Un regalo de lo más cuestionable al presidente de Nigeria por parte de una constructora italiana

4/04/2012 | Opinión

En la reciente inauguración del edificio de una iglesia de 2.500 plazas, en Otuoke, [sur de Nigeria], su pueblo en el estado de Bayelsa, el presidente de Nigeria, Jonathan Goodluck declaró que el edificio le fue donado a él mismo por la compañía constructora italiana asentada en Abuja, Gitto Construzioni Generali Nigeria Limited, GCG. Según el presidente, el director de la constructora italiana Gitto le prometió construir y donar la iglesia a la comunidad de Otuoke, después de que él (el presidente) se quejase del viejo estado de la estructura de su iglesia, que supuestamente ya no beneficia el estatus del pueblo del presidente.

Sea cual sea la motivación para esta benevolencia por parte de Gitto, es verdaderamente preocupante que el presidente pueda justificar abiertamente esta clase de regalos de una compañía privada, cuyas diversas actividades en el país han estado empañadas por las polémicas. Utilizando la autoridad de una posición política, para asegurarse regalos es inaceptable para un presidente, de cualquier lugar del mundo, y el código de conducta para los funcionarios públicos en Nigeria prohíbe expresamente este tipo de actuaciones.

Gitto es una de las mayores constructoras contratadas por el gobierno federal de Nigeria, sin embargo, la forma en que el presidente habló en el servicio de acción de gracias de la iglesia, daba la impresión de que en realidad él solicitó el edificio, ya que dijo abiertamente que expresó abiertamente sus preocupaciones para que las oyese la dirección de la compañía y ésta, parece que recibió el mensaje. Por supuesto, se argumento que no es más que una iglesia, pero Gitto no es conocida precisamente por ser una organización misionera; es una firma de construcción que compite por contratos en Nigeria y los obtiene. Contra el telón de fondo de que la constructora tiene un historial de actuaciones que deja mucho que desear, es más obvio que el presidente se equivocó al aceptar este regalo cuestionable, y peor aún, que intentase justificarlo.

Señalamos particularmente que la corrupción prospera con fuerza en Nigeria hoy, porque los funcionarios públicos no saben cómo ni dónde trazar la línea. Por tanto, no es una sorpresa que algunos de estos constructores extranjeros hagan cosas que no se atreven a hacer en sus países de origen. Gitto, seguro, no es Santa Claus; es una compañía con ánimo de lucro, responsable ante sus accionistas. Por lo tanto, cuando la compañía gasta millones de dólares en un “regalo”, su dirección espera que le sea devuelto, así que es fácil comprender por qué los costes de los contratos de construcción en Nigeria son los más altos del mundo.

Recordamos en particular que el contrato de 58.600 millones de nairas, para la construcción del segundo puente sobre el río Níger, fue adjudicado al grupo Gitto, de una forma que recientemente ha provocado que un grupo de la Asamblea Nacional haya solicitado al presidente que lo revise. También hay protestas contra Gitto por parte de los accionistas de Akwa Ibom, por la forma en que está llevando a cabo la obra de la sección Eket/Oron, del proyecto de la carretera entre este y oeste del país, mientras que la carretera entre Bodo y Bonny, en Bayelsa, proyecto que se adjudicó a la compañía en 2003, está hoy abandonada.

Las polémicas precedentes que persiguen a la compañía que acaba de donar una iglesia al pueblo del presidente, han sido puestas de manifiesto para respaldar el hecho de que el presidente no anda con buenas compañías, con Gitto. La compañía italiana no puede encubrir su incompetencia construyendo iglesias. Y es totalmente inapropiado para el presidente Jonathan haber aceptado el regalo envenenado y proceda a hacer un espectáculo de luces en torno al mismo.

ThisDay Editorial

(Sahara Reporters, Nigeria, 01-04-12)

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