Vida y creencias de los Imazighen (I)

13/04/2012 | Crónicas y reportajes

Búsqueda de textos históricos

A título indicativo, no se trata de un trabajo de historiador, se trata de una búsqueda y una composición de textos históricos comentados ampliamente por maestros, las referencias a otras obras serán indicadas ya sea directamente en el texto o al fin del libro. Este trabajo nos permitirá, de la manera más objetiva posible, dar de nuevo a la historia de un pueblo y de su territorio, tan antiguo como prodigioso, toda su identidad y el rango que le corresponde; también es importante el tratar de sacar a este pueblo de la gruta de Platón en la que lo habían encerrado desde hace 647 años hasta ahora. Antes conocíamos muy pocos libros que les conocieran, si no eran erróneos, estaban ocultos. Pero el momento ha llegado, gracias a la tecnología y la libre circulación del saber, hemos hecho grandes descubrimientos de documento a través del mundo.

Señalamos que este trabajo es más una tentativa de comprensión, de análisis y lo más importante como dice Mateo (12.21) de “Redde Caesari quae sunt Caesaris, et quae sunt Dei Deo”.*

La pregunta que nos planteamos al principio de este tercer milenio es la siguiente: ¿qué ha ocurrido en Tamazgha desde el año 647 hasta ahora –tenía una historia antes de esta fecha, quién era este pueblo, cuáles eran sus creencias? Para facilitar el itinerario histórico de nuestro trabajo, daremos al pueblo Amazigh los diferentes nombres que se le han dado en las diferentes épocas, es decir, Bereber, Numidia, Moro, Getulo, Libio, Mauritano. Hay que señalar también las regiones habitadas por los Amazigh. Nombres que no hay que confundir, bien entendido, con la apelación general que fue dada a la palabra bereber, que significa para los griegos “bárbaros” porque no comprendían la lengua, hemos constatado, a través de nuestras múltiples lecturas que el término se emplea para hablar de los Imazighen. Sin embargo, hay que señalar que el término bárbaro designaba después las hordas de mercenarios que ayudaban en tiempos de guerra a los fenicios o a los romanos.

Para que este estudio sea útil, tenemos necesidad de construir un sumario metódico, organizado alrededor de elementos dialécticos, aunque muy a menudo las descripciones por la jerga que utilizan cansan un poco al lector, son sin embargo primordiales para comprender nuestras intenciones, cuyo objetivo es restablecer la autenticidad negada en nombre de una pequeña historia reciente y extravagante: el islam, a pesar de la grandiosa historia de nuestro territorio amazigh.

Vamos a tratar varios capítulos en este orden:

– Situación geográfica:

Orígenes

Periodos prehistóricos

Yacimientos arqueológicos

Relaciones de los bereberes norafricanos con los guanches de las islas Canarias.

Historia de la oralidad en la cuenca mediterránea.

La historia de la Atlántida de Platón

Historia de la escritura

Los bereberes y Egipto

Los bereberes y el África negra

El pueblo del mar.

[del inglés] En una Historia de Civilización Ibérica, el historiador portugués, Oliveira Martins ofrece la hipótesis de que los descendientes del hipotético pueblo Cromañón en el noroeste de Euro-África se llaman a sí mismos con nombres con el sufijo “tani”, como lusitani, Aquitani, Mauritani (A History of Iberian Civilization, Oxford University Press) y se puede añadir Pretanni como el original; o el primer nombre citado de los habitantes de las islas británicas de hoy en día.

¿Cómo era la vida de los bereberes antes de las dominaciones extranjeras?

Las leyes: cánones

Las cinco dominaciones de la Berbería

Una vuelta rápida a la antigüedad

Los fenicios y los romanos

Los vándalos

Los circoncelios

Bizancio

Los árabes

La resistencia de Koceila (de 682 a 686)

Dihya (LA Kahina) reina de los aires

Civilización y creencia bereber

La creencia o supuestamente oriental

La edad de oro de las creencias supuestamente árabes

SITUACIÓN GEOGRÁFICA

Recordemos la superficie de la Berbería antes de cualquier colonización: los bereberes están repartidos en diferentes grupos sobre una extensión de 5 millones de kilómetros cuadrados, desde las islas Canarias hasta Siwa en Egipto, es un grupo de cultura y lengua común.

El Atlas no es como generalmente se supone que es, y como dicen los geógrafos de la antigüedad, un grupo aislado de montañas, sin ramificaciones, al contrario, es un sistema de alturas que se extiende desde el Mediterráneo al Océano, que separa completamente esta parte septentrional de África del resto del continente. El Atlas empieza cerca de los golfos de la gran y la gran y la pequeña Sirte, desde donde va elevándose poco a poco en amplias mesetas hasta Túnez. Al Norte y al Sur, por el lado de las llanuras unidas al Sáhara, va descendiendo en varias cadenas de montañas bajas, pero muy escarpadas. Al Oeste, el Atlas se precipita en Marruecos, hasta el Océano Atlántico y forma, en su descenso, planicies montañosas que comportan en los lados rocas y un gran número de obstáculos que hacen peligrosas las orillas del Mediterráneo, desde Agadir hasta el estrecho de Gibraltar. Pero una circunstancia muy importante y que debe aumentar el interés que ofrecen los primeros estudios de la naturaleza africana, es que esta vasta cadena del Atlas está íntimamente unida al sistema geológico de nuestro continente. Los interesantes trabajos hidrográficos de Smith han demostrado que entre el Cabo Blanco de Bizerta y Sicilia, una sucesión de montañas submarinas, cubiertas por arrecifes, unen el reino de Túnez a Sicilia, mientras que los sondeos realizados en el estrecho de Gibraltar han demostrado que si este canal pudiera pasarse a seco, se verían las cadenas del Atlas unirse estrechamente a las de la península ibérica, de tal manera que está permitido avanzar que, en las edades antehistóricas, Europa y África formaban un solo y único continente.

Para nuestros antepasados, el monte Atlas era un héroe trasformado en piedra, sus robustos miembros se habían convertido en peñones, llevaba sobre él todo el Olimpo con todas sus estrellas sin sucumbir bajo una carga de tal magnitud, su cabeza coronada de un bosque de pinos, estaba siempre rodeada de nubes o bien batida por los vientos y las tempestades, una capa hecha de nieve cubría sus hombros, torrentes rápidos fluían de su barba (según las ideas populares de la geografía antigua, el Atlas era a la vez la columna sobre la cual reposaba el cielo, y el mojón que marcaba el fin del mundo. El Atlas estaba descrito por geógrafos de la antigüedad como un santuario impenetrable lleno de desórdenes, misterios y horrores).

Esta personificación majestuosa y poética de una de las montañas más importantes del mundo antiguo, está en parte justificada por la estrecha base del alto Atlas. Esta cadena, vista de perfil, como lo hace observar M. de Humboldt, aparecía para los antiguos navegantes como una columna aérea aislada, que soportaba la bóveda del cielo. De esta configuración a la tradición mitológica, no había más que un paso. Por eso se ha conservado intacta de generación en generación, hasta ahora. Ningún viajero ni las caravanas más lentas necesitaban más de tres días para pasar de las llanuras del noreste a las del sureste. **

* “Dad al César los que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

** Las trasferencias Culturales: Alexandre von Humbeoldt, explorador de los continentes y el conocimiento. 1827.

Traducido para la Fundación Sur por Inmaculada Estremera, mnsda.

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