestigio y belleza. Esta costumbre se da sobre todo en zonas rurales. Esta práctica es una verdadera tortura para las niñas y posteriormente es causa de enfermedades. La influencia occidental había hecho disminuir esta práctica, pero parece que resurgió a partir del golpe de estado de 2008, cuando según Omar Elkeddi (2) la junta militar hizo retroceder muchos avances en la emancipación de la mujer.

Otro problema señalado explícitamente por Mariam, al que se enfrentan las mujeres es la del aumento de divorcios, cuya carga ahora cae sobre ellas. Por eso estima que es importante que reciban una formación que les permita ser independientes y sostenerse por sí solas.

Mariam pide también, con distintas asociaciones de mujeres, que las mujeres estén mejor representadas en el gobierno y en puestos ministeriales. “Es injusto para el 52 por ciento de la población estar escasamente representada”. Una mayor representación de mujeres, no sólo sería más justo, tendría repercusión en el cambio de mentalidades y los consiguientes cambios sociales. “Además de más ministerios, también queremos que las mujeres sean visibles en términos de lugares altos en el gobierno, para que puedan servir como buen argumento para los padres conservadores de que no es una pérdida de tipo enviar a sus hijas a las escuelas”.

Como activista de los derechos de las mujeres, Mariam Mint Mustapha, anima “a las mujeres a que tomen una postura fuerte y unificada que servirá de plataforma común para todas”.

(1) Encuesta realizada por Ebrima Sillah. IPS, 6-4-2012.

(2) Omar Elkeddi, RNW, 14 de octubre 2010.

Autor

  • Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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