Sabiduria africana: Antepasados (II), por Paquita Reche mnsda

28/03/2012 | Bitácora africana

Culto de los antepasados y máscaras

La tradición de las máscaras, unida al culto de los antepasados, es propia de los pueblos de la sabana africana. En el área cultural de la religión del Do -antepasado fundador de la étnia madaré o bobo-fing de África Occidental, las máscaras son símbolo del antepasado fundador y soporte material de los espíritus y de los antepasados. En los ritos funerarios, las máscaras tienen como función proteger y captar las fuerzas vitales que se escapan del difunto para que no perjudiquen a nadie y puedan ser redistribuidas a la comunidad. No podemos olvidar que todas las máscaras no tienen la misma importancia ni la misma función. Pueden servir también para animar fiestas y ligadas a los ritos de iniciación pueden tener un papel educativo.
“Las máscaras son signo de unidad alrededor de una concepción precisa del mundo, de la naturaleza y de la vida social”, dice Anselmo T. Sanón, Obispo de Bobo-Dioulasso. Cada máscara representa algo o a alguien, también pueden representar un acontecimiento importante. Su portador debe estar recubierto de fibras o de tela, de forma que no se le pueda reconocer. Su identidad es un secreto que nadie debe conocer sino los que han sido iniciados a ellas. El espíritu de la mascara protege al que la porta. Las máscaras comunican mensajes gestuales y verbales, con una lengua que les es propia, que sólo conocen los iniciados.
Lo más importante de la máscara es la cabeza, generalmente tallada con arte, para indicar lo que representa. Presentes en la vida social, las máscaras son guardianas del orden y en las grandes celebraciones y fiestas, tienen como misión unir y divertir. La tradición de las máscaras reviste en los poblados madaré un simbolismo y una dramatización especial. Las danzas de máscaras son allí muy importantes, porque como bien dice Anselmo T. Sanón: “Las máscaras en acción crean en la comunidad una relación profunda y difícil de expresar… una extraña felicidad en la que la colectividad se reconoce y se identifica”.

Las danzas de máscaras

Tuve la suerte de poder asistir muchas veces en distintos poblados y ocasiones a esas danzas. Las vividas en el poblado de Kokorowe, cuyas gentes me adoptaron desde las primeras visitas, fueron más que un espectáculo, experiencias fuertes que no puedo olvidar. ¿Cómo olvidar la solemne y misteriosa “liturgia” que rodea la llegada de las máscaras: el retumbar de los tambores que las hace salir de la selva, rodeadas de los iniciados que conocen el secreto de quienes son los hombres que las portan? ¿La emoción, mezclada de alegría y temor de las jóvenes que les ofrecían el agua de bienvenida a su paso por el bosquecillo sagrado? ¿La música ejecutada por las delegaciones de las distintas clases de iniciación y su entrada solemne encabezada por el jefe de los iniciados y el tambor que convoca? ¿El desfile dando la vuelta al círculo, para saludar y ser bendecidas por los ancianos? ¿Los cantos de alabanza de las mujeres de “griotas” y de herreros y la música que las llama a cada una de las máscaras por su nombre y las hace danzar con ritmos más o menos frenéticos, perfectamente codificados, cuyo sentido escapa al simple espectador? Si es receptivo se termina contagiado por el ambiente que se crea.

Autor

  • Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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