En Senegal, la democracia 3.0

30/03/2012 | Crónicas y reportajes

Los senegaleses, tras meses de incertidumbre y tensiones, han elegido el cuarto presidente de su reciente historia. Se trata de Macky Sall, que ha obtenido el 65,8 % de los votos, en la segunda vuelta electoral celebrada el 25 de marzo. Una victoria incontestable frente al presidente saliente, Abdoulaye Wade, que alcanzó el poder en el año 2000 y deseaba un tercer mandato. Su pretensión ha sido totalmente rechazada por la mayoría de los senegaleses. La omnipresencia de su hijo Karim Wade en la gestión de los asuntos de Estado, las impunes malversaciones de su entorno, además de la subida del precio de los alimentos básicos, el paro galopante, han sido elementos fundamentales de la derrota clara de Wade.

¿El “N’diguël”, el fin de un mito?

Senegal es un país en el que conviven 94% de musulmanes, 5% de cristianos y 1% de animistas. En periodo electoral, los candidatos solicitan el apoyo de los jefes religiosos para que éstos lancen consignas de voto. Es el llamado “N’diguël”. Las elecciones del 25 de marzo demuestran que el nuevo ciudadano senegalés, concretamente el joven, ya no es sensible a este tipo de recomendaciones, que solían ir acompañadas de promesa de ventajas. La derrota de Wade, a pesar del apoyo que recibía de líderes religiosos, prueba que el “n´diguël” ya no funciona y que en la cabina electoral los miembros de las cofradías religiosas son ciudadanos no-influenciables.

El plebiscito de Macky Sall

El antiguo primer ministro Macky Sall es el gran vencedor. Tras un recorrido político de la mano de Wade (ministro, diputado, primer ministro, presidente de la Asamblea), se sitúa ahora en la cima del Estado. El 65% de los apoyos significa un auténtico plebiscito, una victoria clara que Wade tuvo que reconocer incluso antes de que los resultados fueran oficiales. Macky Sall ha recibido el apoyo del conjunto de los 12 candidatos a presidente que se presentaron en la primera vuelta, de la juventud senegalesa y de los partidos de la oposición. Siendo presidente de la Asamblea, cometió la imprudencia de pedir explicaciones al hijo de Wade, Karim, sobre el uso de los fondos de la Agencia nacional para la organización de la conferencia islámica. Como consecuencia tuvo que hacer su travesía del desierto; fundó el partido Alianza por la República (APR) y 5 años después se ha convertido en el cuarto presidente de Senegal.

La tarea que le espera al Presidente Macky Sall

El nuevo presidente deberá responder a las urgencias de un electorado cada vez más exigente y consciente de sus derechos y deberes. Sus numerosos compromisos electorales (restauración de los valores republicanos, buen gobierno, lucha contra la impunidad, instauración de un sistema educativo de calidad, la reducción del coste de la vida –la vida en Dakar es tan cara como en París-, la disminución del tren de vida del Estado, el acceso a la salud) deberán traducirse en actos concretos. Si no aborda con decisión estos asuntos, se verá desautorizado muy pronto por unas bases bastante heteróclitas, que le han apoyado. La recomposición de la clase política puede estabilizar un tanto el clima político, pero pueden surgir fricciones a la hora de la distribución de responsabilidades en la coalición (UNIS) que ha llevado a Sall al poder.

La segunda generación política senegalesa es la que llevó a Wade al poder y la tercera generación es la que lo ha echado con el concurso de los media y de las redes sociales. La nueva ciudadanía del Senegal ve reforzada su madurez política por medio de la aportación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Los nuevos medios de comunicación, a través de las redes sociales y la prensa online han tenido una función importante en esta 3ª alternancia democrática en Senegal y la cifra simbólica 3 ha estado presente en esta elección. Sall es el tercer presidente después del padre de la independencia, Léopold Sedar Senghor, y ha impedido el tercer mandato de Wade; ha sido llevado al poder por el impulso ciudadano de 3 componentes: movimientos juveniles, movimientos ciudadanos y colación de partidos. El nuevo poder deberá tener en cuenta y arreglárselas ante un nuevo tipo de electores senegaleses: un ciudadano que le pedirá cuentas, que reclamará sus derechos (a una alimentación sana, a la educación, a la salud, al trabajo). Exigencias que sin duda colocarán Senegal en una “tercera república”. Una nueva era democrática, la promovida por Macky Sall, alejada de fraudes electorales, ¿Quién decía que la democracia no estaba hecha para África?

Fuente: (Huffingtonpost.fr 29/03/2012)

Resumen y traducción de Ramón Arozarena.

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